Estas navidades no serán tal para las miles de personas que sufren el asedio en Gaza, muchas de ellas niños y niñas para los que unas fechas que deberían mostrarse especiales, se tornan una pesadilla. Save the children es una de las ONG que opera sobre el terreno en el que nació la Navidad desde que el conflicto entre Israel y Hamás se endureció.

En una entrevista tan emotiva como contundente, el Director de cooperación internacional y ayuda humanitaria, de la organización, Vicente Raimundo, cuenta la información que les llega desde la Franja y las zonas colindantes, así como la manera en la que hacen su labor. No escatima en peticiones a los Estados que pueden hacer más para detener esto, y se centra en una iniciativa de la que participan escritores o periodistas de relevancia a través de microrrelatos.

Se trata de Vidas que podrían haber sido, un espacio que se ocupa de historia que buscan ponen voz y rostro a las víctimas de la masacre. Entre los autores se encuentran Luis García Montero, Rosa Montero o Ángeles Caso. "No son un número, sino personas con sueños y costumbres cotidianas", expone Raimundo, quien califica de "tragedia apocalíptica" el escenario actual . Ellos y todos los que ayudan lo tienen claro: No pararán, ni el boli, ni las peticiones, ni la humanidad hasta que lo hagan las balas.

Vaya, por cierto, esta conversación en memoria de Sameh Ewaida, compañero de Save the Children que perdió la vida durante el conflicto.

PREGUNTA (P): Antes de entrar de lleno en el proyecto, ¿de qué maneras/s, en qué línea/s opera ‘Save the children’ en la Franja?

RESPUESTA (R): Junto con nuestras organizaciones socias, hemos ayudado a más de 51.000 personas en Gaza, incluidos más de 26.000 niños. Hemos distribuido alimentos, agua, productos de higiene y kits recreativos a las familias en sus hogares, en los refugios de la ONU y en otros lugares colectivos donde las familias se refugian. También hemos tratado de brindar apoyo psicosocial y emocional a los niños refugiados en Gaza, con los pocos medios que tenemos.

Hemos entregado dinero en efectivo a las familias a través de transferencias de dinero móvil para que puedan comprar los artículos de primera necesidad cuando estén disponibles. Además, hemos proporcionado a UNRWA piezas de repuesto para reparar las instalaciones sanitarias de los refugios. Finalmente, hemos organizado sesiones de concienciación sobre higiene para ayudar a las familias a mantenerse lo más sanas posible y evitar enfermedades.

Todo esto, con el equipo que mantenemos todavía dentro de la Franja, que asciende a 24 personas, después de que las bombas israelíes mataran recientemente a nuestro compañero Sameh Ewaida y a su familia.

Además, gracias a nuestra presencia en otros países de la zona, seguimos operando en Líbano, en Egipto y por supuesto, en Cisjordania.

P: ¿Qué información os llega desde el terreno?

R: Lo que repetimos una y otra vez, porque lo vemos cada día, es que esta es una guerra contra la infancia. Más del 40% de las personas asesinadas en Gaza son niños y niñas.  La magnitud de la tragedia es apocalíptica. La intensidad de la ofensiva del Gobierno de Israel, junto con el asedio, hacen casi imposible proporcionar asistencia humanitaria. Si no se establece inmediatamente un alto el fuego definitivo, el coste será la vida de más niños. La verdad es que se nos acaban las palabras para describir el horror que están viviendo los niños y niñas de Gaza, y ya llevamos más de 7.000. La mayoría de ellos han sido desplazados a la fuerza, apretujados en un minúsculo pedazo de tierra en el que no caben. Los que han sobrevivido hasta ahora se enfrentan a un riesgo inminente de inanición y enfermedades. Nuestros equipos nos hablan de gusanos que se extraen de las heridas y de niños sometidos a amputaciones sin anestesia. Los niños y niñas están soportando y presenciando horrores, mientras el mundo contempla la situación.

