El futuro de Luis Rubiales está en juego. Su cabeza pende de un fino hilo que la presión mediática, política y social está a punto de cercenar. En la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) maniobran para ganar tiempo y así salvar al soldado Rubiales. En primer lugar, con una Asamblea General Extraordinaria convocada por los presidentes territoriales para respaldar a su jefe máximo. El segundo resorte pasa por el departamento de Integridad y aquí entra en juego su director, Miguel García Caba, el hombre por el que pasa el futuro del máximo responsable del fútbol español, que vive sus horas más bajas desde que aterrizó en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. En sus manos tiene la posible destitución de su jefe tres meses después de asumir el cargo. Un abogado que regresó al organigrama federativo tras caer en el ostracismo interno, pero que recuperó la confianza gracias a la trampa que le tendió al que en tiempos fuera su jefe y, a la postre, enemigo acérrimo de Rubiales; el presidente de LaLiga, Javier Tebas.

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Miguel García Caba, nacido en Madrid en el año 1976, es un abogado con un currículum excelso en el plano deportivo, con estudios en la Sorbona. Con apenas 40 años ya había liderado los servicios jurídicos no sólo de LaLiga, sino también del Real Madrid. Dos instituciones que mantienen una guerra abierta y sin cuartel desde hace años. Tras abandonar la Casa Blanca, este letrado madrileño desembarcó en la Real Federación Española de Fútbol, un organismo no exento de corrupción en aquel entonces, con la llegada de un Luis Rubiales que prometía la transparencia de la que careció la opaca y sombría etapa de Ángel María Villar. Bajo ese lote de promesas de levantar alfombras y renovación, nadie podía imaginar que cinco años después, el órgano rector del fútbol español no sólo está arrinconado por la misma descomposición que entonces, sino que además el futuro de su presidente corre peligro por el beso que plantó a Jenni Hermoso sin consentimiento en Sidney.

La sociedad española ha dictado sentencia en su mayoría. En su conjunto fue testigo de la actitud machista de Luis Rubiales en la ceremonia de entrega del título Mundial conquistado por la Selección femenina. Un hecho histórico para el fútbol español y al mismo tiempo agridulce, pues lo que debía de ser un estado de euforia absoluta quedó diluido entre comportamientos de un jefe con su subordinada propios de tiempos en los que el humo de los puros invadía los despachos. Ahora, el presidente de la RFEF deberá afrontar su destino. No dimitirá, según transmiten desde su círculo de confianza. Tampoco le forzarán a dimitir por más que se haya convocado una Asamblea General Extraordinaria bajo la apariencia de juicio sumarísimo que aporta tal nombre. Todo lo contrario. Un espaldarazo de confianza para el máximo responsable de la Federación.

En mayo de 2023, Rubiales designa a García Caba como director de Integridad sin ningún tipo de publicidad

Con esta maniobra de cierre de filas en torno a Rubiales por parte de los presidentes de las territoriales, salvo la Federación Vasca, que se ha descabalgado del cónclave ante la "gravedad de lo acontecido". Queda por resolver la otra parte de la ecuación. La RFEF abrió diligencias de Integridad para estudiar el comportamiento de su presidente y así ganar tiempo antes de que el Consejo Superior de Deportes (CSD) diese el primer paso ante las tres denuncias que ya pesan sobre la espalda del exfutbolista. He aquí donde entra en juego García Caba, actual director de Integridad del ente federativo y cuyo nombramiento no dejó siquiera registro en la web del organismo. Su designación fue adelantada por el digital deportivo Relevo y nada más se supo de él. Al menos hasta ahora, cuando la posible -aunque a priori improbable- destitución de Rubiales está en sus manos.

