Aura Garrido (Madrid, 1989) podría haber sido médico, antropóloga, bailarina o pianista: "Nunca cierro la puerta a nada, lo que pasa es que a medida que creces las posibilidades se van limitando (...) Tampoco podemos ser inocentes, entra la variable de que te lo puedas permitir. Cuando tienes 18 años el riesgo es muy relativo, pero cuando tienes 40..."

Con Supermán como motivación más directa, finalmente se decantó por la interpretación y, con ella -seguramente sin saberlo- por papeles tan especiales como los que defiende en El Inocente, Un asunto privado, El Cuerpo, Malnazidos o, uno de los más queridos por sus fans: El Ministerio del tiempo. "No podría quedarme con uno", dice a ElPlural.com con una sonrisa y una dulzura que no desaparecerán durante toda la entrevista, no por ello dejan de  demostrar la más absoluta seriedad a la hora de abordar cuestiones como la salud de nuestros mayores, la mental o las decisiones que nos llevaron a lo que somos ahora. 

En Amanece -primer largometraje de Juan Francisco Viruega-  encarna el personaje de Alba, quien vuelve a su pueblo natal, en Almería, del que huyó para escapar de sus miedos. La persona en la que se convierte la actriz madrileña podría ser cualquiera de los que se sienta frente a la pantalla del cine, pues directa o indirectamente y en mayor o menor medida, se va ver reflejado en las reflexiones que plantea la película. Los padres que cuidan de los abuelos, el estudiante que sale de una ciudad pequeña en busca de oportunidades en capitales y, en definitiva, todos porque, no nos engañemos, ¿quién no ha decidido alguna vez escapar en vez de afrontar?. "Llega un momento en el que mi personaje se da cuenta de que arrastra aquello de lo que huye y de que no lo puede solucionar escapando". Amén.

No tan reflexiva es la siguiente entrevista -no es responsabilidad de la entrevistada, desde luego- pero el redactor de estas líneas se dará por satisfecho si remueve aunque sea una conciencia. Y es que a uno, con la edad, también se le van cambiando las ambiciones. No lo llamemos conformismo, llamémoslo tener los pies en el suelo o priorizar. Vida adulta, si lo prefieren.

PREGUNTA (P): Uno de los temas centrales de la película es el cuidado a las personas mayores. Pese a ser ley de vida, siempre se hace duro, sobre todo cuando hablamos de enfermedades degenerativas u otras como el cáncer. ¿Qué consejo o mensaje lanzas a quienes tienen a su cargo a sus padres, abuelos…?

RESPUESTA (R): No sé si tengo capacidad de dar ningún consejo a nadie… Son situaciones muy complejas que, afortunadamente no he vivido, y por eso creo que no tengo la capacidad de dar un consejo o lanzar un mensaje, más que de ánimos.

Lo bonito del cine, el arte en general y la ficción en concreto es que te permite conocer realidades que no son la tuya, que te hacen reflexionar sobre la tuya, y a veces ver realidades que sí que tienen que ver contigo y te hacen reflexionar o, de alguna manera, expresarte a través de esa catarsis. En esta película puede pasar eso, que quien la vea, le quede cerca una situación así o no, te va a hacer pensar sobre la manera en la que nos enfrentamos a determinadas situaciones.

P: También se trata la vuelta al mundo rural. Hay personas que vienen a las capitales y lo añoran muchísimo. Otras que por circunstancias tienen que regresar a su pueblo o una ciudad más pequeña y se les hace difícil… ¿De qué manera se va a sentar representada la gente también frente a eso, en cualquiera de las dos direcciones?