Ahora, además, se enfrentan a otra nueva amenaza a medida que llega el frío. Cientos y miles de palestinos tuvieron que huir de sus hogares con poco más que la ropa que llevaban puesta, que no era la más adecuada para los meses de invierno que se avecinaban. La exposición prolongada a temperaturas frías puede debilitar el sistema inmunológico de los niños y niñas, poniéndolos en riesgo de sufrir enfermedades mortales como la neumonía. Si 26 hospitales (de 35) y 52 centros de atención primaria en toda Gaza se han visto obligados a cerrar, ¿cómo se va a atender a todos esos niños que enfermen?

Hay más de un millón cien mil personas resguardadas en 156 refugios de emergencia designados por la UNRWA. El hacinamiento es una preocupación creciente. ¡El refugio más superpoblado ha superado 11 veces su capacidad!

Nuestros equipos nos hablan de gusanos que se extraen de las heridas y de niños sometidos a amputaciones sin anestesia

P: Quiero destacar una frase: “Vidas que podrían haber sido es un intento de que la literatura cubra los huecos que el periodismo no está pudiendo cubrir”. ¿A qué os referís, censura hacia los medios? ¿Intereses detrás de según qué informaciones? ¿El conjunto, un poco, de todo esto y de otros factores…?

R: Nos referimos a que los niños y niñas muertos en Gaza son tantos que básicamente se cuentan al peso, en cientos y miles. Son tantos que no hay crónicas suficientes para todos ellos. Pero no son un número, son personas que tenían sueños y costumbres cotidianas, tareas escolares, cuentos preferidos y pesadillas odiadas. Y sobre todo, tenían mucha vida por delante. Al menos hemos querido imaginar esas vidas que podrían haber sido si hubiéramos conseguido detener esta barbarie.

P: El Plural tuvo la oportunidad de hablar al inicio del conflicto con el número dos de Palestina en España y nos contaba que esos nombres que ahora vosotros proyectáis pocas veces se ponían, especialmente a ese lado de la Franja. Que a todos se nos venían a la cabeza historias de víctimas israelíes -todas igual de condenables, por supuesto- pero que los niños palestinos también tenían su historia, tal y como vosotros reflejáis ahora con este proyecto. ¿Creéis que la balanza entre las partes está desequilibrada, también desde el punto de vista informativo?

R: Es que son muchos miles. Y, además, la narrativa a menudo los trata como un todo, sin individualizarlos, sin reconocerles su ser, su identidad.

P: Ángeles Caso, Aroa Moreno, Luis García Montero, Lina Meruane, Pía Barros, Nuria Tesón, Argemino Barro… ¿quiénes más participarán del proyecto?

R: De momento, esas son las firmas principales, comenzando por Rosa Montero, que fue quien abrió la serie, pero la iniciativa está abierta a cualquier escritor, escritora o periodista. Seguiremos publicando relatos hasta que se produzca el alto el juego.

Acaba de llegar un texto de Rodrigo Rey Rosa, Premio Nacional de Literatura en su país, Guatemala. Y también escribe Borja Monreal, autor de la idea de la que nace este proyecto.

P: Hay que destacar que los relatos que aparecen en ‘Vidas que podrían haber sido’ son imaginarios, pero realistas. Pero habéis conocido historias reales, imagino, sobre todo teniendo en cuenta, como hemos mencionado, que trabajáis sobre el terreno. ¿Cuál es la que más os ha afectado?

R: Pues por ejemplo la de Hanaa*, que es madre de cinco hijos: Hisham*, de 12 años, Basar*, de 10, Said*, de 7, Mariam*, de 2 y Salma*, de 16 años. Conocíamos a esta familia porque habían recibido antes apoyo de Save the Children para un proyecto de viviendas ecológicas.

Cuando llegaron los bombardeos, tuvieron que abandonar su hogar a todo correr. Al principio fueron a casa de la hermana de Hanaa, pero tampoco era segura. Finalmente, acabaron en un refugio con otras miles de personas. Nos han contado las horas de cola que tienen que hacer los niños para ir al baño, y al final, todos han caído enfermos por la contaminación del agua y el hacinamiento. Esta es una historia de los niños que conocemos y siguen vivos, pero cada día nos llegan historias de los que no han conseguido sobrevivir, y casos de mutilaciones horribles.

