Los míticos puestos que han rodeado durante décadas el Estadio Santiago Bernabéu esperan impacientes al permiso que debe darles la Junta Municipal del Distrito de Chamartín, área dependiente del Ayuntamiento madrileño de José Luis Martínez-Almeida, para regresar a su lugar histórico. Esta es la realidad que se sitúa en la Calle Rafael Salgado de Madrid, vacía de estas tiendas ambulantes pese a la agenda de partidos y confluencia de madridistas que se congregan en las inmediaciones del estadio y que, desde hace meses, no se ven rodeados de estos espacios que dispensaban desde comida y bebida hasta el merchandising de los aficionados.
Y es que la demora radica en la gestión que está realizando el Ejecutivo de Cibeles: aún no se ha recepcionado la calle, es decir, argumentan que aún no está habilitada para el regreso de estos emblemáticos comercios por las obras, pese a que ya finalizaron. El pasado 11 de septiembre, los colectivos implicados plantearon una pregunta a la concejala del Distrito de Chamartín, Yolanda Estrada, en el Pleno de la Junta Municipal, en el que la respuesta fue dar un plazo de 20 días para alcanzar una solución. Por el momento, la espera continúa.
En conversaciones con ElPlural.com, desde la Asociación Provincial de Comerciantes Ambulantes y Ferias de Madrid señalan que en la Calle Rafael Salgado, donde siempre se han ubicado, “hay ahora incluso más espacio que antes”: “Esperamos que la concejala se siente a decirnos qué va a pasar con cerca de 90 familias y demás trabajadores que se dedican a esta actividad”, indican.
“Queremos volver a la calle Rafael Salgado que ya está finalizada y estamos pendientes de que el Ayuntamiento lo recepcione. En el último pleno nos dijo la concejala que en 20 días nos daría una contestación, estamos agotando esa vía. Dependemos del Ayuntamiento para esas autorizaciones, no queremos conflicto y queremos ayudar”, aseguran.
A la espera y con pérdidas económicas
Durante más de 50 años, en las inmediaciones del Santiago Bernabéu, los aficionados y vecinos convivían con estos puestos ambulantes de comida, bebida y merchandising que aminoraban el ambiente festivo de los partidos del Real Madrid, afianzando y engrandeciendo el sentimiento de comunidad durante generaciones. Desde que comenzaron las obras ya años atrás, esta actividad se vio paralizada y relegada al Paseo de la Castellana -donde trabajan con normalidad-, acuciando así la brecha entre comerciantes y clientes de toda la vida.

Fotografía antigua de comerciantes ambulantes en el Estadio Santiago Bernabéu. Imagen cedida.
Debido a que la situación actual está candente en esta zona por las polémicas del ruido y los conciertos que han tenido lugar en el Santiago Bernabéu, así como la reciente decisión de cancelarlos -como mínimo, hasta el próximo mes de abril-, la vuelta de estos comercios parece haberse postergado, pero desde la asociación remarcan que no existe relación con este fenómeno: “Nosotros no somos el conflicto de lo que está pasando en el Santiago Bernabéu, nuestra actividad ha sido histórica, tiene la misma edad que el club, seguimos dando servicio a los espectadores -tanto de frutos secos como de merchandising-. Somos profesionales, aunque se haya cedido ese espacio al Real Madrid sigue habiendo mucho suelo público, nosotros ya estábamos ahí”, subrayan.
De la misma manera, y debido a la demora cada vez más acuciada porque estos comercios regresen a su lugar de origen, desde esta asociación remarcan que el daño económico es, a medida que pasa el tiempo, más doloroso. "Los que sufren pérdidas económicas son estos comerciantes, hay muchos espectadores que no saben dónde buscar este punto de encuentro donde iban con sus abuelos y familiares, están bastante retirados del estadio y, económicamente, venimos sufriendo las pérdidas desde el covid. Sufrimos las obras sin estar en nuestras ubicaciones iniciales, las pérdidas económicas son bastante fuertes, ya lo avisamos”, reiteran en conversaciones con este periódico.
Asimismo, y en voz de los vecinos de la zona del Santiago Bernabéu, no se posicionan en contra con la vuelta de estos puestos históricos debido a la "convivencia durante 50 años" con ellos, incluso los comerciantes, para aminorar posibles daños, se han comprometido a no poner en venta artículos que puedan perjudicar la problemática instalada con los ruidos: "No queremos sumar más a lo que está pasando, queremos seguir trabajando, nada más", añaden.