El juego ha atraído al hombre desde el comienzo de la humanidad. La capacidad lúdica, esa que acompaña al ser humano desde el primer momento, se desarrolla con el pasar del tiempo y con la recepción de los distintos estímulos que el hombre recibe del medio ambiente. El juego es un encuentro social, donde las reglas marcan el ritmo de todos los participantes.

Hoy en día es natural que nuestros hijos tengan contacto con todo tipo de juegos, habiendo ocurrido además un cambio muy importante en este punto en los últimos años, desde la introducción del ordenador en todos los hogares.

La relación del hombre con el juego ha existido siempre, y eso los demuestran los innumerables hallazgos arqueológicos que nos hablan de distintos tipos de juegos creados por diferentes culturas, todos orientados a un mismo fin: entretenimiento y diversión.

El juego es una actividad, y puede ser tanto de tipo competitivo como no; también puede tener un componente educativo, y por supuesto, ser parte del mundo de los juegos de azar. De este tipo de juego, de hecho, se tienen evidencias muy tempranas como la reiterada presencia del hueso astrágalo de diversos animales en numerosas excavaciones arqueológicas. Se trata de un hueso que posee seis caras, muy utilizado por diversas culturas como una especie de precursor del juego moderno de los dados.

El juego se caracteriza por tener ciertas reglas, que todos los participantes deben seguir; los juegos reglados formaban parte de culturas tan antiguas como la de Ur, donde se han encontrado los restos de lo que se considera el juego más antiguo del mundo. El Juego Real de Ur era un juego de mesa, o de tablero, al igual que el famoso juego Senet de los antiguos egipcios o como las piezas encontrada en Irán, en Shar-i Shokhta.

En cuanto a los juegos de apuesta, los antiguos chinos ya los organizaban y casi al modo moderno; hay sendos registros de apuestas que datan del 2300 a.C. y en el año 1450 a.C. también se registraban las primeras apuestas organizadas en Egipto. En este caso, el el público apostaba tanto caballos como en diversos juegos de azar.

En el imperio romano las apuestas estaban a la orden del día y de hecho, el juego de azar fue introducido en nuestro país por los romanos alrededor del tercer siglo después de Cristo. Desde entonces, ha estado siempre presente, tanto en la península como en toda Europa. En Francia comenzó siendo una afición de la nobleza, de la que participaban inicialmente los hombres (en particular, en los juegos de naipes).

En cuanto a las salas de juego propiamente dichas, la palabra casino es de origen italiano (donde se pronuncia casinó) y de hecho la primera casa de apuestas que se conoce data del siglo XVII y se encontraba en Venecia. “Il Ridotto” era un ala del Palazzo Dandolo reservada a la aristocracia de la época, especialmente para ser usada como club de apuestas.

En España, el juego fue prohibido en el año 1923, y así continuó hasta el fin de la dictadura de Francisco Franco. Alrededor del año 1977 se comenzó a discutir tema de la penalización del juego, que fue finalmente despenalizado con el Real Decreto 16/1977. Es desde ese momento que España presenció una apertura incesante de todo tipo de casas de juego, casinos y  negocios de apuestas. Y ciertamente los últimos tiempos y con la llegada de internet a todos los hogares, el auge del juego online es cada día mayor.

Desde el punto de vista legal, se encuentra actualmente en vigor y desde el año 2012 la ley  13/2011 que regula todo lo referido a los juegos online, incluidos los casinos y la distintas salas que ofrecen todo tipo de juegos, descuentos, y bonos, como el 888casino Bono España. Esta ley dio origen a la concesión de licencias, y para los jugadores frecuentes ha sido una ventaja ya que la comodidad de poder jugar desde casa y desde cualquier dispositivo es evidente.

Actualmente es seguro jugar online, ya que las distintas casa ofrecen protecciones estrictas, y posibilitan una amplia gama de juegos que abarcan la ruleta, los tragaperras  y los juegos de naipes, y entre ellos, el poker, el bacará, o el blackjack, juego que en España se conoce desde el siglo XVII y que de hecho es nombrado en las Novelas Ejemplares de don Miguel de Cervantes, puntualmente en el  relato “Rinconcete y Cortadillo”,donde se menciona el juego del  Veintiuno. Es en esencia lo mismo que el juego de blackjack, donde la finalidad del juego es ganarle a la casa con las cartas que puedan llegar lo más cerca posible de sumar 21, pero sin pasarse.