España se ve inmersa en una de las sequías más graves de la historia reciente. ¿O la peor? Esta es una de las muchas preguntas que plantea la falta de agua en concreto y el cambio climático en general. Entretanto, medidas aprobadas en un consejo de ministros extraordinario, la oposición repartiendo culpas con un Feijóo que propone un pacto nacional de agua y PP y Vox jugando a la ruleta rusa con Doñana.

Sobre estas cuestiones y otras relacionadas hablamos con José Esquinas (Ciudad Real, 1945), autor de Rumbo al Ecocidio (Espasa). Con una trayectoria impecable a sus espaldas -Ingeniero agrónomo, humanista, doctor en Genética, máster de Horticultura por la Universidad de California y responsable de acuerdos internacionales desde la FAO, órgano en el que trabajó durante 30 años- en su libro trata en su libro de contestar: “¿Qué está fallando en un sistema agroalimentario que produce el 60 % más de lo necesario para alimentar a la humanidad y donde sin embargo pasan hambre más de 800 millones de personas?”

Durante casi 300 páginas, habla de soluciones como la biodiversidad agrícola (que tiene que ver, por ejemplo, con el tipo de riego a utilizar) o la biodiversidad biológica: “Respecto de lo primero, y que de algún modo guarda relación con Doñana, en época de calor hay una parte importante del agua que se evapora antes de llegar al suelo, por lo que igual hay que recurrir a otro tipo de regadío (…) Sobre lo segundo, el ser humano ha usado entre 7.000 y 10.000 especies distintas para alimentación y agricultura a lo largo de su vida. Hoy no comercializamos más de 150… Es decir, hemos ido perdiendo especies en los últimos siglos. Algunas de ellas venían además de zonas muy secas. A lo mejor hay que pensar en este tipo de cultivo y no mantener especies infrautilizadas”.

Eso es esta entrevista: problemas, soluciones, respuestas a varias preguntas y, por qué no decirlo, preguntas a respuestas que a veces creemos saber; porque si algo falla en el ser humano es su excesivo narcisismo, la prepotencia del que cree que todo lo sabe. Pero con la naturaleza no nos vale, porque una cosa está clara. Ella puede vivir sin nosotros, pero nosotros sin ella, no.

PREGUNTA (P): Sin intención de ser alarmantes, ¿estamos ante la peor sequía de la historia reciente de nuestro país?

RESPUESTA (R): No sé si la peor, pero desde luego es muy seria. El problema no es tanto cómo es de grande esta sequía, sino la tendencia ascendente a que haya fenómenos climáticos extremos con mucha mayor frecuencia que en el pasado.

Estamos batiendo todos los récords desde que se tienen datos y la situación de los acuíferos es muy preocupante. Nos encontramos todavía en el mes de mayo, pero en el conjunto de España los acuíferos están al 50% y en Andalucía por debajo del 25%... En años anteriores se ha llegado a unas reservas del 7% en Sevilla o Córdoba, pero ya muy entrado el verano.

P: ¿Cuáles son los problemas de la sequía en particular y del cambio climático en general a corto, medio y largo plazo? Lo digo porque parece que pese a todos los indicadores no siempre somos conscientes del problema.

R: Ese es justo el problema, valga la redundancia, la falta de conciencia de que estamos en una encrucijada. Hemos tenido la capacidad extraordinaria de juntar ciencia y tecnología de manera que podemos cultivar más en menos tiempo y hacer otras cosas inimaginables, pero al mismo tiempo esto está provocando unos efectos que antes eran a nivel local, pero ahora tienen impacto en todo el planeta.

La globalización con sus cosas buenas y no tan buenas nos ha llevado a ello, y ahora la prueba- error no afecta a una cultura determinada, sino a todo el mundo. Hay que tener claro que la naturaleza no nos pertenece, sino que somos partes de ella. Los africanos tienen un dicho que a mí me gusta mucho: “Tenemos la naturaleza en préstamo de nuestros hijos”.

Sin embargo, estamos usando un bien capital como una renta económica de manera permanente… consumiendo por encima de nuestras posibilidades. Este año estamos ya en números rojos, cuando antes llegábamos a este déficit en octubre, más tarde en agosto… que sigue siendo negativo, ¿eh? Pero es que cada vez adelantamos más la huella ecológica y, aunque no sea la única causa. Hay efectos que estamos viendo ya y otros que podemos apreciar pasado mañana o dentro de 200 años, pero tenemos que actuar ya.

P: ¿Obedece entonces a una problemática estructural? ¿Depende todo del hombre o hay una parte que se nos escapa?

R: Es una mezcla de ambas. Cambios climáticos ha habido siempre, e históricamente han provocado la desaparición de especies (los dinosaurios sin ir más lejos por antiguo que suene), pero el cambio climático actual es el primero provocado por el ser humano.

Sobreexplotación, consumo irresponsable… todo eso depende de nosotros y sí lo podemos controlar. Evidentemente, la naturaleza responde, nos “expulsa”, como si de un virus se tratase, porque ella sí puede prescindir de la especie humana.

