La idea de bombardear un volcán no es nueva. Recientemente, la ha propuesto el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, para el volcán que hay activo en La Palma, pero esta maniobra ya se realizó en Hawái, donde no resultó del todo fructífera. Fue en diciembre de 1935 cuando diez bombarderos de la fuerza aérea estadounidense bombardearon el volcán que había entrado en erupción en el archipiélago.

La idea comenzó cuando en noviembre de ese año el volcán Mauna entró en erupción y produjo sendos ríos de lava. La actividad volcánica es común en este archipiélago y la población ya está acostumbrada, pero en aquella ocasión uno de los ríos de lava se dirigía directamente hacia el suministro de agua dulce de la ciudad de Hilo, de 20.000 habitantes en aquel entonces.

Fue el intento de cambiar el curso de la lava para evitar el problema en la ciudad lo que llevó al Gobierno a diseñar un loco plan para bombardear los tubos volcánicos que alimentaban el río. El plan estuvo dirigido por George S. Patton, quien dirigió posteriormente las fuerzas acorazadas estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial de forma magistral.

Patton desarrolló el primer bombardeo aéreo sobre un volcán en actividad. Para cumplir con su orden dispuso en cada bombardero dos bombas de 270 kilogramos cada una. De acuerdo con sus cálculos, en 20 días no quedaría nada de Hilo.

Cinco de las bombas cayeron sobre el camino de lava, formando grandes cráteres que se llenaron de inmediato con el magma. Las otras 15 fallaron y no dieron en el blanco correcto. Ya solo se podía esperar, pero la suerte llegó del lado de los hawaianos. Seis días después, Mauna Loa dejó de lanzar lava y la población de Hilo no experimentó ningún problema.

Patton y su equipo festejaron el suceso, atribuyéndose el mérito, pero el resto del mundo científico no estaba tan seguro. Para la mayoría, los efectos que tuvieron los bombardeos sobre el volcán fueron “insignificantes”. No obstante, la comunidad originaria de las islas vieron como un insulto el haber arrojado 20 bombas sobre el Mauna Loa y lo consideraron como un insulto a Pele, la deidad volcánica de Hawái.