El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, estaría en busca del origen de las filtraciones de los Supercopa Files. Para su caza del topo particular, según publica El Confidencial, con quien mantiene abierta una guerra encarnizada, el responsable del ente federativo habría contratado un detective para espiar a un periodista y, así, descubrir a la fuente. Sin embargo, fuentes del entorno de la RFEF niegan esta información a ElPlural.com y aseguran que es otro episodio más de la cruzada del citado medio contra Luis Rubiales.

El caso de la Supercopa y sus derivados ha puesto contra las cuerdas al presidente de la RFEF, que, cercado por el alud informativo iniciado por El Confidencial, habría contratado a una agencia de detectives para localizar el origen del problema. Para ello, vigiló muy de cerca a uno de los subdirectores del diario El Mundo, Esteban Urreiztieta.

A la caza del topo

Las investigaciones, coordinadas con la agencia de detectives Inner Risk, no arrojaron ningún dato de valor para Luis Rubiales, según la información de El Confidencial. No obstante, los ‘espías’ de Rubiales también estrecharon el cerco sobre un antiguo jefe del gabinete del presidente de la RFEF, así como de otro empleado del órgano federativo.

La contratación de Inner Risk se habría cerrado tras la primera semana de goteo informativo sobre los negocios de Rubiales y Gerard Piqué con Arabia Saudí para llevarse la Supercopa al país emiratí. La empresa ofrece servicios de todo tipo, como localizar menores fugados, observación de empleados o labores de contravigilancia. El contrato lo firmó el administrador único de la firma, domiciliada en un chalet de Talamanca del Jarama, Javier Gutiérrez.

Rubiales puso el foco sobre su propio tío, Juan Rubiales López. En 2018, tras una dilatada carrera en los medios de comunicación, se convirtió en su jefe de gabinete. No obstante, tras algunos encontronazos, su sobrino decidió apartarle del cargo y se le trasladó a una subsede de la RFEF en el centro de Madrid. El presidente de la organización tenía sospechas de que su familiar era el foco de las filtraciones, por lo que pidió a los investigadores privados que lo vigilaran durante nueve días.

Un familiar de Rubiales, principal sospechoso

El operativo se puso en marcha a primera hora del 26 de abril y concluyó el viernes 6 de mayo. En ese periodo de tiempo, los investigadores fotografiaron al tío de Rubiales entrando y saliendo de su domicilio, en su puesto de trabajo o paseando a su hijo. El espionaje, sin embargo, quedó en agua de borrajas y no captaron ningún instante suculento que le vinculara con las filtraciones.

Tras poner el foco en una psicóloga a la que Juan Rubiales visitaba con asiduidad, los detectives se centraron en una visita del tío del presidente de la RFEF a un hotel del norte de Madrid. En ese momento, registraron la llegada de un segundo individuo. Se trataba de Gerardo González Otero, un empresario de la cuerda de Javier Tebas, presidente de LaLiga y archienemigo del propio Rubiales.

Los detectives ingresaron en el hotel y grabaron la reunión, pero a los pocos minutos llegó una tercera persona que se unió a la charla. Los investigadores desconocían la identidad de esa tercera persona, pero registraron la matrícula y descubrieron que el titular de la moto era el subdirector de El Mundo Esteban Urreiztieta..

Pese a su condición de periodista, los espías de Rubiales continuaron con sus labores de grabación, adjuntando a estos una batería de fotografías tomadas desde diversos ángulos. El subdirector de El Mundo abandonó el primero el establecimiento, mientras los investigadores le fotografiaban. No obstante, pese a que el objetivo prioritario seguía en la mesa, uno de los equipos persiguió al subdirector de El Mundo para averiguar sus siguientes movimientos y a la espera de que les condujera hasta la fuente.

En los informes de los detectives se registró que el vehículo de la empresa siguió a la moto de Urreiztieta durante cinco kilómetros. Tras 30 minutos de persecución, los detectives observaron que el periodista se detuvo frente a una cafetería para acceder a su interior, mientras continuaban con la grabación. No lograron, sin embargo, identificar a una mujer en la escena, aunque la relacionaron con las filtraciones.

“Una falsedad”

Fuentes del entorno de la RFEF consultadas por ElPlural.com niegan estas informaciones de El Confidencial e incluso las enmarcan en la guerra particular que mantienen con Luis Rubiales. “Es una falsedad más”, insisten desde el círculo presidencial, reprochando la actitud del citado medio para con el máximo mandatario del fútbol español.