De hombre fuerte, al ostracismo

De hecho, García Caba no accede a su cargo actual por un ascenso directo. Más bien, la RFEF le repescó después de haber sido prácticamente expulsado del propio organismo. Aterrizó en 2018 en Las Rozas, pero pasado el tiempo, el abogado cosechaba una degradación tras otra, hasta rozar el umbral de la puerta de la Ciudad del Fútbol y, por ende, quedarse fuera de la cuota de poder interna. En la final de la Europa League que enfrentó en Sevilla a Eintracht de Frankfurt y Glasgow Rangers, desde el entorno de Rubiales ya le hicieron saber que no era bien recibido en las altas esferas. “El presidente no te quiere”, le transmitió un alto cargo, cristalizando en una nueva caída en desgracia que amenazaba con su desaparición completa de la entidad.

Ante la evidente pérdida de influencia en la RFEF, movido quizás por la desesperación, urdió un plan para ganarse de nuevo la confianza de su jefe. Para ello, sólo tenía que convencer al que fue su superior durante varios años, el presidente de La Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas. Él y Rubiales tienen declarada la guerra y qué mejor manera de recurrir a resortes conocidos para obtener más información. En LaLiga, García Caba dejó un muy buen recuerdo, algo que cambiaría después de convocar a una reunión urgente a Tebas. El abogado se mostró predispuesto a “cantar la Traviata” y servir en bandeja la cabeza de Rubiales, aunque al dirigente de la principal competición doméstica le resultó sospechoso. Por ello, Tebas le cerraría la puerta en las narices.

Desde el entorno de Rubiales ya hicieron saber a García Caba que no era bien recibido: “El presidente no te quiere

No obstante, semanas después, el 28 de mayo de 2022, se produjo la reunión. Tebas dio el visto bueno, sin saber que García Caba adoptaría el mote del que aún le cuesta despojarse; García Graba. Poco después del encuentro, OKDiario publicaba un serial de conversaciones del presidente de LaLiga en las que se hablaba de un complot de Tebas para derribar a un Rubiales arrinconado por el escándalo de la Supercopa en Arabia Saudí. Aquí llegó el punto de inflexión para el letrado, que fue readmitido con normalidad en el organigrama de la RFEF hasta llegar a la dirección de Integridad en mayo de 2023, sin ningún tipo de comunicado o anuncio oficial. Asimismo, se vio obligado a admitir que fue él el autor de la grabación, con un micro oculto en un bolígrafo: “Las grabé para protegerme y gracias a Dios que lo hice. De lo contrario, sería imposible desmontar el relato de Javier Tebas y demostrar así su actitud”.

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El escudo de Rubiales

García Caba cobra ahora un papel fundamental en el horizonte de la RFEF. Con Rubiales cuestionado por el mundo del fútbol cuasi al completo -a excepción de los miembros de la Asamblea General que sí asistirán- coleccionando denuncias por acoso sexual tras su beso sin consentimiento a Jenni Hermoso y con el Gobierno, amén del resto de formaciones políticas -salvo Vox-, puede erigirse de nuevo como su salvador. El departamento de Integridad tiene en sus manos la cabeza del presidente federativo.

No dispone de demasiado tiempo para tomar su primera gran decisión en el cargo. De hecho, cuenta con el justo para que se celebre la Asamblea y Rubiales reciba así el respaldo mayoritario de sus componentes. Sin embargo, entre las opciones que podría manejar García Caba figura la aplicación del Código Ético del organismo, aunque este no propone sanciones. También cuenta con la potestad necesaria para sugerir a los diferentes Comités de la RFEF, así como de FIFA por tratarse de un partido de ámbito internacional, que apliquen las medidas que se recogen en la normativa deontológico del organismo rector.

En último término emerge la opción más importante, que no es sino elevar el caso al Consejo Superior de Deportes (CSD) para iniciar los trámites de un expediente disciplinario. De hecho, el secretario de Estado para el Deporte, Víctor Francos, ya anunció que había contactado con García Caba para valorar los potenciales escenarios. ElPlural.com se ha intentado poner en contacto con el abogado para confirmar la comunicación entre las dos organizaciones, aunque a la hora de la publicación de este artículo no se ha recibido respuesta alguna.