Ya son 41 años los que han transcurrido desde que se detectaron los primeros casos de VIH. Durante todo este tiempo, la sociedad ha creado sus propios mitos y prejuicios alrededor de este virus y de la enfermedad que este es capaz de generar, el sida. En 1987, seis años más tarde del inicio de esta pandemia, la Organización Mundial de la Salud estableció el 1 de diciembre como Día Mundial del Sida para visibilizar a las personas que actualmente conviven tanto con la infección como con la enfermedad y conmemorar el recuerdo de las que no han sobrevivido a esta última, pese a que ya no se considera mortal en los países con una sanidad pública universal, sino que ha vivido un proceso de transformación hacia una dolencia crónica más.

Desde que el VIH se declarase oficialmente como una pandemia de urgencia por sus dimensiones internacionales, distintas organizaciones que inciden tanto en el ámbito médico como en otros aspectos más sociales se han dispuesto a buscar soluciones. En España, algunos ejemplos son SEISIDA y GESIDA, en el plano científico e investigativo, o CESIDA y Trabajando en Positivo, enfocadas a la intervención social y en concreto esta última, especializada en los derechos laborales de las personas que conviven con este tipo de virus.

Más de cuatro décadas después de su descubrimiento, hasta ahora no se ha encontrado una vacuna esterilizante para erradicar el VIH por completo, aunque sí un tratamiento que hace posible que las personas que lo siguen hoy en día lleven una vida normalizada. “Hemos avanzado muchísimo y, desde luego, la infección por VIH hoy en día ya se ha convertido en una enfermedad crónica con buen pronóstico y el tratamiento antirretroviral ha conseguido que las personas infectadas por VIH ya no transmitan la enfermedad por vía sexual y, por lo tanto, indetectable es igual a intransmisible”, explica José Antonio Pérez Molina, presidente de SEISIDA, sobre la situación actual del virus del sida.

Para detallar su funcionamiento, el jefe de la Unidad de VIH y sida del Hospital Clínic de Barcelona, Josep Mallolas, cuenta que este virus en específico “es ‘extraordinariamente inteligente’ porque coloniza y se integra en el núcleo de células tremendamente importantes” de nuestro cuerpo, como las linfocitarias de defensa. De esta manera, el VIH “mata esas células y, en consecuencia, provoca una inmunosupresión que predispone a la persona infectada al desarrollo de graves enfermedades oportunistas, que es lo que conocemos como sida”.

Entre 6 y 9 contagios diarios detectados en España

Por su parte, Pérez Molina, quien trabaja como médico especialista en enfermedades infecciosas en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, asegura que, a pesar de los grandes avances, “todavía queda mucho por hacer” con respecto a la erradicación del VIH: “Hay que seguir concienciando a la sociedad y sobre todo también a los políticos de que esto es una epidemia que no ha desaparecido”. “En el caso de España, tenemos alrededor de 2.500 y 3.000 casos nuevos todos los años”, ha cifrado el experto con estos datos que representan entre 6 y 9 contagios diarios detectados, que no los reales, en nuestro país.

En la misma línea se pronuncia Reyes Velayos, presidenta de CESIDA, organización que aglutina a un gran número de asociaciones del movimiento sobre el VIH y sida en España: “Durante estos 41 años ha habido muchos avances clínicos y sanitarios en el ámbito del VIH. A partir del año 2000, en el que salieron los tratamientos más innovadores, se consiguió que poco a poco el VIH se convirtiera en una enfermedad crónica y no mortal como era al principio de su aparición, pero todavía no tenemos una vacuna ni una cura”.

El preservativo y la PrEP como métodos de prevención

Frente a esta problemática del VIH, los expertos mencionan el popular preservativo como método de prevención, pero también la eficacia de casi un 100%, según estudios científicos, de la profilaxis preexposición, más conocida por sus siglas: “Con la PrEP hemos conseguido que colectivos que tienen un altísimo riesgo de infección tengan una herramienta a su disposición para evitar nuevas infecciones, pero todavía tenemos mucha infección oculta, personas que están infectadas y no lo saben, en torno al 17% en España”. “Esto hace que estas personas puedan transmitir la infección inadvertidamente”, ha evidenciado Pérez Molina.

