Una decena de neonazis se pasearon el pasado lunes por la Gran Vía de Madrid a plena luz del día -ya anocheciendo- entonando proclamas franquistas desde el Cara al Sol hasta otras propias de aquella época en blanco y negro. También lanzando graves insultos contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien no dudaron en amenazar.

Las imágenes son muy clarividentes y no dejan lugar a dudas. En ellas se aprecian cómo los ultras -por definirlos de una manera amable- campan a sus anchas sin que nadie les diga nada. Tampoco la policía ni diferentes autoridades.

Por el momento ni la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso -muy crítica siempre con la memoria democrática y las leyes que desde el Gobierno buscan la justicia y reparación de las víctimas en este aspecto- ni el alcalde, José Luis Martínez Almeida, han dicho nada al respecto. Sin embargo, las redes lamentan que sí hayan salido al paso de otras cuestiones como las lonas que cuelgan de puntos de Puente de Vallecas y el distrito de Moratalaz con el número de fallecidos durante la pandemia del Covid.

Hay que destacar en este sentido -el más de actualidad que diferentes perfiles recatan para condenar la pasividad de los dos mandatarios- que el PP ha presentado ante la Junta Electoral de Zona de la capital un escrito pidiendo la retirada de los carteles gigantes que desde la oposición consideran que carece de fundamento. De este modo, los conservadores asumen que las imágenes estarían vulnerando la prohibición de publicidad o propaganda electoral desde la convocatoria de las elecciones europeas, que se celebran el próximo 9 de junio, hasta el comienzo oficial de la campaña, de acuerdo a la Ley Orgánica del Régimen Electoral General.

En este caso sí ha actuado la Policía. Los agentes municipales acudieron contra la lona situada en la Plaza de la Elipa (Moratalaz) el pasado 29 de abril, día que los agentes cursaron boletín de denuncia justificando para ello que infringe la Ordenanza Municipal de Publicidad Exterior del Ayuntamiento al contener mensajes contrarios a la “dignidad de las personas y valores constitucionales”.

Ayuso y Almeida, poco amigos de la memoria democrática

Respecto del tema que concierne, los dos líderes han demostrado en ocasiones no ser demasiado amigos de la memoria democrática. La propia Ayuso ha cargado en innumerables ocasiones contra esta materia, hasta el punto de pedir explicaciones a la Delegación de Gobierno en Madrid por qué “sí se autoriza” una protesta de “apoyo al independentismo” y no las que se convocaban en Mingorrubio en el espacio temporal en el que tuvo lugar la exhumación de Franco. Por aquel entonces acostumbraba a lanzar preguntas como “¿Qué será lo siguiente? ¿Las parroquias del barrio? ¿Arderán como en el 36?”.

Lo cierto es que la responsable de Sol ha ido directamente contra la ley de memoria democrática impulsada por el Gobierno de España, mientras actualmente su partido firma con Vox acuerdos por la llamada ley de concordia que, entre otras cosas, elude que en España existiera una dictadura.

En este sentido, la presidenta de Madrid no ha dudado en lanzar todos los improperios posibles contra la mencionada normativa, que ha tachado de “falsa”, “sectaria” o “autoritaria”, mientras emplea un lenguaje guerracivilista contra el presidente del Gobierno.

En la misma línea se pronuncia su homólogo al frente del Consistorio de Cibeles. En su caso, mantiene una cruzada particular contra quienes pelean por la justicia de familiares que perdieron la vida combatiendo el franquismo. En estas, por ejemplo, ha devuelto nombres franquistas al callejero de Madrid e incluso ha colocado monumentos en favor de La Legión o de Los Tercios de Flandes.