Era el día D y la hora H. Tras más de dos meses de silencio sepulcral, interrumpidos por alguna que otra reacción puntual para calmar las aguas del barcelonismo, Joan Laporta comparecía ante los medios de comunicación para explicar su versión del caso Negreira, aceptando preguntas de los periodistas. Sin embargo, la intervención del presidente del FC Barcelona no ha sido sino una réplica del argumentario ya expuesto. Patadón y tentetieso, como se dice en el argot balompédico. La esperada rueda de prensa no ha arrojado luz sobre la oscuridad. El máximo mandatario culé no ha presentado prueba alguna de su versión, reposando su argumentario sobre el manido mantra de la "campaña difamatoria" y una persecución cuasi milenaria a una referencia identitaria de la "catalanidad", con llamadas al sempiterno comodín del Real Madrid como "equipo del régimen". 

Entre la primera declaración institucional de Laporta y esta comparecencia abierta a preguntas de los medios de comunicación han pasado más de dos meses. Sin embargo, el argumentario poco o nada ha variado desde entonces. El presidente del FC Barcelona no ha arrojado luz sobre los pagos a las empresas del número dos del CTA durante 18 años, un total de 7,5 millones de euros en casi dos décadas. Su discurso ha pivotado por el manido comodín de la “campaña difamatoria” contra la institución, ataques frontales a Javier Tebas y situar al club como “víctima” de terceros, aludiendo implícitamente a los dos expresidentes investigados en la causa: Sandro Rosell y Josep María Bartomeu.

Laporta ha cargado contra “todos aquellos que manchan el escudo” y atentan contra la “integridad” del FC Barcelona. De hecho, en la ronda de preguntas, ha sugerido que se ven obligados a “defender la honorabilidad” de la entidad cada vez que “alguien se extralimita e interpreta de forma tendenciosa”. “Nos reservamos las acciones para los instigadores. Ya lo valorarán los abogados con cuantías que pueden ser astronómicas”, ha puntualizado el presidente culé.

No obstante, tras una retahíla inicial de los valores y la “integridad” del club, evocando al lema de Més que un club, el presidente culé ha abordado la polémica en cuestión, aunque sin esclarecer demasiada luz al respecto. Mensajes epopéyicos aparte, Laporta ha explicado el proceso auditoría interna que prometió dos meses atrás, destacando que ha optado por dejar trabajar a “los profesionales del club” y al “despacho externo” para dejar claro que el FC Barcelona “no ha realizado ninguna actuación que tuviese como finalidad o intención” la compra de árbitros o influenciar sobre el estamento. De hecho, acto seguido, ha aludido al escrito de la Agencia Tributaria para justificar que “no pudieron acreditar” que los pagos a las empresas de Negreira se hubiesen destinado para este fin, aunque la investigación del Fisco no se desarrolló con tal objetivo.

Laporta ha justificado la contratación de un “servicio de asesoramiento técnico arbitral”, argumentando que no constituye “ningún indicio penal”, sino que es “necesario e importante”. El presidente culé ha justificado, como en aquella primera declaración institucional, que la mayoría de los clubes profesionales lo tienen, aunque ha evitado en un primer contacto abordar la cuestión deontológica en este aspecto. Defiende que todas las operaciones están registradas en los libros de contabilidad del club, en un ejercicio de “claridad” y “transparencia”, con “facturas detalladas por conceptos y pagadas por transferencia bancaria”, por lo que estaría libre de toda sospecha. Al menos a su juicio.

Sin embargo, no ha dudado en apuntar a sus predecesores -o sucesores, según se mire-, aprovechando la coyuntura para, ahora sí, presentar al Barcelona como víctima de todo este caso. “Otra cuestión sería que personas físicas o una entidad externa al club -que no el FC Barcelona, hubiesen aprovechado este contexto para incurrir en conductas irregulares para su beneficio propio”, ha sugerido un Joan Laporta que, acto seguido, ha jurado dar la batalla por la defensa de la “honorabilidad del club”. “Somos los primeros interesados en que se investigue hasta el final. Seríamos víctimas de esta situación”, ha apuntalado.

Más de 600 informes y CDs

Llegados a este punto, después de un rosario de ataques contra los distintos “instigadores” que a su juicio conspiran contra el Barcelona, Laporta saca a colación más de 600 informes y 43 CDs. El presidente culé recurre a estos documentos para justificar los más de 7 millones de euros destinados a este presunto “asesoramiento” arbitral, aunque admite que faltan algunos más porque aquellos documentos con más de cinco años de antigüedad “se destruyen”. De esta manera, justificaba la falta de los otros tantos análisis arbitrales que debían estar en posesión del club.