R: Pienso que está pasando algo muy interesante que es generacional: hablar de ese regreso al origen. Y creo que esto está muy presente en mucho cine y literatura reciente. Es un tema constante que considero generacional y eso es interesante, porque si sucede así es porque hay algo en esta generación que le está dando vueltas todo el rato desde diferentes vivencias, lugares…

Tiene sentido hablar de ello ahora, y considero bonito hacerlo desde tantas perspectivas distintas. No es lo mismo hacerlo desde un amor que cómo se cuenta en este filme o en otros. En este caso está representado en mi personaje, Alba, que huyó de su casa y de todo lo que no podía resolver allí; y llega un momento en el que se da cuenta de que lo arrastra y no lo puede solucionar escapando, sino que tiene que enfrentarse de nuevo a ello. Por eso regresa, en gran parte, a todo lo que ha dado la espalda. 

P: En cualquier caso, obedece a una decisión arriesgada. ¿Qué es lo más arriesgado que ha hecho Aura Garrido en su vida profesional?

R: Supongo que decidir dedicarme a esto (risas). Apostarlo todo. También era muy joven, por lo que fue más sencillo. Quiero decir, tenía una edad y unas circunstancias en las que me lo podía permitir.

P: Siempre cuentas en tono simpático que la película Superman fue un poco la que te empujó -o terminó de hacerlo- a ser actriz, pero ¿cuándo se prende en ti esa chispa de querer dedicarte al mundo de la interpretación?

R: Siento que siempre ha estado ahí. No sabría decirte un momento concreto, pero tampoco era lo único a lo que quería dedicarme. Desde muy pequeña soñaba con esto, pero también con otras cosas (…) Probablemente me dediqué a esto precisamente porque me permitía ser también otras cosas.

P: ¿Qué cosas eran esas? ¿las has cerrado ya la puerta?

R: Nunca cierro la puerta a nada, lo que pasa es que a medida que creces las posibilidades se van limitando. Igual no es el momento de ponerse a estudiar medicina (risas).

Yo me planteé de todo. La danza fue mi primer amor de pequeñita -antes que la actuación-, estudié piano durante muchos años, pensé durante mucho tiempo estudiar medicina, empecé antropología, pero no la acabé… Ahora me estoy planteando hacer otras cosas dentro de la industria… No lo sé.

P: Es positivo que la gente tenga presente que nunca es tarde para empezar algo.

R: Sí… pero tampoco podemos ser inocentes. Entra la variable de que te lo puedas permitir. Cuando tienes 18 años el riesgo es muy relativo, pero cuando tienes 40, independientemente de su situación (niños, hipoteca, padres mayores…) el riesgo y el miedo son otros. La situación socioeconómica te afecta de otra manera.

Somos una generación que hemos vivido todo el tiempo en una constante crisis económica, nuestro acceso a la vivienda no es el que tenían otras generaciones, etc. Son decisiones muy complejas que van mucho más allá de atreverte.

A medida que creces, tomar una decisión compleja va mucho más allá de atreverte

P: ¿Dirías que este ha sido el personaje más íntimo de los que has interpretado hasta la fecha, o sería exagerado?

R: No lo sé, pero sí diría que es la película más poética, personal y con un lenguaje tan propio... Eso me interesaba mucho de trabajar con Juanfran (Juan Francisco Viruega). Pero la intimidad se puede vivir de muchas maneras. 

P: ¿Con qué papel te quedas, entonces? Sé que tenías una especie de amor especial a Amelia Folch, de El Ministerio del Tiempo.

R: Uf… No podría quedarme con uno. Es como elegir un hijo…

P: No sé si eres consciente de que de alguna manera estás formando parte de primeras partes -valga la redundancia- de cosas y personas importantes dentro de la profesión. Ahora el primer largometraje que hace Francisco Viruega, anteriormente la primera dirección de Elvira Lindo.

R: Es muy bonito esto, la verdad es que nunca me lo había planteado así, y ahora me da un poco de presión (se ríe). Lo que sí me había planteado es que me gusta mucho estar en primeras películas porque me parecen muy especiales.