Según Mallolas, uno de los pasos más destacados para la erradicación del VIH y el sida ha sido “la demostración de que la PrEP hecha con fármacos inyectables, que se administra por vía intramuscular cada tres meses, es más eficaz incluso que la administrada por vía oral”. “Eso para la prevención es un avance muy importante. Los fármacos administrados por vía intramuscular son una nueva forma de administración, un campo que se abre ahora a un futuro en el que seguro que vamos a ver muchos avances”, pronostica el médico del hospital barcelonés sobre este método de prevención.

El armario del VIH

Alrededor del sida, estadio avanzado de esta enfermedad producida a raíz del contacto con el VIH, existen mitos y prejuicios en una sociedad que todavía excluye y discrimina a las personas cuyo estado serológico es positivo en este tipo de virus, un estigma que no se crea con respecto a otros pese a la información y conocimientos divulgados sobre él: “Genera mucho rechazo por ignorancia”. “Encima, hoy en día, con el tratamiento antirretroviral si una persona con VIH está tomándolo y tiene carga vírica indetectable, no puede transmitir nada, con lo cual, no debería haber estigma”, constata el presidente de SEISIDA en referencia a la principal causa del llamado ‘armario’.

Por su parte, tanto Velayos como Mallolas, también miembro de GEISIDA, ofrecen algunos datos sobre la estigmatización de las personas con VIH. “En la ciudad de Barcelona, 1 de cada 80 habitantes tiene VIH, con lo cual, es prácticamente imposible no contactar con alguna persona con VIH”, afirma el segundo, mientras la primera expresa que “el 63% de la población manifiesta que no conoce a ninguna persona con VIH, es decir, hay muchas personas con VIH que siguen siendo invisibles”: “Por esto es por lo que hemos lanzado este año la primera edición del Pride Positivo. Nace con la idea de visibilizar a las personas con VIH y sobre todo luchar por sus derechos para que se dejen de vulnerar”.

En este sentido, Pérez Molina califica el estigma como un “grave problema” que sufren las personas con una infección por VIH, ya que “les hace creer que van a ser despreciadas, desplazadas, no van a poder trabajar, no van a tener acceso a determinados beneficios sociales, las van a discriminar” o, incluso, pueden cometer el error de no realizarse “un diagnóstico si sospechan que pueden estar infectadas”: “Todavía donde hay que trabajar mucho es en la prevención, en la detección precoz de la enfermedad. Seguimos teniendo un 47% de personas que se diagnostican tarde y de esas algo más de la mitad se diagnostican muy tarde, con la enfermedad muy avanzada”.

De hecho, Julio Gómez, responsable de proyectos de Trabajando en Positivo, alega que la exclusión provocada por este estigma llega a tal punto que “hay un Real Decreto del año 1998 que considera no apta a cualquier persona con VIH” para prestar servicios de seguridad privada, aunque se da “la contradicción en estos momentos de que una persona con VIH en España sí que puede ser policía, guardia civil o militar”. “En el ámbito laboral, las personas con el VIH no tienen ninguna obligación de comunicar su estado serológico”, reivindica el experto en derechos laborales de las personas con VIH.

“La visibilización del estado serológico es una decisión muy personal” y, por lo tanto, las personas positivas se plantean “cuál puede ser la respuesta de los diferentes entornos donde pueda visibilizarse”, como explica Gómez en referencia al denominado efecto armario, un fenómeno social causado por el miedo de las personas a declarar su estado serológico positivo en esta clase de virus. El miembro de la asociación de ámbito laboral también señala que “la visibilidad del VIH es un momento continuo y constante”, ya que cada cual decide “hacia qué personas y entornos va a visibilizarse porque todavía hoy puede tener consecuencias”: “Todavía un 19% de las personas encuestadas dicen que sentirían incomodidad al compartir un espacio de trabajo con una persona con el VIH”.

