El rey emérito, Juan Carlos I, ha roto su silencio y ha hablado sin pelos en la lengua con su biografa Laurence Debray, quien ha publicado este jueves en la revista francesa Paris Match su obra Mi rey venido a menos. "Algunos están muy contentos de que me marchara", confiesa el exmonarca. Además, Juan Carlos deja claro que no sabe cuándo volverá a España. Por otra parte, ha declarado que es consciente del porqué de su exilio: "¿Por qué? Porque aquí no molesto a la Corona".

Otro de los temas más interesantes tratados en la conversación es cómo se lleva con su hijo, Felipe VI. El emérito reconoce sin tapujos que la relación está rota por completo y que ni si quiera le felicitó por su 83 cumpleaños el pasado 5 de febrero. Paris Match publica también que el propio Juan Carlos ha cambiado la forma en la que se refiere al actual monarca: "Antes se refería a don Felipe como 'el rey' y ahora habla de 'mi hijo', como una forma de degradarlo".

Por otra parte, Debray ha preguntado a Juan Carlos por qué no defiende su legado: "Las instituciones que dejé deberían ser suficientes. Ellas hablan por sí mismas. Pero es cierto, las instituciones se destruyen más fácilmente que se construyen", ha declarado el emérito.

Nueva vida en una de las islas artificiales de Abu Dabi

La biógrafa también ha narrado cómo vive Juan Carlos tras haber estado en su casa, situada en las islas artificiales Abu Dabi: "Fría y kitsch", declara. La publicación también incluye una serie de fotografías de la vivienda en la que vive y en ella podemos ver a un Juan Carlos bronceado y que porta un pin con la bandera de España: "Viste como un jubilado estadounidense", señala Debray. En el reportaje también se detalla que al emérito le acompañan un matrimonio filipino y cuatro agentes de nacionalidad española que se ocupan de su seguridad. 

Asimismo, Juan Carlos afirma que habla con sus hijas "todos los días" y a veces con doña Sofía, a la que llama "la Reina profesional". Como datos curiosos, Juan Carlos también ha reconocido que echa de menos comer jamón a pesar de que sus amigos le envían con regularidad. Finalmente, el emérito manifiesta que tiene su mente puesta en su patria:  "Bastaría con que me cogiera un avión".