Madrid es el escenario en el que transcurre 'Todos nosotros' (Planeta), la última novela de Javier Menéndez Flores, escritor y periodista polifacético, que ha convertido el thriller en su particular espacio de creación. La primera escena te engancha como si no hubiera un mañana y a medida en que vas avanzando, la lectura se convierte en adictiva.  Es de esos libros que no puedes dejar de leer hasta el final, del que no diremos nada por no hacer spoiler, y una muy buena opción para estos días de pandemia en los que es necesario quedarse en casa.

'Todos nosotros' se inicia con la investigación que emprende un joven y prometedor policía, Diego Álamo, sobre la desaparición de varias chicas jóvenes. Estamos en los primeros años 80, en plena Transición y Javier Martínez Flores nos transmite un completo retrato de esa sociedad en ebullición. Allí convivían la España de la Movida y del progreso, en contraposición con aquellos que se resistían a dejar atrás el régimen franquista. La segunda parte de la novela nos traslada al Madrid del recién estrenado nuevo milenio. 

Cubierta 'Todos nosotros'

Javier Menéndez Flores hace notar en la novela su amplio conocimiento musical, una faceta que le ha llevado a escribir una trilogía dedicada a Joaquín Sabina (Perdonen la tristeza, En carne viva y No amanece jamás) y el único volumen autorizado sobre el grupo Extremoduro, De profundis. Encontramos en 'Todos nosotros' una banda sonora intensa y variada que acompaña a los personajes y que es fácilmente identificable por el lector, trasladándole todo tipo de sensaciones. Encontramos Here comes the sun de los Beatles, que tiene un significado especial, Radio Futura, Nacha Pop, Mecano, The Clash, Bruce Springsteen, Ramones y The Jam, que conviven con El baile de los pajaritos de la acordeonista María Jesús, Neil Diamond, Cecilia, la Pantoja, José Luis Perales, Francisco o Julio Iglesias.

"En aquel 1981, Madrid era aún un territorio naíf y salvaje en el que los métodos franquistas seguían por desgracia vivos en algunas instituciones"

PREGUNTA.- En Todos nosotros reconstruyes el Madrid de los 80, que se convierte casi en un personaje y que evoluciona incluso, al igual que los personajes. ¿Qué es para ti ese Madrid de los 80?
RESPUESTA.- La primera de las dos partes en que se divide mi novela transcurre en el Madrid de finales de 1981, es decir, el de los primeros pasos de esa década. Aquel fue un año importante por diversas razones. Era el último tramo de la Transición, gobernaba la ya desaparecida UCD, que no pasaba por su mejor momento, y unos meses antes de que comience la acción de mi novela había tenido lugar la intentona golpista. Nuestra democracia era jovencísima y parecía que en cualquier momento el sueño largamente esperado de vivir en un país libre y con plenos derechos para sus ciudadanos podía desvanecerse. El ambiente que se respiraba en España en general y en Madrid en particular era el de una gran efervescencia social, política y cultural. Esa atmósfera de contrastes, de tránsito de una época a otra, de la oscuridad y el oscurantismo de la dictadura a los colores y las promesas de la democracia está muy presente en Todos nosotros. A lo largo de los 80, nuestra democracia terminó de asentarse y el país entró definitivamente en la modernidad. Pero en aquel 1981, Madrid era aún un territorio naíf y salvaje en el que los métodos franquistas seguían por desgracia vivos en algunas instituciones.  

P.- ¿Y la Movida? ¿Ha tenido algún significado especial en tu vida?
R.- La Movida es algo que para un madrileño de mi generación siempre está ahí, pero deberíamos empezar a desmitificarla. Creo que la Movida fue, en puridad, la respuesta lógica a cuatro décadas de dictadura. La olla a presión explotó y la gente se desmelenó, inundó las calles, las plazas, los bares… Había una gran necesidad de divertirse, de vivir, y de no volver el rostro ni un solo segundo. Antonio Banderas dijo hace poco una cosa en la que coincido plenamente, que en los 80 Franco estaba más muerto que ahora. Y volviendo a la Movida, parece que esta fueron sólo Alaska, Almodóvar, Radio Futura y un grupo selecto y disoluto de vividores que llevaba chupas de cuero y los pelos de colores, cuando esa sólo fue una rama más de un árbol con muchas otras ramas. La Movida fue un fenómeno social transversal y, por ende, algo mucho más amplio que cuatro modernos y niños de papá que se drogaban mucho y andaban todas las noches de jijijí-jajajá por distintos locales de copas de Madrid.