Colectivos que sufren un doble estigma

En relación con los prejuicios negativos que ya sufren algunos grupos de población, Gómez advierte de que “cuando una persona, además de ser VIH positivo, pertenece a otros colectivos -LGTBI, migrantes, trabajadores sexuales...-, los estigmas que están asociados a cada uno de esos colectivos no se suman, se multiplican”. “Es lo que conocemos como interseccionalidades”, informa el experto acerca de las diferentes opresiones que se ejercen contra determinados sectores por su identidad sexual y de género o estatus social, aparte de un estado serológico positivo en VIH.

Sobre este asunto, Pérez Molina denuncia que “se culpabiliza a los pacientes” por su infección de VIH, lo que para él equivaldría al pensamiento erróneo de que “los fumadores fuman para cogerse un cáncer de pulmón”. Frente a esta atribución de la responsabilidad sobre la víctima, el médico especialista en enfermedades infecciosas subraya que “el VIH aprovecha para golpear con el estigma a la comunidad LGTBI”, la cual recibe un doble estigma: el que ya sufre un conviviente del virus y otro más por no ajustarse a una normatividad social que excluye aquellas identidades que no coinciden con la cisheterosexual.

Ambos expertos comparten este argumento de la estigmatización múltiple y, en concreto, Gómez observa que “entre el colectivo LGTBI hay una mayor concienciación para realizarse la prueba y también se demuestra con una menor proporción de diagnósticos tardíos, es mayor en personas heterosexuales, pero también hay que seguir trabajando” en el problema de que “el colectivo LGTBI esté muy representado entre los nuevos diagnósticos”. “Todavía estamos por encima del 50% de diagnósticos tardíos en España y muchos de ellos son en mujeres heterosexuales porque piensan que no son un grupo que estén en riesgo de contraer el virus”, expone Velayos, presidenta de CESIDA, para alertar sobre los efectos negativos de los estigmas contra unos determinados grupos de población, ya que lleva a otros a pensar equivocadamente que no podrían verse afectados.

VIH, “controlado”, pero “sigue entre nosotros” con “mucho camino todavía por delante”

Como conclusión, los expertos han coincidido en la visión de un panorama positivo frente a la incidencia de una pandemia mundial como la del VIH y sida con más de cuatro décadas de existencia. En referencia a España, ya que no se puede decir lo mismo de otros países, el jefe de la Unidad de VIH y sida del Hospital Clínic de Barcelona, Josep Mallolas, celebra lo conseguido hasta el momento: “Después de muchísimos esfuerzos e inversión, si no hemos curado el virus del sida, sí que lo tenemos controlado”.

Por su lado, el responsable de proyectos de Trabajando en Positivo, Julio Gómez, también menciona un avance con respecto a la situación pasada del VIH, no sin dejar de indicar el problema social que sigue suponiendo: “Mejoramos, pero todavía sigue siendo importante el estigma y la discriminación asociados al VIH”. Reyes Velayos, presidenta de CESIDA, dice ser “optimista” con respecto al futuro de esta clase de virus, aunque también exhibe su convencimiento en denunciar que “España es el único país de Europa donde no existe la especialidad de enfermedades infecciosas” en Medicina.

En cambio, el presidente de SEISIDA, José Antonio Pérez Molina, se muestra más prudente, pero igualmente pone de relieve el aplacamiento de los efectos negativos del VIH: “El VIH ya no es lo que era, aunque queda mucho camino todavía por delante. A efectos de calidad de vida, supervivencia, mortalidad tan terrible, enfermedades oportunistas… No tiene nada que ver”. “El VIH no ha desaparecido. Hay gente que le preguntas y te dice ‘¿pero eso ya no se curó?’, ‘¿ahora no se cura?’, ‘¿eso no ha desaparecido?’. Piensan que ya prácticamente no existía, no circulaba o era un problema del pasado”, prosigue con su discurso el médico especialista en enfermedades infecciosas para avisar de que el virus aún continúa representando una pandemia mundial de graves estragos, sobre todo en países menos desarrollados, por lo que concluye: “Ya no es lo que era, pero sigue entre nosotros”.