Es martes, pasado el mediodía, y en el hotel URSO de Madrid se entremezclan las conversaciones de negocios y de quienes han elegido este lujoso edificio de la capital para disfrutar unos días de desconexión. Pero la que nunca desconecta es Madrid, que esa misma tarde volverá a ser un polvorín en los aledaños de la calle Ferraz, pero también música con el concierto de Aitana en el Wizink Center, y fútbol, con el Atleti-Celtic, con cuyos hinchas nos cruzamos también antes y después de esta entrevista.

Y es que la ciudad que defiende la diosa Cibeles es la de las mil caras, donde nunca faltan noticias y siempre hay historias que contar, desde las más mediáticas como las recién mencionadas hasta las de las que uno mismo es protagonista una vez se quita el mono de trabajo. En este momento, el redactor de estas líneas experimenta un híbrido entre esas dos personas. Ajeno por un momento a la tensión de fuera, respira hondo y, de repente, escucha una voz: “Ahora mismo viene Inma”.

Dicho y hecho, apenas cinco minutos después aparece Inma Cuesta (Valencia, 1980) y te saluda con una simpatía de quien se sabe sencillo, tal y como queda patente a lo largo de toda la conversación. Y es que la grandeza de alguien que en off manda un beso a tu madre y te firma un autógrafo para alguien que se declara su fan trasciende los muros de las pantallas y las tablas.

En lo que respecta a su vida profesional, sobran las presentaciones. Águila Roja, La voz dormida, El desorden que dejas, El Páramo, Todos los nombres de Dios… son solo algunos ejemplos de su trayectoria, que continúa ahora con El favor, dirigida por Juanma Macías y en la que comparte reparto con Sara Sálamo, Diego Martín, Pere Ponce, Gonzalo Castro o Isabel Ordaz.

Pero en las siguientes líneas se abordan muchos temas importantes más allá del largometraje que tienen que ver con la igualdad real entre hombre y mujeres o la importancia (nunca bajo el paraguas de la obligación) de que quienes tienen una determinada posición alcen la voz contra aquello que les parece injusto.

Sinopsis de El favor

Los Gallardo son una familia rica y respetada que veranea en una preciosa masía cuidada hasta el más mínimo detalle por Amparito, la queridísima Tata, que, para los tres hijos de la familia, Teresa, Benja y Aura, ha sido como una segunda madre. Cuando reciben la triste noticia de su muerte, los tres hermanos viajan al pueblo para darle el último adiós y reencontrarse con Tomás, único hijo de la difunta. Lo que no esperaban es que la última voluntad de Amparito fuese ser enterrada en el panteón familiar. Los Gallardo lo tienen claro: ¡ni de broma! Tras negarse a cumplir este favor, reciben el legado de Amparito: unas cartas en las que la familia no encontrará una amable despedida, sino una venganza en forma de trapos sucios y verdades hirientes que harán que todo salte por los aires. ¡La madre que parió a la Tata!

Entrevista a Inma Cuesta

PREGUNTA (P): Tú trayectoria en el mundo de la interpretación es reconocida y reconocible. Sin embargo, nunca se deja de aprender. ¿Qué aprendizaje has extraído de este rodaje y de la película?

RESPUESTA (R): A pesar de ser una comedia, creo que tiene un trasfondo importante con el que todos podemos sentirnos identificados en lo que tiene que ver con la familia, con los roles que nos asignan… Esta cosa a la que tendemos desde pequeños de etiquetarnos: tú eres el ordenado, el otro el desastre, el de más allá el simpático… En la película se aprecia de forma muy clara cuáles son los roles de cada hermano, especialmente en el caso de Teresa, que por el hecho de ser la del medio es la que organiza, la que manda, la que es súper estricta con todo…

Se ve cómo por suerte llega un punto en la vida en el que te planteas qué quieres hacer y quién eres realmente. La película me ha hecho reflexionar sobre ello y sobre cómo nos afectan las relaciones familiares a la hora de relacionarnos con otras personas.

P: Hay muchas derivadas de la familia: cómo a veces pagamos nuestros platos rotos con ésta, cómo en ocasiones se nos “fuerza” a sentir apego por alguien solo porque es un familiar, etc. ¿Qué es o quién es familia para Inma Cuesta?

R: Tengo la sensación de que he sabido relacionarme de una manera bastante saludable con mi familia (hermanos, padres…) aunque hayamos tenido nuestros momentos, como todo el mundo, y de que he sido capaz de ser honesta y decir lo que pensaba realmente en cada instante.

Pero hay una cosa de la que se habla poco: los amigos. Para mí la familia que se elige es casi tan importante como la de sangre. Te salva de muchas.

P: Has sido mamá hace poco por segunda vez. ¿Cómo estás viviendo esta etapa? ¿Qué tal la conciliación, esa gran desconocida a veces?

R: Muy feliz, y devastada por otros lados. Es una montaña rusa de emociones, pero muy contenta. Y el tema de la conciliación es muy complicado. Afortunadamente, yo tengo la suerte de llevármelo a mi trabajo de vez en cuando, pero creo que es algo muy complicado y que necesitas una red que te sostenga.

