Ciudad Real, Guadalajara y Toledo son algunos de los destinos laborales que toman muchos sanitarios madrileños a diario para ir a trabajar a hospitales de Castilla-La Mancha. Las cotidianas imágenes de ver las carreteras de entrada a Madrid colapsadas en hora punta o formar parte de las actuales huelgas de los profesionales de Atención Primaria se viven, por parte de estos médicos, de manera inversa.

En conversaciones con El País, varios trabajadores de distintas especialidades como oftalmología o medicina interna reconocen que, a pesar del trayecto de ida y vuelta ya se ha convertido en un hábito más, prefieren seguir viviendo en la capital y trabajar en centros de salud y hospitales alejados de la urbe. “No me planteo ir a vivir a Ciudad Real otra vez, porque ya viví allí y mi mujer tiene más posibilidades laborales en Madrid. Estoy cómodo yendo y viniendo todos los días”, asegura Antonio Palomino, quien lleva 25 años inmerso en esta rutina.

Asimismo, los entrevistados ponen de relieve las diferencias de salario que se perciben con apenas unos kilómetros de distancia. “Ya no tanto el salario como la estabilidad, me han ofrecido dos años de contrato”, afirma Silvia Altabás, adjunto de Medicina de Familia en el centro de Guadalajara-Sur.

Otros muchos destacan que el trato con los pacientes es mucho más cercano en capitales de provincia y municipios mucho menos masificados, donde la atención incluso puede ser más prolongada y personalizable.

Mapa de las protestas por la mejora de la sanidad pública en todo el país

El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso se mantiene firme ante su postura para defender que están haciendo todo en su mano por llegar a un acuerdo con el Comité de Huelga para detener las propuestas a través de un acuerdo mutuo, a la par que han rebajado las acciones de otros ejecutivos regionales sobre la cuestión sanitaria.

“Con las medidas pactadas en Extremadura, en Aragón, Cantabria o Andalucía, la huelga en la Comunidad de Madrid hubiese finalizado en su primera reunión", ha valorado este viernes el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero.

Desde el pasado 21 de noviembre, y ante el “nulo avance” que se dio en la última reunión, el sindicato convocante de la Hulega, Amyts, ha movilizado a cerca de 5.000 médicos de familia y pediatras de Atención Primaria para protestar contra las medidas de Ayuso.

El colapso de las urgencias extrahospitalarias y las continuas protestas acorde con las huelgas han puesto entre la espada y la pared al Ejecutivo de Ayuso durante los últimos meses. Y es que los sindicatos han alertado de que el deterioro de las condiciones de los profesionales podría derivar en un “aumento de agresiones por parte de pacientes”, ya que se genera en torno al ámbito sanitario una expectativa que termina llevando a la frustración por las largas esperas.

A pesar de que la situación en la Comunidad de Madrid es una en las que más se focaliza la preocupación por los servicios de la sanidad pública, lo cierto es que el problema se extrapola a Cataluña, Andalucía o Extremadura, entre otros puntos del país. Las manifestaciones se han ido sucediendo desde finales de este mes de enero y se espera que continúen a principios de febrero en varias autonomías, en las que se pone de manifiesto la falta de personal o los bajos salarios en comparación con la gran ingesta de trabajo: “Estamos en un momento crucial para la defensa de la sanidad de todos”, aseguraron voces sindicales en declaraciones a este periódico.