"Coincido con Antonio Banderas en que en los 80 Franco estaba más muerto que ahora"

P.- ​¿Ha sido muy complicado documentarse sobre ese periodo de tiempo?
R.- Sí. La documentación que he necesitado para poder armar Todos nosotros me ha supuesto más de un año de trabajo. Toda la narración está salpicada de noticias culturales, políticas y sociales que en todo momento sitúan al lector en un contexto histórico concreto. Además, he llevado a cabo un pormenorizado estudio del cuerpo de policía desde los 70 hasta los primeros años del presente siglo, entre otros muchos asuntos.

P.- La violencia contra las mujeres forma parte de la novela ¿estamos ahora más vigilantes en este sentido?
R.- Sí, por supuesto. Ahora hay mucha más información y concienciación, y la sociedad española es mucho menos machista en general. Eso no significa que ya no se den casos de violencia contra las mujeres y que no se cometan violaciones y asesinatos. Tristemente, los diarios digitales y los informativos de televisiones y radios siguen dando noticias de ese tipo con no poca frecuencia. Pero ahora, qué duda cabe, hay un mayor control por parte de las administraciones, la policía dispone de muchos más medios para atajar ese cáncer y la sociedad es mucho más civilizada, porque a los niños, desde el colegio, se les enseña el valor de la igualdad entre sexos y de la convivencia pacífica.      

P.- ​​¿Cómo ha resultado la experiencia de meterse en la piel de un psicópata?
R.- Dura. Como la de meterse en la de las víctimas. El novelista es de alguna manera un intérprete. Tiene que fabular y actuar para que los personajes que crea resulten lo más convincentes posible. Es un ejercicio de transformismo. De mismo modo que un actor deja de ser él para meterse en la piel de un personaje, un novelista debe hacer el mismo ejercicio de transformación pero no con un personaje, sino con varios, lo cual es una locura.  Yo quería que en mi novela estuvieran bien definidos los tres puntos de vista que sustentan el género negro o criminal, el del investigador, el de la víctima y el del verdugo. Y para ello tuve que cerrar los ojos y convertirme en un policía, en una serie de chicas secuestradas y en un asesino implacable.

"En Todos nosotros están muy presentes los contrarios: la oscuridad y la luz, el bien y el mal, la crueldad y la ternura, la muerte y la esperanza"  

P.- ​Dibujas a dos investigadores completamente opuestos, ¿son la imagen de la decadencia franquista y la España de la Transición?
R.- Es exactamente así. Roberto Guzmán [el policía compañero del protagonista] y Diego Álamo son una alegoría de los estertores de la España franquista y del espíritu de la España democrática que acababa de nacer, respectivamente. Personifican el régimen dictatorial que quedó atrás y la España constitucional. En 1981, en el Cuerpo Superior de Policía convivían los inspectores de policía provenientes del franquismo, concretamente de la Brigada de Investigación Criminal, perteneciente al desaparecido Cuerpo General de Policía, con los inspectores formados ya en democracia. La manera que unos y otros tenían de entender su trabajo y la vida en general era del todo opuesta, y esas fricciones están muy presentes en mi novela. Guzmán es expeditivo y feroz, porque, como buen hombre de su tiempo, para él el fin justifica los medios, y Álamo, que es más joven, no comparte en absoluto esa 'filosofía'. En general, en Todos nosotros están muy presentes los contrarios: la oscuridad y la luz, el bien y el mal, la crueldad y la ternura, la muerte y la esperanza.  

P.- ​¿Qué papel tiene la banda sonora en la novela?
R.- Es muy importante, ya que ayuda, como el resto de la documentación, a situar al lector. La editorial Planeta ha creado en Spotify de Planeta de Libros la banda sonora de Todos nosotros, y si entras a consultarla te darás cuenta de lo ecléctica que es y de cómo refleja la evolución musical de la España de las dos últimas décadas del siglo XX y de los primeros años del presente siglo. Ahí están, por un lado, los grupos emergentes de la Movida, como Radio Futura, Nacha Pop y Mecano; por otro, los cantantes melódicos y las tonadilleras que convivían con ellos en las listas de éxitos, José Luis Perales, Julio Iglesias, Rocío Jurado, Isabel Pantoja... Y están los Ramones, los Clash, The Jam, los Beatles, Neil Diamond, Springsteen. Y en la segunda parte de la novela, la que se desarrolla en 2002, está muy presente la música electrónica que sonaba en los after hours.

