España es el cuatro país europeo con más pobreza infantil. A veces resulta difícil creerlo, pero es así. Música por la Paz lo sabe bien y se esfuerza día tras días, a través de sus centros, para tratar de que esto cambie.

 

Música por la Paz es una joven ONG, nacida sólo hace tres años, con la vocación de cambiar la realidad que nos rodea y, dado que su excelente labor está haciendo más amable la vida de los niños y niñas de muchos barrios españoles, parece que poco a poco lo están logrando.

 

La organización tiene ya casi veinte centros distribuidos por todo el país en los cuales, a través de profesores, educadores y voluntarios, acogen cada tarde, de 16.30h a 20.30h, a muchos niños a los que les ayudan a hacer los deberes, les dan la merienda realizan todo tipo de actividades lúdicas y educativas con ellos.

 

Las razones por las que estos pequeños acuden al centro no importan demasiado. Muchos lo hacen porque necesitan refuerzo escolar y sus padres no tienen recursos para pagar clases particulares, otros porque nadie se puede hacer cargo de ellos durante la tarde y otros, simplemente, porque se divierten.

 

Y se divierten mientras aprenden. Porque si algo tienen claro quienes hacen esto posible es que están en la edad de disfrutar, de descubrir y se les tiene que seguir dando esa oportunidad en la medida de lo posible, a pesar de los malos tiempos. Es a través de juegos que les enseñan a desarrollar capacidades para relacionarse, fomentar la inteligencia emocional y la autoestima así como aprenden a trabajar en equipo, respetando a todos y siendo tolerantes con los demás, en un espacio multicultural y enriquecedor.

 

A partir de las 19h, cuando ya todos han terminado sus deberes para el cole, hacen juegos de mesa, manualidades… y algunos días, juegos creativos que potencian su imaginación, les ayudan a conocerse mejor y a desarrollar el campo emocional. También salen de excursión, hacen visitas culturales y conocen su entorno.

 

El trabajo que realiza esta ONG resulta admirable. Pone el foco en algo tan bonito y necesario como es dar a la infancia su papel, evitar que los niños y niñas sean víctimas de exclusión social y puedan crecer felices en un ambiente relajado, tratando de mitigar las presiones que, en muchos casos, sienten sus padres para que tengan una visión optimista del día a día, de lo que son ahora y de lo que quieren ser en el futuro.

 

Pese al discurso de brotes verdes y recuperación económica que llegan desde las esferas políticas, la realidad es que uno de cada tres niños está en riesgo de pobreza, y eso es algo contra lo que hay que intentar luchar.

 

Sería maravilloso construir un mundo en el que estas organizaciones sociales no debiesen existir, pero mientras no sea así, colaborar con ellas, en su trabajo y en su misión, es indispensable para que sigan haciendo su labor y dando a los niños y niñas la infancia que, de verdad, merecen.