P: Un niño muere cada diez minutos y dos resultan heridos solo en la Franja. 6.000 bajo las bombas. ¿A qué esperan los líderes internacionales para actuar?

R: Eso nos gustaría saber. Creo que la comunidad internacional no está siendo del todo consciente de que la dimensión de esta tragedia se recordará en los libros de historia a la altura del genocidio de Ruanda. Desde Save the Children seguimos presionando para que se fuerce cuanto antes un alto el fuego definitivo.

Se estudiará en los libros de Historia a la altura del genocidio de Ruanda

P: Los relatos se publicarán hasta que haya un alto al fuego permanente. ¿Cuándo puede ser eso? Sin entrar en política, ¿qué sentís cuando países como EEUU o Reino Unido no apoyan esta decisión?

R: Pues mucho dolor. La falta de acuerdo de la comunidad internacional sobre un alto el fuego está costando miles de vidas. Mientras los Estados miembros han seguido dando prioridad a la política sobre las vidas humanas, cuatro de cada cinco personas en la Franja se han quedado sin hogar, más del 60% de los edificios han resultado dañados, las instalaciones sanitarias se han convertido en campos de batalla y el agua y los suministros de alimentos han sido prácticamente cortados. Ningún niño de Gaza ha ido a la escuela desde el 7 de octubre y no parece que puedan hacerlo pronto.

Si el Consejo de Seguridad de la ONU no puede cumplir su mandato de promover la paz, la seguridad y el respeto de los derechos humanos y el derecho internacional, entonces el sistema está fallando. Con o sin una resolución, la infancia tiene derecho al acceso humanitario y a la protección. Cuando el Consejo pide que se respeten estos derechos e incluso así no sucede nada, entonces el orden global basado en reglas está fallando. Esto es lo que dijo ante la última reunión del Consejo nuestro compañero Jason Lee, director de Save the Children en el Territorio Palestino Ocupado, y lo seguimos suscribiendo más que nunca.

P: Estas fechas son muy señaladas. Sin embargo, hay niños que tampoco van a poder disfrutarlas como se merecen. Se me viene a la cabeza el proyecto del Belén del niño Jesús rodeado de escombros… ¿Creéis que el hecho de que vuestra iniciativa coincida en parte con las navidades puede favorecer que la gente se conciencie más?

R: Ojalá. La cuestión es que tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano, sin escatimar ninguna idea, para revertir la situación. Todo aporta. Se nos hace difícil celebrar nada en medio de todo este horror.

Si la ONU no puede promover la paz, el sistema está fallando

P: No quiero despedir la entrevista sin daros la oportunidad de tener unas palabras para vuestro compañero Sameh Ewaida. Pero con un mensaje positivo, de esperanza, para que lo que ha peleado no haya sido en vano.

R: Sameh tenía 39 años, y era un miembro muy querido de nuestro equipo en Gaza. Era un compañero especialmente alegre, que bailaba en los talleres de equipo y siempre estaba atento para preparar el desayuno y el café para todos.  Trabajaba en Save the Children desde 2019 como personal administrativo. Era padre de cuatro hijos: Mohammad, de 12 años, Heba, de 11, Zeina, de 3, y Zein, de 2. Todos ellos, junto a su esposa Fátima y muchos otros miembros de su extensa familia, murieron tras un ataque aéreo israelí hace apenas una semana.

Esta guerra está siendo la más mortífera registrada con respecto a personal humanitario y de la ONU. Es una mancha en nuestra conciencia colectiva que hayan sido asesinados mientras intentaban ayudar a otros a sobrevivir este brutal conflicto. La pérdida de nuestro colega Sameh y su familia es un escándalo. Seremos implacables y seguiremos exigiendo el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario y la rendición de cuentas de quienes lo violan.

*todos los nombres han sido modificados por motivos de seguridad.

*esta entrevista se realizó días antes del de su publicación, por lo que la cifra de víctimas es superior a las que aparece en el texto.