P.- ​¿Sabina o Robe han leído tu libro? ¿Qué te han comentado al respecto?
R.- Lo han recibido, pero desconozco si lo han leído ya. Aunque imagino que aún no, pues de haberlo hecho me lo habrían dicho. Pero lo harán seguro. Siempre les envío un ejemplar de cada libro que publico y más tarde o más temprano se pronuncian al respecto.

Todos nosotros es también una crónica social de las dos últimas décadas del pasado siglo

P.- ​La lectura es una buena alternativa para estos días en los que lo recomendable es quedarse en casa y puedo garantizar como lectora que tu libro puede ser una grata compañía, de esos que no puedes dejar de leer hasta llegar al desenlace final. Sin necesidad de hacer spoiler, ¿qué les dirías a posibles nuevos lectores sobre esta novela?
R.- Que si quieren leer una novela que los tenga atrapados desde la primera hasta la última página, que sea, como bien dices, una grata compañía, Todos nosotros es una buena elección. Hay un misterio que arranca en la primera página y que se mantiene hasta el final, con sorpresa incluida. El autor de thrillers no se puede permitir aburrir. Este es un género en el que tiene que haber ritmo, tensión, suspense… rocanrol. Y de todo eso hay buenas dosis en mi novela. Es una novela de tempestades, pero también tiene momentos de mar en calma. Porque hay otras muchas otras cosas al margen de la trama criminal: está el Madrid de la Transición, la Movida, todo el ambiente de entonces, con sus personajes y sus símbolos. De alguna manera, Todos nosotros es también una crónica social de las dos últimas décadas del pasado siglo, y en ese sentido es una novela con la que aprendes cosas. Hay criminales, pero también ternura y una historia de amor muy potente. Y varios lectores me han dicho que se han emocionado en distintos pasajes.

"Cuando alguien esté desesperado porque no puede salir de copas o viajar, que piense en los que han muerto y en los que están ingresados, graves, en un hospital"

P.- ​Da la impresión de que este año 2020 nos lo han robado. ¿Cómo estás viviendo la pandemia del coronavirus?
R.- Con resignación, como todos. Antes del confinamiento la inmensa mayoría desconocíamos la que se nos venía encima, y esto está siendo un aprendizaje continuo. La nueva 'anormalidad' es un freno en muchos aspectos, un fastidio, pero no nos queda otra que adaptarnos al medio y seguir con nuestras vidas a pesar de las limitaciones. Hay que concienciarse de que hay una emergencia sanitaria que va a vivir con nosotros mucho tiempo, y obrar en consecuencia. Cuanto antes lo asimilemos todos, mejor. Cuando alguien esté desesperado porque no puede salir de copas o viajar, que piense en los que han muerto y en los que están ingresados, graves, en un hospital. Tenemos que resistir y tratar de comportarnos como adultos. Ya escampará. 

P.- ​¿La pandemia del coronavirus sería un buen escenario para una nueva novela?
R.- Creo que vamos a acabar muy hartos del coronavirus, que ya lo estamos, de hecho, por lo que no me parece el mejor de los temas para escribir una novela. Quizá más adelante sí, pero ahora no lo veo. La gente, al leer, busca evadirse y adentrarse en historias que casi con toda seguridad nunca va a tener la ocasión de vivir, de ahí el éxito de la novela negra, y leer sobre algo que convive con nosotros a todas horas no tiene mucho sentido. Al menos, no para mí, ya que además de escritor soy lector.

"En mi novela, pese a ser negra, o muy negra, la ironía está muy presente"

P.- ​Puestos a imaginar, por qué apostarías en ese contexto: thriller, terror, comedia, romántica…
R.- Terror o thriller, sin duda. Novela romántica, en una situación como la actual, en la que andamos medio confinados, es difícil. Tampoco lo veo como comedia, a no ser que se trate de humor negro. En cualquier caso, independientemente del género creo que siempre debe haber ironía. La ironía es una forma de rebelarse contra aquello que no te gusta, pero sin hacer mucho ruido. En mi novela, pese a ser negra, o muy negra, la ironía está muy presente.

P.- ​¿Estás más cómodo en el thriller que con otros géneros?
R.- Como lector siempre me ha gustado ese género. De hecho, lo que más leo es novela negra y policíaca y poesía. Y como escritor, la verdad es que es un género que te permite hablar de muchas cosas al margen de la historia criminal.

P.- ​¿Cuáles son tus próximos proyectos?
R.- Estoy escribiendo una nueva novela y un ensayo. Por fortuna, no tengo tiempo para aburrirme.