Adela Domínguez es periodista y comunicadora audiovisual. Pero además también es una de las tantas personas que, por debajo de los 30 años, se ven con la soga en el cuello ante un sistema que culpa y condena a la vez a esta generación al fracaso. 

Su descontento y su inquietud los ha expresado a través de una carta a la directora en el periódico El País, donde, con apenas unas pocas palabras, ha reflejado la manera en la que cada vez resulta más complicado poder independizarse y conseguir un nivel de vida estable en lo social, lo laboral y lo económico para los jóvenes. 

Uno de los aspectos que ha denunciado en esta carta es precisamente la mala situación que atraviesa ahora mismo el mercado de la vivienda, con alquileres superando todos los límites a cambio de pisos pequeños y las mínimas condiciones. “Tras tres años sobreviviendo al alquiler de un bajo interior de 50 metros cuadrados en Madrid…”, señala, para añadir después que se han visto con la obligación de tener que pedir ayuda económica para poder llegar a fin de mes: “Nos hemos cansado de pedir ayuda para llegar a fin de mes tras la imprudencia de salir a cenar un día”. 

Y tras ello, viene la crítica más gruesa del asunto. Un sistema que a la vez que conduce al fracaso a estas jóvenes generaciones, las acusa de ser responsables de este. “El dedo acusatorio siempre apunta a mi generación, pero nadie piensa en por qué no nos casamos, por qué no compramos casas, por qué no tenemos hijos”. Y concluye lanzando una pregunta que invita a la reflexión: “¿Realmente es mío el fracaso o es de una sociedad donde cada vez es más difícil iniciar un proyecto de vida?”.

Y es que estas palabras de Domínguez se publican el día siguiente a que el portal de alquiler y compra de vivienda Idealista hiciera público la media del precio de alquiler de una habitación en diferentes ciudades de España. A la cabeza, Barcelona con 565€, seguida por Palma y Madrid, 500€; San Sebastián, 450€; Málaga, Santa Cruz de Tenerife y Pamplona, 400€; y Valencia, 395€. En este sentido, de manera paralela el Consejo de Juventud señaló hace unos días que desde 2008, los salarios de la población joven han aumentado un 6,10% y los alquileres, un 40,7%

Todos estos datos dotan de contexto y sentido al descontento y la desazón expresada por Domínguez en esta carta. En estas breves líneas señala también la carga de conciencia que usualmente se vierte sobre esta generación al llegar cerca de los 30 años, o incluso superarlos, y, sin embargo, no haber conseguido todavía la independencia. “Tenemos que leer que somos unos egoístas, que no queremos formar una familia”. 

Sin embargo, la realidad está en los datos. El fracaso no es de los jóvenes, el fracaso es de un sistema que tan solo permitió la emancipación del 17% de la población joven en 2023 y que, como señala la autora de la carta, despierta el sentimiento de culpabilidad si un día decides (o consigues) hacer una pausa y salir a cenar.

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