Me decía el otro día una compañera periodista que en uno de los pueblos afectado por la DANA fueron increpados por “mentir”. También que en otro municipio le decían que “sacan los cadáveres por la noches para que no lo veamos”. A mí personalmente en Paiporta, un vecino me decía que no son 70 los muertos, que son más. La desinformación y los bulos están echando sal a una herida, la de los afectados, que ya de por sí duele muchísimo.

Yo, desde este pequeño espacio del que dispongo, quiero partir una lanza o mil a favor del 99 por ciento de los periodistas, mis compañeros, que están haciendo jornadas maratonianas para que les llegue a ustedes, lectores, la mejor información posible.

Quiero que sepan que aquí nadie esconde la realidad de los datos. Los periodistas, antes de publicar una información la contrastamos. Dice una máxima del oficio que ninguna información es cierta si no está contrastada por dos fuentes de información independientes, o como dice Toni Ramos de La Razón, a ser posible por tres. Pues bien, lo que escuchan en la radio, ven en la televisión y leen en los periódicos sobre cómo está la zona 0 es la verdad. Aquí no nos dedicamos a desinformar.

Hay excepciones bochornosas, no lo puedo negar. Pero no dejan de ser eso, excepciones. Yo soy la primera que quisiera que le cerraran el programa a Iker Jiménez por verter bulos que han hecho muchísimo daño. Un daño que como sigamos así llegará a un punto de no retorno.
Llevo años clamando porque dejemos de tener ‘asociaciones’ y tengamos un colegio profesional donde haya que estar colegiado, como los médicos, los ingenieros o los abogados. Un colegio que acabe con el intrusismo y que, cuando alguien publique un bulo se le pueda prohibir ejercer el oficio. Porque señoras y señores, esto es un oficio no un trabajo. El que quiera un curro de 8 a 3 que se haga funcionario, pero desde luego no periodista.

Somos el cuarto poder y debemos reivindicar nuestra labor. Una labor que no solo es informar, también tiene una parte de servicio público que muchas veces olvidamos, y que debería ser una de las piedras angulares de nuestra forma de trabajar.

No nos debemos a nadie más que a los ciudadanos. Necesitamos una prensa libre porque sin periodismo no hay democracia y quien les diga lo contrario miente  hasta decir basta. Pero una vez dicho esto, también quiero hablar de las instituciones. Para que la Libertad de prensa sea real y podamos informales, nuestros políticos deben responder a nuestras preguntas. Igual yo soy muy salvaje, pero cuando el otro día Mazón hizo una comparecencia sin preguntas de los periodistas, lo que deberíamos haber hecho es irnos al bar a tomar cervezas y que lo cubra su abuela o envíe una nota de prensa. Me explico: si un mandatario, que nos representa a todos (periodistas incluidos) no tiene los arrestos de aguantar las preguntas, bien, vale, de acuerdo…que se cubra él o ella solito.

Debemos plantarnos

Si nos plantamos somos más fuertes, pero el oficio para mi desgracia está de capa caída, y levantarlo va a costar sangre, sudor y lágrimas. Cubrimos las reivindicaciones de todos los sectores y no somos capaces de ponernos nosotros de acuerdo para bajar las cámaras, las grabadoras y las plumas hasta que consigamos que nos dejen trabajar como nos merecemos. Así que sí, tenemos parte de la culpa del hecho de que los bulólogos profesionales como Quiles, Negre, Gisbert o Seguí estén denostando el oficio. Somos culpables de no conseguir que la gente no se crea que no hay más muertos de los que hay, que la ropa que se ha donado no se tira o que la Cruz Roja no está robando el dinero.

Tenemos que plantarnos ante los mandamases que nos obligan a ir a comparecencias sin preguntas porque nos debemos al ciudadano, y no al poder establecido. Debemos conseguir volver a ser el cuarto poder con mayúsculas. Debemos conseguir tener un colegio profesional.

Pero volviendo al principio de este artículo les repito una cosa que no me cansaré de decir: pese a todas las dificultades, las líneas editoriales y algún que otro jefe inepto, los periodistas de trinchera, esos que hacen más horas que un reloj por un sueldo a veces de mierda, se dejan cada día la piel para que todos ustedes estén lo mejor informados posible. Lector, sigo creyendo firmemente en el oficio y en que, aunque no cueste la salud, conseguiremos que ustedes, nuestra razón de ser, vuelvan a creer en nosotros.

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