Una de las más grandes actrices que ha dado la cultura española, Marisa Paredes, ha fallecido esta mañana a los 78 años de edad. Sorpresivamente, este martes, hemos desayunado con esta muy triste noticia. Una actriz de culto que interpretó papeles de culto tanto en cine como en teatro.
De Agustí de Villaronga a Pedro Almodóvar, del “Estudio 1” a “Tacones lejanos, del premio Nacional de Cinematografía en 1996 a la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2007 y del Goya de Honor en 2018 a la Gran Medalla Vermeil de la Villa de París o el Fotograma de Plata, entre otras muchas distinciones. Lo tuvo todo porque se lo mereció todo y lo fue todo en el mundo del cine y del teatro.
Fiel a sus orígenes, presumió toda su vida de ser “la hija de la portera”. Subió a los escenarios teatrales con tan solo 14 años y fue una grande de la cultura española durante seis décadas.
Marisa fue una mujer comprometida hasta la médula y coherente en todas las etapas de su vida. Nunca se callaba nada y era una voz libre que decía lo que pensaba aunque ello le perjudicara profesionalmente y en las épocas más duras. Ya en 1975, antes de morir Franco, participó en la huelga de actores apoyando las reivindicaciones de sus compañeros en defensa de los derechos laborales.
Para el recuerdo y el orgullo de la cultura, quedará siempre la Gala de la Goya de 2003. Para la historia ha pasado ese evento como la Gala de “No a la Guerra”. Un elenco de artistas y de premiados se unió esa noche al rechazo a la guerra de Irak y a las mentiras de Aznar sobre la existencia de armas de destrucción masiva. En una entrevista en El País, revelaba Marisa como ella se encargó de meter en una caja de zapatos, poco antes del comienzo de la gala, las pegatinas de “No a la Guerra”. Su discurso, un alegato contra la guerra y a favor de la paz, es para enmarcarlo.
Y es que siempre fue combativa por las causas justas y en defensa de la libertad. Leyó manifiestos, cerró con su palabra manifestaciones. En esta última etapa de su vida, su enfrentamiento con VOX, fue claro. Criticó sin pelos en la lengua, los acuerdos entre el PP y la ultraderecha en ayuntamientos y comunidades y las cancelaciones de obras y censura que conllevaba. “¿Pero qué es esto, cómo pueden tener tanto miedo a la libertad, a la cultura?”, dijo en un acto de campaña con Sumar criticando esta alianza derechista.
En 2008 integró muy activamente el movimiento de apoyo para reclamar el voto para el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, “los de la ceja”. También participaría años después, en actos de Sumar. Siempre en la izquierda, siempre en el lado bueno de la historia hasta sus últimos días estando a favor de Palestina contra el holocausto de Israel.
La artista de las 75 películas y decenas de obras de teatro, fue controvertida y valiente siempre. Se recuerda ahora su polémica con Díaz Ayuso cuando en la capilla ardiente de otra grande y amiga, la actriz Concha Velasco instalada en el Teatro de La Latina, al ver a la presidenta madrileña se preguntó “¿Qué hace aquí? ¡Fuera!”.
Marisa Paredes siempre en el lado correcto de la historia. pic.twitter.com/OgFuzDM6iJ
— Jose (@JoseLahozR) April 28, 2024
Destaca uno de sus últimos actos de compromiso político en el que participó el pasado abril. En el acto “Por la decencia democrática”, Marisa, desde la tribuna, avisaba de la “peligrosa” situación que vivía el país y apelaba a salir orgullosamente a la calle porque “no queremos volver atrás”. Se sentía emocionada por ese acto de apoyo a “a democracia… a Pedro y a la democracia”, decía.
Marisa Paredes deja una hija, la actriz María Isasi, fruto de su pasada relación con el director Antonio Isasi Isasmendi. Su pareja actual era Chema Prado ex director de la Filmoteca Nacional.
Como recuerdo dejamos un párrafo de su gran discurso de la Gala de la Goya de 2003 y su “No a la Guerra”: “No hay que tener miedo a la cultura, al entretenimiento ni a la libertad de expresión, ni mucho menos a la sátira o al humor. Hay que tener miedo a la ignorancia y al dogmatismo. Hay que tener miedo a la guerra”.
Marisa Paredes, grande, grande, grande… descansa en paz.