Pienso que es algo que también hay que preguntar a ellos, porque solo nos lo preguntan a nosotras y al final es algo que nos afecta a todos.

También hay que preguntarles a ellos sobre la conciliación

P: Tienes una relación de amistad muy bonita con Sara Sálamo. ¿Cómo ha sido trabajar con ella y con el resto del elenco?

R: Ha sido un rodaje divertidísimo. Nos conocimos hace tiempo en Todos lo saben e hicimos muy buen equipo. Nos reímos muchísimo juntas y somos peligrosísimas (risas).

Este rodaje ha sido muy agradable, de los más divertidos de mi vida, de hecho hemos tenido que cortar varias veces, y de eso Sara tiene buena parte de culpa.

P: Y la gente, ¿qué se va a encontrar en el cine más allá de risas y el aprendizaje que hemos hablado?

R: Pues básicamente, eso. Primero, precisamente reírse, que falta hace. Y luego, sentirse identificados con situaciones y conflictos familiares que quien más y quien menos todos vivimos porque todos tenemos padres, hermanos, etc.

P: Me he quedado con lo de que normalmente os preguntamos a vosotras por la conciliación, y no a ellos. Y es cierto. ¿Cómo ves la situación actual en el cine respecto de la igualdad? Porque se avanza, pero todavía queda.

R: Se avanza y falta, evidentemente. Para mí falta ver a mujeres más diversas en la pantalla e historias de ellas, que hay pocas. Ahora se va a estrenar Mamacruz, que va en esa línea.

Pero sí echo en falta más historias de mujeres en las que ellas sean el núcleo de la historia, no la madre o la tía de alguien, sino que se cuente su vida, que es igual de interesante en muchas etapas que la de los hombres, y por ende justamente retratable.

P: Hablábamos antes de Sara Sálamo. Ella siempre alza la voz en muchas cuestiones sociales y el elenco de quienes eligen hacerlo es amplio (Javier Bardem, Anabel Alonso, Hugo Silva, Antonio Resines…). Tú sin ir más lejos saliste en defensa de Sara en unos Goya en los que se la criticó por ir sin maquillar. ¿Por qué es importante que todo el mundo ponga pie en pared sobre según qué cuestiones, pero especialmente quienes pueden ser altavoz?

R: Nadie está obligado a nada, eso vaya por delante. Vivimos en un mundo muy polarizado y a veces dar tu opinión es muy arriesgado porque te llueven por todos lados. Como una ciudadana más tengo derecho a responder a las cosas que veo injustas.

Y luego hay muchas maneras de ser reivindicativo, no solo a nivel público, sino en el día a día, para intentar hacer del mundo un lugar algo mejor. A partir de ahí, cada uno es libre de usar sus herramientas como considere.

Como una ciudadana más tengo derecho a responder a las cosas que veo injustas

P: La protesta o la memoria también se desarrollan dentro de la pantalla. Tú lo has personalizado en personajes de La Novia, La voz dormida… El cine propiamente dicho también como escaparate de proyectar ideas, hacer crítica, etc.

R: Nuestro trabajo es contar historias. Y hay historias que tienen una función más de entretenimiento -que es igualmente súper necesario-, otras que te transforman, algunas que sirven de denuncia y otras que obedecen a un hecho histórico o ponen en alza a un escritor o escritora maravillosos… El arte es y debe ser catártico en cualquiera de sus facetas (música, pintura…). Eso es lo que más me gusta de mi trabajo.

P: Thriller, comedia, musicales (en teatro). ¿Dónde te sientes más cómoda de todos los registros que has defendido?

Tengo ganas de hacer un musical en cine. La comodidad en esta profesión está sobrevalorada, no tiene sentido (risas). Me centro en disfrutar de una buena historia, del director, del reparto, independientemente del género… y que ese viaje sirva para aprender. Si el personaje y el rodaje me puede enseñar algo sobre mí en particular o sobre el ser humano en general, me parece lo mejor.

P: ¿Qué te hubiera gustado ser si no hubieras sido actriz?

R: Uf… todavía no sé lo que quiero ser de mayor (risas). Muchas cosas, yo creo, pero casi todas están relacionadas con el arte porque me gusta la música, escribir, dirigir…

De hecho, he montado una productora independiente (Loba Loba), porque tenía ganas de ponerme en el otro lado, trabajar con otros tiempos, y me apetece pararme a pensar qué quiero contar yo.

Todavía no sé lo que quiero ser de mayor

P: Yo que te seguía desde Águila Roja cuando era pequeño y la veía con mi madre, te lo tengo que preguntar. ¿Cómo valoras tu carrera? Sé que es una pregunta que no te gustaba que te hicieran, no sé si ya puedes responderla.

R: ¡Qué bueno lo de tu madre! Es que esa pregunta me la hicieron cuando tenía 30 años y fue como “¿Qué balance quieres que haga?”, pero ahora ya tengo unos cuantos más.

Hay muchos retos que me quedan por cumplir, pero hago un balance muy positivo. Me siento muy afortunada, muy respetada dentro de la profesión y muy querida por el público cuando la gente se acerca a saludarme y decirme que le gusta mi trabajo.