El rey emérito no lo ha dudado. Tras haber ganado la competición de regatas que se celebraba este fin de semana, Juan Carlos I ha asegurado que regresará “muchas veces” a Galicia para seguir disfrutando a bordo del Bribón, su estimada embarcación que le ha valido para ganar a su hija, la infanta Elena, en la carrera de navíos.

De hecho, el monarca se ha reafirmado insistentemente en su regreso a la provincia gallega y ha respondido este domingo que volverá “muchas veces, muchas veces” este verano. Así contestaba el exjefe del Estado antes de entrar a las instalaciones deportivas del Real Club Náutico de Sanxenxo.

Tras su entrada, el rey emérito procedió a cenar con los directivos de la entidad y con los regatistas que participaron en la competición de la Ría de Pontevedra. Todo tras el triunfo del emérito en la carrera de regatas a bordo de su Bribón 500 que le valió para ganar la competición por el que se mostró “muy contento”.

Estas son las primeras palabras que el monarca ha señalado ante la prensa tras haber ganado la competición. La última vez que el emérito se pronunció delante de los periodistas fue en su visita del año pasado cuando se desplazó hasta Sansenxo, también para participar en la carrera de regatas. Así, preguntado por sus pagos irregulares en el extranjero, su fortuna oculta y su mudanza hasta Abu Dabi, el monarca respondía con un altivo: “¿Explicaciones de qué?”.

Alerta por la salud del rey emérito

Este jueves, el emérito cogió su primera toma de contacto con su estimado Bribón, ya preparado con su vestimenta acorde para salir con el navío. Pero al emérito no se le vio con su mejor aspecto. En el muelle, el monarca portaba una chaqueta en tonos neutrales, una gorra acorde y unas gafas de sol. Pero parece que la salud del emérito, de 85 años, ha empeorado.

En las primeras imágenes del monarca en este día de preparación de regatas, aparece con un bastón y requiriendo de asistencia para embarcarse al velero. Al contrario que su última aparición, en la que se mostraba mucho más erguido que en esta ocasión. El emérito se mostraba bastante cordial, mientras conversaba con el equipo de la embarcación e incluso se pueden atisbar algunas sonrisas por parte del mismo. Pero a la hora de subirse al navío que le trasladará a su Bribón, tuvo dificultades para elevarse hasta la plataforma.

Corrupción 'Real'

El emérito aterrizaba la semana pasada en Sanxenxo tras los resultados de las elecciones generales. Se trata de la tercera visita que hace el monarca a la Península Ibérica tras trasladar su residencia a la capital de Emiratos Árabes, salpicado por las polémicas de su fortuna oculta en Suiza y sus pagos irregulares en el extranjero.

La revista Forbes calcula que el monarca habría ocultado más de 1.800 millones de euros en paraísos fiscales, aunque se desconoce la cifra exacta que el exjefe del Estado desvió durante su mandato. Por lo visto, no se trata de las primeras cifras millonarias que se desvían por parte de la Casa Real.

El conde de Barcelona y progenitor del monarca Juan Carlos I también dejó en su momento una herencia que consistía en dinero oculto, según publicaba el diario El Mundo. Las riquezas estaban repartidas en varias cuentas en Suiza, Lausana y Ginebra. La cifra de la fortuna ascendía hasta los 728 millones de euros.

Los escándalos de Juan Carlos I

Ahora en sus 84 años, el emérito se ha visto envuelto en varios escándalos por corrupción. Desde el proyecto de AVE a La Meca, pasando por las tarjetas black, la yegua de Victoria Federica, los millones en Jersey, la cacería de cabras salvajes, la cuenta oculta en andorra y la venta de armas.

Como consecuencia, su hijo y el actual rey Felipe VI, anunció que renunciaba a la herencia que “personalmente le pudiera corresponder” de Juan Carlos, al igual que el propio emérito también dejaba de percibir la asignación fijada en los Presupuestos de la Casa del Rey.

En 2020, Juan Carlos I abandona España dirigiéndose a una lujosa vida en Abu Dabi con una villa que dispone de 1.050 metros cuadrados construidos y 4.150 de parcela. La residencia del emérito también contaba con amplios y luminosos salones, zona de billar, futbolín y sala de cine.

La casa está dividida en dos plantas, cuenta con seis dormitorios -todos orientados al mar-, siete cuartos de baño, una gran piscina y zonas verdes por las que se puede mover en coche de golf. El cuarto principal tiene un gran salón y una terraza para acceder directamente a la playa, mientras que los siete baños tienen bañeras de diseño y vistas también al mar.