48 víctimas mortales por violencia de género en España. Casi medio centenar de mujeres asesinadas por esta lacra, una cifra que, prácticamente, se iguala al registro de todo el 2022, con 49 crímenes machistas. Pero no son números, no son datos aislados; son nombres, son vidas, son sueños, son mujeres que ya no están entre nosotros.

Este martes la Delegación del Gobierno contra al Violencia de Género confirmó el crimen número 48 en lo que va de año, el cuarto que se produce en un periodo de 48 horas, el pasado fin de semana. Una mujer de 41 años, en Tarragona, asesinada por su presunto agresor el 17 de septiembre.

No tenía menores a su cargo ni existían denuncias previas por violencia machista. Con ella, el número de víctimas mortales no sólo casi se iguala al del año pasado estando a mitad del mes de septiembre, sino que también eleva el cómputo global: desde que hay registros, desde 2003 hasta la fecha, han sido asesinadas 1.232 mujeres en nuestro país.

Resulta indiferente mirar para un lado u otro: Valencia, Salamanca, Sevilla o Murcia son algunos de los otros epicentros donde se han cometido estos atroces crímenes, dejando a su paso una tragedia familiar, la pérdida de una amiga o vecina, y un hecho irreparable en las vidas de todos los seres queridos de las mujeres que ya no están, que no volverán por culpa de la lacra machista.

Desde las instituciones, las labores de prevención no cesan. “Condenamos este recrudecimiento del terror machista y a sus cómplices. Todo nuestro apoyo a la familia y entorno de esta mujer asesinada, y nuestro compromiso diario por construir más y mejores recursos de protección integral”, señaló la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, ante el último caso de Tarragona. “Ante cualquier mínimo indicio debemos actuar. Nos podemos banalizar la violencia de género”, ha sostenido por su parte la ministra de Igualdad, Irene Montero, a través de sus redes sociales.

Un balance trágico

Devolviendo el foco en los hechos y echando la mirada atrás, la situación no es mejor, pero, girando hacia el futuro próximo, tampoco puede augurarse un escenario más positivo.

Al comprobarse el acumulado de casos desde que hay registros, desde 2003 hasta la fecha, la cifra más alta se concentra en 2007, con 76 víctimas mortales. A partir de 2010, con 73 mujeres asesinadas a manos de sus agresores, el número global de cada año fue en descenso; una disminución que apuntaba a un escenario menos negro, hasta 2019, cuando fueron 56. Fecha desde la cual la cifra no ha descendido de los 50 casos anuales.

En cuanto al balance que está dejando los nueve meses de 2023, se evidencia un elevado repunte de los crímenes machistas que parece que está encontrando su punto más álgido ahora, en estos días de septiembre, y todo ello después de un verano negro, en el que se confirmaron más de 15 casos.

A comienzos de este mes, fueron los casos de Villanueva del Arzobispo (Jaén), Sevilla, Béjar (Salamanca) y Alzira (Valencia) los que confirmaron esta horrible tendencia. Este lunes, Igualdad sumó tres más: Alicante, Castellón de la Plana y Murcia. Ahora, en este fin de semana desde los días 16 y 17, se han confirmado otros cuatro en tan sólo 48 horas. Con este recuento, ya hacen más de una decena de víctimas en menos de 20 días.

Feminicidios y agresiones sexuales a menores

El machismo no sólo muestra su peor cara matando, sino también acosando y agrediendo, física y verbalmente, independientemente de la edad de la víctima.

Los feminicidios, por desgracia, también están a la orden del día, y así lo ha reflejado la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género en su último informe, que abarca los casos acometidos entre los meses de enero y junio de este año. Un periodo en el que se han producido 13 asesinatos de mujeres: ocho de ellos familiares (61,5%), tres sexuales (23,1%) y los dos restantes de carácter social (15,4%).

En comparación con los datos de 2022, “el 100% de los agresores eran conocidos de las víctimas”. Desgranando esta cifra, cabe remarcar que el 61,5% de ellos eran familiares -es decir, hijos o incluso nietos de las víctimas-; asimismo, el 7,7% eran vecinos o compañeros de piso. Por último, el 30,8% del total suponen otros casos. Sumado a este aspecto, también cabe poner de relieve que el 92,3% de los feminicidios no existían denuncia previa contra el agresor.

En otro orden de ideas, las agresiones sexuales a menores de edad también se comprenden dentro del problema sistemático y estructural del machismo patriarcal. Según alertó la Fiscalía General del Estado (FGE) en su memoria, en los últimos cinco años se registró un incremento del 116% de estas agresiones, teniendo el número más alto en 2022, con 974 casos. En términos globales, las agresiones sexuales ascienden en este último lustro a 1.973 causas incoadas.