Para que el edificio no se derrumbara, situó el nombre de Javier Enríquez Romero en el epicentro del debate. Laporta argumentó que los informes tienen el sello exclusivo del hijo del exvicepresidente, que ubica como el “prestador de estos servicios”. “Cuando se habla del vicepresidente del CTA, hay que precisar que el encargado de esta labor es su hijo”, argumenta. Un argumentario que elude la cita a los inexistentes -tal y como reconoció en su declaración el exnúmero dos del colectivo arbitral- informes y documentos de José María Enríquez Negreira.

Laporta: "Hay esferas de poder que quieren destruir el identitario más potente de Cataluña"

De hecho, Laporta se ha limitado a no comentar lo que en su día testificó ante Hacienda el propio Enríquez Negreira. El ex número dos de los árbitros aseguró ante el Fisco que el FC Barcelona buscaba una suerte de “neutralidad arbitral” al contratar sus servicios de “asesoramiento”. El presidente culé ha subrayado que la comparecencia no se había diseñado para “hablar por terceros”, remitiéndose así al informe de la propia AEAT, que en su página 17 “se desprende claramente” que las palabras del excolegiado fueron una suerte de “hipótesis personal”.

A partir de ahí, Laporta ha percutido en la limpieza y honorabilidad de la entidad. “Nadie le dijo a él que estos pagos eran para buscar la neutralidad”, ha agregado Laporta, tras subrayar que “no tienen nada” y aludir a ciertas “esferas de poder”. Momento en el que ha enarbolado la bandera del conspiracionismo más furibundo.

Contra la “catalanidad” del Barça

Entre el batiburrillo de argumentos que ha agitado el máximo mandatario culé se abre hueco a empujones la clásica retórica del nacionalismo catalán. Laporta cree que el caso Negreira sirve como ariete para arremeter y “destruir” uno de los símbolos de Cataluña, que no es sino el propio club azulgrana.

Preguntado posteriormente por esas “esferas de poder” que quieren destruir el “identitario más potente de Cataluña”, Laporta ha preferido no decir nada. Simplemente ha resuelto el asunto parafraseándose a sí mismo y subrayando que no hay personas que “no soportan que el Barça represente una catalanidad abierta al mundo”.

Comodín Real Madrid-Franco

Ya lo deslizaba el domingo ante los peñistas madrileños antes del partido ante el Getafe. El Real Madrid sería otra de las aristas sobre las que orbitaría el discurso de Laporta. El president no defraudó y replicó su discurso frente a los barcelonistas. El máximo mandatario culé ha cargado las tintas contra el archienemigo blanco, aferrándose al clavo ardiendo de identificar a los blancos como el “equipo del régimen” de Franco. “Siempre se ha visto favorecido por los árbitros”, ha apostillado.

Laporta, que durante toda la comparecencia ha exigido respeto máximo a la presunción de inocencia, ha orientado las críticas al Real Madrid sin acompañarlas de prueba alguna que sustentara sus acusaciones. Además, afeaban a los blancos el “ejercicio de cinismo” que ha supuesto su personación en el caso Negreira como parte perjudicada. “Todos sabrán que ha sido el favorito arbitral históricamente y también en la actualidad”, ha proseguido el máximo mandatario culé, quien, por el contrario, ha defendido su estancia en la Superliga a pesar de la afrenta merengue.

Laporta ha justificado su permanencia junto a Florentino Pérez en el affaire Superliga “por el bien y la supervivencia del fútbol”. Eso sí, no ha evitado los reproches a su homólogo de Chamartín e incluso ha reconocido que las relaciones institucionales entre ambos clubes “están tocadas”. No obstante, entiende que el club merengue “se ha precipitado” y ha incurrido en un comportamiento “impropio” para una entidad de su calibre.

Contra Tebas y UEFA

Si bien ha salvado del aquelarre conspiranoico a FIFA y a la RFEF, a quienes le ha agradecido su “prudencia” en lo relativo a pronunciarse sobre el caso Negreira, Laporta ha censurado el comportamiento del presidente de LaLiga, Javier Tebas, y de la UEFA, aunque sí que ha mostrado algo más de tibieza sobre el ente federativo que preside Aleksander Ceferin. Cabe recordar, eso sí, que tanto la RFEF como el CSD -a quien también le ha regalado palabras de agradecimiento- están personados en la causa al igual que el Real Madrid.

En cualquier caso, Tebas ha sido uno de los peores parados en el show de Joan Laporta. El presidente del Barcelona ha asegurado que el máximo rector de LaLiga no hace sino “denigrar” la competición con las declaraciones que profiere habitualmente. “Han mostrado una gran irresponsabilidad, poco prudente y de una falta de profesionalidad evidente”, ha redundado el dirigente culé, al tiempo que le instaba a dejar de “alimentar la polémica”.