Nunca un exfutbolista tan poco preparado (merced a su amigo Javier Clemente defendió tantas veces la portería de España) habría soñado llegar tan lejos en un club tan poderoso. Pese a su incompetencia (a las pruebas me remito) sigue como director deportivo del Barça. ¿La última? Tras llevar tres años buscando desesperadamente un par de centrales de categoría, se gasta lo que no está escrito para fichar a un lateral francés de 31 años, que no lo conoce ni su seleccionador, y a un belga, Vermaelen, lesionado en los isquiotibiales y que lleva parado 400 días en las últimas temporadas.

Los ‘culés’ no se lo merecen
Es verdad. ¿Qué pecado han cometido los socios y aficionados barcelonistas para merecer esto? Si pagan religiosamente su carnet o abono, si animan y se dejan la piel cada vez que acuden al Camp Nou, no es de recibo que un descamisado (¡que se lo pregunten al jugador del Athletic Carlos Gurpegui!) les deje en ridículo cada dos por tres. Y encima, aunque duda cada vez que debe ir al servicio, hace y deshace a su antojo todo lo que acontece en materia deportiva en Can Barça y en La Masía.

Lo de los centrales, un cachondeo
¿O no? ¿Es de recibo que el director del FC Barcelona, uno de los clubes más prestigiosos y que genera más ingresos del mundo, se pase cuatro años rastreando el mercado internacional buscando un par de centrales y ahora, tras doctorarse en la materia, fiche a un belga, Vermaelen, lesionado y que se ha pasado 400 días de baja en las últimas temporadas? ¿Y es de recibo que pague al Valencia 20 millones de euros por Mathieu, un lateral reconvertido a central y al que no conoce el seleccionador de Francia? ¿Zubizarreta se ha pasado más de tres años viajando y pasándolo pipa por todo el mundo para fichar estos centrales? ¿Mathieu y Vermaelen, por muy altos que sean, son los sustitutos de Carles Puyol? ¡Por favor!

Los socios del Barça, no son tontos
Y están hartos de que les tomen el pelo. La afición del Barça es una de las aficiones más entendidas de España y puede entender que Joan Laporta, su expresidente, el que ganó con Guardiola todos los títulos posibles (6) en una temporada se tomara siete botellas de Moët & Chandon en 'Luz de Gas' o que se fumará, y a la vez, cinco habanos de
categoría, pero lo que no soporta es que Andoni Zubizarreta les tome permanentemente el pelo.

La culpa, del presidente 'okupa'
Josep María Bartomeu, el actual presidente del Barça (igual dentro de tres semanas está imputado como su amigo Sandro Rosell (expresidente del club) por rubricar esos fantasmagóricos contratos con el padre de Neymar) es el culpable de la nefasta gestión deportiva que en las últimas temporadas ha diseñado Zubizarreta, todavía su director deportivo. ¿O es normal que el Barça se haya gastado este verano algo más de 150 millones de euros para reforzar el equipo y que, a día de hoy, todavía no pueda presentar al VAMPIRO MEJOR PAGADO DEL FÚTBOL MUNDIAL y que su portero y central estrella estén lesionados? Son hechos.

“Zubizarreta, dimisión…”
Es la canción del verano entre los barcelonistas y que se escuchará la próxima semana en el Camp Nou en la disputa del Joan Gamper. “Tiene razón Cruyff. Antes el Barça fichaba a los mejores peloteros del mundo, no el Real Madrid. Ahora, con Andoni Zubizarreta, como se cree que ha inventado esto del fútbol, pagamos un ojo de la cara por medianías y por jugadores lesionados”, comenta a ELPLURAL.COM el presidente de una de las peñas con más solera, prestigio, seguidores y reconocimiento en el universo barcelonista en todo el mundo. Y como mi amigo, opinan miles y miles de ‘culés’ en toda España.

Cruyff siempre tiene razón
Es verdad, aunque en ocasiones sea ventajista, nunca se equivoca: “Nunca un tipo tan mediocre y gris como Andoni Zubizarreta podía soñar llegar tan alto en el FC Barcelona”, asegura a ELPLURAL.COM el entorno de Johan Cruyff. Tiene razón. Ahora, lo que desconoce Cruyff y sus amigos es que por los servicios prestados (y por lo que calla) el presidente Bartomeu piensa renovar (y con sueldo de super-mega-estrella) de por vida a Zubizarreta. Es decir, al Barça y a sus socios les espera una larga y tortuosa travesía en el desierto. ¿O no tengo razón?