Por un lado, porque igual que para mí fueron muy importantes las personas que me ayudaron a hacer mis primeras cosas, creo que es importante convertirse en esas personas. Y, al margen, ya egoístamente las primeras películas me parecen maravillosas porque suelen ser muy bonitas. Es algo que se vive con tanta intensidad y tantas ganas, que alimentarte de alguien que está empezando y de toda su pasión te aporta muchísimo.

P: Tu personaje en ‘Alguien que cuide de mí’ ganó un Goya. ¿Alguna vez has pensado qué se siente al ganar el mayor galardón del cine español?

R: Obviamente es algo que todos nos imaginamos, pero creo que es algo que lo pensaba más de joven y que ahora mi foco o ambición se ha ido trasladando de lugar a otras cosas que tienen más que ver con el tipo de personajes que quiero hacer o las vivencias que quiero tener que con el éxito en un sentido social.

Cuando era joven pensaba más en ganar un Goya. Ahora mi ambición se ha trasladado de lugar

Inciso del entrevistador: Esto que dices también me parece imprescindible, porque cuando alguien empieza algo, sobre todo en los trabajos más vocacionales, llega con una idea preconcebida y una ambición desmedida, entiendo que también fruto de la edad como hablábamos antes. Y a medida que creces las ganas no se van, pero sí considero que se desplazan a otros sitios, tal y como dices. Y está bien que se hable de ello, para evitar frustraciones.

R: Totalmente, es muy bonito esto.

P: Cambiando de tercio, te saliste de redes después de sufrir acoso por esta vía y para cuidar tu salud mental. Sé que no te gusta mucho hablar de ello, pero hay una tensión evidente, estamos muy polarizados… O al menos esa es la sensación que se percibe. ¿Qué nos está pasando como sociedad? ¿Y concretamente hacia vosotros, que cuando decidís alzar la voz a veces se producen episodios desagradables como el que te ocurrió a ti?

R: Ojalá te pudiera responder (…) Al final las redes nos han acercado, para bien y para mal. Pienso que eso -lo primero- tiene cosas maravillosas, pero también hay mucho de lo que proyectas en los demás que tiene más que ver contigo. Y en nuestro caso, cuando tienes una presencia pública, inevitablemente te conviertes en un saco de proyecciones de los demás. Las redes reducen esa distancia que existía antes. Quiero decir, antes podías insultar en tu círculo de amigos a alguien, pero no a él directamente; ahora sí.

Cerrarme las redes tuvo que ver, como bien dices, con cuidar mi salud mental; pero también con hacer una reflexión sobre mi propia presencia en ellas y en lo que eso me convertía, que tampoco me gustaba. Me di cuenta de que yo misma estaba entrando en ciertas dinámicas y hechos sobre los que quería reflexionar. No tenía solo que ver con lo que me pasaba a mí, sino también con quién quiero ser yo en este lugar.

P: Es interesante y paradójico -a mí me lo parece al menos- que justo cuando más se habla de salud mental, muchos de los problemas relacionados a ésta vengan provocados por las redes.

R: Fíjate, yo no creo que las redes sociales traigan problemas, opino que los problemas existían antes de las plataformas en las que se colocan. Estas plataformas lo que hacen es dar salidas diferentes a esos problemas y favorece que salgan a la luz ciertas cosas o encuentren una vía muy concreta. Creo que la cuestión está ahí, no tanto las redes en sí, que también traen cosas buenas.

Los problemas existían antes de las plataformas en las que se colocan

P: ¿Qué haces para evadirte? O si lo prefieres, para mantener una mirada alejada de esa toxicidad que hablamos, ¿a qué dedicas tu tiempo fuera de la pantalla?

R: A mi gente. Es difícil con esta profesión el equilibrio, tener una vida propia y estar presente en la de las personas a las que quiero.  

Además, me gusta mucho aprender. Soy muy curiosa y siempre digo que cuando tenga tiempo libre voy a descansar pero termino por viajar, apuntarme a un curso de lo que sea… aunque sean cosas rándom.

Y por último, a consumir cultura: a leer, ver películas, ir a la danza, al teatro…