El que fuera número dos del Comité Técnico de Árbitros (CTA) hasta 2018, José María Enríquez Negreira, desvió a sus cuentas, al menos, 340.368 euros de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a través de presuntas ventas de material de oficina. El excolegiado utilizó su sociedad instrumental, Dasnil 95 S.L., la misma que trabajó con el FC Barcelona con la que cobró cerca de ocho millones de euros durante dos décadas, mientras ostentaba la vicepresidencia del colectivo arbitral, según ha desvelado el diario El Mundo.

Según la citada información, Negreira libró recibos al Comité Técnico de Árbitros y a la propia Federación por venta de “carpetas, libros, bolígrafos, llaveros, pins, banderines o relojes”, entre los años 1999 a 2010. Por estas presuntas transacciones, el exvicepresidente de los árbitros llegó a facturar 148.726 euros sólo durante el ejercicio 2005, cuando Ángel María Villar ostentaba la presidencia del ente federativo hasta ser suspendido por el caso Soule.

El magistrado que instruye la causa Negreira intervino en el registro judicial que se practicó el pasado mes de septiembre en la sede del colectivo arbitral las pruebas de cómo el exárbitro utilizó su posición de privilegio, como segundo de a bordo del fallecido Victoriano Sánchez Arminio, para desvalijar las arcas del ente federativo. Una operación paralela a su colaboración con el FC Barcelona, que también está bajo investigación judicial y que mantiene imputado al excolegiado por presuntos delitos de cohecho y corrupción en el ámbito deportivo.

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Según El Mundo, la documentación judicial constata este desvío de fondos, que tiene su origen en el año 1999 con una facturación simbólica al CTA por conceptos de esta índole, aunque de una cantidad minúscula en comparación: 613,51 euros. No obstante, el montante ascendió con el paso de los ejercicios, pues el excolegiado vio un puntal en esta vía para apropiarse de fondos de la RFEF, donde ocupaba un puesto de responsabilidad y facilitaba el camino al desvío.

Al siguiente ejercicio, Negreira facturó al CTA 23.381 euros, también por conceptos de venta de material de oficina. En 2004 se disparó a los 41.999 euros por venta de artilugios como bolígrafos, pines o llaveros bañados en oro. Si bien en 2005 firmó su año de récord en términos de beneficios, con un montante próximo a los 150.000 euros, en los siguientes cayeron de manera ostensible, hasta expirar la cooperación mercantil en 2010, cuando tan sólo obtuvo 2.442 euros del colectivo arbitral.

Agasajos a cuenta del CTA

El registro judicial culminó con la incautación de informes internos elaborados por el CTA que, a su vez, fueron remitidos a la Dirección de Integridad y Seguridad de la RFEF en años de la presidencia de Luis Rubiales, hoy también investigado por la Justicia. En los documentos se expone que el exvicepresidente cobró, además, por sus funciones como mano derecha de Sánchez Arminio un montante de 38.827 euros a través de “pagos directos, fundamentalmente por asistencia a las concentraciones arbitrales o cursos de promoción de árbitros”.

Entre los archivos confiscados de los registros practicados en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas se encuentra también otro elaborado por el que fuera responsable de Integridad del ente federativo, Miguel García Caba, donde deja constancia de que se interrogó a los empleados del organismo por las presuntas ventas de material de oficina de Negreira, con el objeto de comprobar la veracidad de estos movimientos.

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Por parte del CTA se ha efectuado una respuesta afirmativa al respecto”, precisa en el informe. Asimismo, también especifica que ha interpelado al actual presidente de los árbitros, Luis Medina Cantalejo, por estas operaciones, además de a Antonio Rubinos, Raúl Masso y Benito Cornejo. Concluyó que las ventas del exvicepresidente del colectivo arbitral “no guardaban la más mínima relación directa ni indirecta con el ejercicio de sus funciones en el CTA hasta el mes de mayo de 2018”, las cuales, precisa, “no eran relevantes”. O lo que es lo mismo, no se cuestionó el motivo por el cuál la RFEF compró los artículos de oficina a José María Enríquez Negreira.

Al mismo tiempo, el excolegiado pasó al colectivo “gastos” derivados de las reuniones de trabajo por un valor de 162.632 euros entre 1999 y 2018, cuando dejó la vicepresidencia del CTA. De los justificantes aportados se desprende un sinfín de facturas de restaurantes, entre las que figura una marisquería que tiene su mujer en Barcelona y que, a la postre, servía a Negreira como sede de las reuniones de dirigentes arbitrales, a quienes agasajaba con “menús degustación” para cargarlo a las cuentas de la Federación.

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