El sector aeroespacial en Europa goza de buena salud. A principios de diciembre, el Consejo Ministerial de la Agencia Espacial Europea (ESA) celebrado en Lucerna (Suiza) analizó las implicaciones en el sector y decidió invertir más de 10.000 millones de euros en el próximo lustro.

Las acciones en materia aeroespacial son un hecho. La ESA ha desarrollado proyectos exitosos como el que atañe a la sonda Rosetta y su módulo Philae, que consiguió aterrizar en el cometa 67P/Churymov-Gerasimenko. Por su parte, el plan ExoMars2016 colocó el satélite Trace Gas Orbiter (TGO) en Marte.

Pese a fallos de calado como el del módulo de descenso Shiaparelli, la ESA prevé nuevas misiones de exploración en los próximos cinco años. Una ellas es CHEOPS, con la que se pretenden estudiar exoplanetas. Además, la organización seguirá desarrollando proyectos de monitorización exhaustiva de la Tierra que, entre otras cosas, arrojarán resultados sobre cómo el cambio climático está afectando a nuestra vida en la Tierra.

Que el sector aeroespacial parece contar con un futuro próspero lo indican no solo los proyectos ya en marcha y lo que están próximos, sino también la amplia oferta estudiantil, con grados cada vez más reputados.

Estudiar un Grado en Ingeniería Aeroespacial en Aeronaves es posible en centros como la Universidad Europea de Madrid. El grado en Ingeniería Aeroespacial en Aeronaves es una opción para los amantes del mundo aeroespacial y la alta tecnología. La Universidad Europea propone un método de estudio diferenciado y personalizado, y estudiar grado en Ingeniería Aeroespacial en Aeronaves puede hacerse incluso de forma bilingüe, en inglés y en español.

El sector atrae cada año a estudiantes que aspiran a participar (incluso desde tareas de dirección y gestión) proyectos englobados dentro del diseño y la fabricación de aviones, satélites, cohetes y órbitas, así como sistemas de control.

Invertir en el equipamiento del estudiante esta Navidades

Los contenidos teóricos y prácticos de un plan de estudios como el mencionado no resultan fáciles de digerir. Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reveló en 2012 que el alumnado español tarda una media de nueve años en acabar la Universidad.

Lo anterior quiere decir que un español medio entra en un centro educativo superior con 18 años y sale con 27 con un título básico (sin másteres), aunque uno de cada cinco termina incluso con más de 31 años. Ciertos grados, como las ingenierías, elevan esa media.

De todas formas, el proceso de estudio parece hoy en día facilitado por la llegada de las nuevas tecnologías de comunicación. Una de las armas más potentes y expandidas de aprendizaje la representan las aulas virtuales, donde el alumnado puede ampliar conocimientos, presentar tareas encomendadas por el profesor o mantener la comunicación con él y con sus compañeros (en foros o mediante correo interno, por ejemplo) a través de la pantalla.

Una persona debería tener en cuenta su condición de estudiante a la hora de hacer cualquier inversión. Por ejemplo, en Auriculares-Bluetooth recomiendan los de cancelación, es decir, auriculares con cancelación de ruido para estudiar. Su finalidad es evitar que el sonido exterior penetre en el sistema auditivo, permaneciendo la persona en un alto grado de aislamiento acústico. Los auriculares de cancelación del ruido permiten, pues, mayor concentración.

Menor presencia de mujeres ingenieras

Al hablar de carreras ingenieras o físicas, no hay que perder de vista el difícil camino que tienen por delante las mujeres que se dedican a ellas, que incluso deben afrontar más contratiempos que sus colegas hombres.

Estudios de los que se han hecho eco este año diversos medios de comunicación, como El Español, hablan de que, para empezar, los profesores de física en secundaria evalúan peor a las chicas que a los chicos, por lo general. Significativo es también el hecho de que los artículos académicos escritos por mujeres reciben menos citas que los que firman hombres, incluso aunque ellas publican en revistas de más prestigio.

Son datos que, sin duda, no alientan a que las mujeres este tipo de carreras, en la que su visión y su forma de trabajar es tan necesaria. Se une al famoso techo de cristal, quien afecta en las carreras científico-técnicas.

En los estudios de género, éste hace referencia a que las mujeres tienen limitaciones a la hora de ascender laboralmente. Permanece de forma invisible (de ahí lo de cristal) porque no hay impedimento oficial para que no avancen, pero que se manifiestan de otra forma. Según algunas investigadoras, el sexismo y las tradicionales expectativas vinculadas a ellos más que a ellas tienen mucho que ver.

Documentarse bien para evitarlo es una opción para empezar. La información sobre el embarazo y sobre los derechos que posee la mujer en esta materia deben estar presentes, tanto en ellas como ellos. Existe poca educación sobre los embarazos, no solo desde el punto biológico (todo es nuevo), sino también social. Siguiendo el enlace anterior se puede encontrar información para la embarazada, que es demasiadas veces apartada en los contextos profesionales.

Los colectivos y asociaciones feministas también proporcionan ayuda e información a la mujer.