El cambio climático actual es el primero provocado por el ser humano

P: Uno de los efectos inmediatos más palpables es el que tiene que ver con las temperaturas. Junio del año pasado se saldó con temperaturas récord y la ola de calor más fuerte y temprana desde que se tienen registros. ¿Llegará un momento en el que no conozcamos estaciones intermedias, que pasemos del verano al invierno sin pasar por la primavera y el otoño?

R: Cabe destacar que las estaciones como las conocemos es algo que responde al calendario. Me refiero, hay partes del globo en los que solo hay periodos secos, de lluvias, etc. Dicho esto, es innegable que hay un proceso de calentamiento global que está elevando al planeta a temperaturas impensables y que se está comiendo parte de lo que llamamos estaciones. Por lo tanto, en palabras simples podemos decir que sí, nos estamos quedando sin primavera y sin verano. Lo del invierno es diferente porque el efecto invernadero no provoca un alargue del mismo, sino que sean menos fríos. En cualquier caso, no dejan de ser fenómenos extremos a los que no los ve fin.

P: ¿Todavía es reversible la situación? Hay expertos que llegados a este punto hablan de sostenerla o retrasarla, más que de corregirla.

R: Hace años se decía que había que frenar los cambios climáticos, después que teníamos que reducir la velocidad a la que se producen, y ahora se habla de adaptación. Yo no estoy de acuerdo, creo que podemos adaptarnos ahora mismo, pero todo esto tiene un límite. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar y de soportar?

Si me preguntas si hay solución… depende de nosotros. Claro que es posible revertir las cosas, lo que ocurre es que cada vez es más difícil y que hay procesos que ya están en un punto de no retorno. ¿Podemos sobrevivir? Absolutamente, pero tenemos que ponernos las pilas ya.

Estamos jugando con fuego aún viendo las consecuencias, como si la tierra fuera el juego de mesa de los palitos y las piezas de madera y nosotros los jugadores. Cada vez estamos quitando más palitos de más sitios distintos, y estamos echando papeletas para que caiga la torre… Con cultivos intensivos permanente, extrayendo de igual modo el agua de los acuíferos… Estamos rompiendo los ciclos naturales de los elementos, lo que a su vez causa que suban los gases invernaderos y se provoque el cambio climático. En fin, es un círculo vicioso que hay que transformar en virtuoso.

Cada vez estamos quitando más palitos de más sitios distintos (…) Estamos echando papeletas para que caiga la torre

P: Hablemos de Doñana. ¿Qué opinión le merecen la ley de regadíos de PP y Vox? ¿Por qué es tan descabellado, incluso saliendo de la evidencia, en términos electorales? Es decir, esto no beneficia a nadie en ningún sentido.

R: Independientemente de los posicionamientos políticos es una irracionalidad. ¿Hay un problema estructural de sequía en España y la idea es poner más tierra en regadíos? Esto es un problema para España, Europa y África; porque además Doñana sirve de inmigración entre España y África a muchas especies, por lo que las consecuencias se dan en ambos continentes.

Eso por no hablar de los conflictos entre agricultores que ya tenían derechos adquiridos (buenos o no) y que ahora los reclaman. Pero bueno, el problema social se puede afrontar, los daños medioambientales no. En cualquier caso, se están concediendo permisos por encima de las posibilidades y las consecuencias las van a sufrir tanto agricultores como consumidores.

Y luego, en términos políticos… No soy experto en el tema, pero hacerlo con una intención electoral me parece de una ridiculez espantosa.

P: Por último, usted que ha participado tantos años en la FAO. ¿Cuál es la labor de la ONU y de España en estos foros? Porque a la gente, no se si por falta de información, a veces no les llega muy bien qué hace la ONU y los países en estos encuentros.

R: La FAO es la primera organización de la ONU que se crea. La ONU nace después de la II Guerra Mundial para “cambiar los cañones por el diálogo” y la función primera de la FAO es ayudar a los países en situación de exclusión; de hambre.

En estos momentos, debido al cambio climático, el desarrollo de los países ha pasado a un segundo plano en tanto en cuanto los territorios tienen en su mayoría unas mínimas capacidades (hablando en términos muy generales) y cuando hace falta las ONG insisten mucho en ellos; aunque la ONU también participe con proyectos muy concretos.

Por el contrario, en estos momentos es el papel dialogante el que asume el liderazgo porque la mayoría de los problemas que tenemos en la actualidad son transnacionales. La pandemia, el cambio climático… son cuestiones que no tienen pasaporte, no entienden de fronteras… Diré más, cuando la responsabilidad mayor recae sobre los países industrializados son los más pobres los que sufren en mayor medida las consecuencias.

Dicho esto, yo siempre reclamo una gobernanza mundial que esté por encima de los intereses individuales. Aquí o nos salvamos todos o caemos juntos, por lo que un sistema de gobernanza como el que tenemos en Europa o en la ONU es fundamental.