“La palabra: poder de creación desde la sexualidad”, una frase que reúne términos complejos. Desgranados, escudriñados, vueltos a armar, ofrecen una aseveración: Hasta que tanto hombres como mujeres no asuman la responsabilidad de la sexualidad como energía creadora, y sean capaces de romper esquemas, no harán tambalear aquello que está establecido, desde siempre, en la sociedad. Palabra, poder, creación, son algunas de las claves en la conversación sostenida con Pía Battaglia, autora de El libro de las afirmaciones sexontológicas, a propósito de la presentación de esta obra en Madrid que tendrá lugar el próximo 18 de junio, en la librería Sin Tarima.

Todavía no ha llegado desde Miami —ciudad en la que reside— a estas tierras, así que la pantalla del ordenador es el soporte de su gestualidad, de sus expresiones, de sus verbos que dan cuenta de una personalidad enérgica, viva, que se percibe a pesar de la distancia. Sin ningún reparo, la psicóloga y coach sexontológico habla acerca de cómo la desinformación en torno a la sexualidad está relacionada con la libertad. “El no hacernos responsables afecta no solo en lo individual sino en lo social —asegura—. En la medida que somos más responsables hacemos una sexualidad más libre para el mundo”. El primer paso para alcanzarla es, justamente, acceder a la información y después transformarla en conocimiento que cada quien hace suyo.

“Cuando la persona no está educada en cuanto a lo sexual muchas veces no tiene los criterios suficientes para distinguir lo que le place, lo que acepta, lo que tolera, lo que le gusta. Primero, es importante entender la propia sexualidad desde lo individual, conocer el cuerpo, cómo funcionan los genitales, cómo es el proceso de maduración sexual pero también ahondar en su historia y en la influencia que tuvo, por ejemplo, la aparición de la pastilla anticonceptiva en la mujer o de la influencia del manejo masivo del preservativo para evitar enfermedades de transmisión sexual como el sida”.

Por otro lado, distingue un elemento bastante significativo y fundamento de sus investigaciones: el chequeo del lenguaje. En el lenguaje entran los actos lingüísticos que son, entre tantos, afirmaciones que usamos porque las heredamos y las asumimos como propias, son aquellas que conforman nuestras creencias. “Por ello, tenemos que chequear esas creencias para poder hacernos más libres, porque sino nos estamos dejando llevar por como fuimos educados, que no quiere decir que fue malo o bueno, simplemente fue. Pero es verdad que hoy tenemos la capacidad de cambiar el presente si no nos conviene. Después de analizar cada una de esas creencias empiezo a crear, sin culpa, sin exigencias, sin juicios, la sexualidad que quiero vivir”.

Habla de creencias que hemos adquirido… ¿Cuáles de ellas todavía persisten?

Hoy en día existen muchísimos tabúes aun cuando vemos conductas libres. Mucha gente vive una sexualidad “libre”, pero a veces carga con la culpa, no logra la satisfacción plena, no experimenta la búsqueda de sus placeres. Todas estas decisiones nacen de la falta de información y de la continuación de esas creencias y costumbres absurdas que nos limitan. Entonces, o me opongo o me quedo con esa información que es arcaica, donde este concepto está ligado a la reproducción y no a una energía de creación y de placer.

Una sociedad mejor informada es una sociedad más despierta, que asume el poder de sí misma… ¿Cree que hay interés de informar realmente a la gente?

Yo creo que estamos viviendo un proceso que nos está llevando a otro extremo. Venimos de la desinformación, tanto de la relaciones primarias con los padres, donde no se hablaba de nada, como de los colegios en los que la sexualidad siempre fue tocada tangencialmente, porque ha sido tratada más desde el área médica que desde el área social. Hoy en día los padres entregan condones a sus hijos y creen que con eso es suficiente; pero olvidan explicarles que si no lo usan desde el principio del acto sexual es posible que ocurra un embarazo porque la lubricación masculina puede arrastrar espermatozoides. No es suficiente encontrar tantas páginas en Internet sin ningún criterio con solo teclear las letras “sex…”, si la sobreinformación viene a ser lo mismo que no estar informado.

Entre esos extremos, ¿es posible ubicarnos en un punto medio?

Lo único que nos salva entre un extremo y otro es hacernos responsables, aprendiendo a decantar, a pasar la información de un recipiente a otro, moverla, filtrarla. Cuando la conviertes en sabiduría te empoderas: puedes tener relaciones con el tipo que acabas de conocer pero llevas una cantidad de condiciones en la cabeza, por ejemplo, no tomar alcohol en exceso porque quieres controlar la situación, cargar contigo un condón por previsión, elegir un lugar neutral para no correr peligro. Allí vemos cómo esa responsabilidad contigo mismo repercute socialmente.

Menciona la palabra empoderar: ¿En qué consiste el empoderamiento de la sexualidad?

Hay quienes asumen el empoderamiento como una fuerza de superioridad con respecto al otro y el empoderamiento no tiene que ver con el otro, tiene que ver contigo mismo. ¿Por qué uso la palabra empoderar? Porque siento que definitivamente estaría bien absorber todas las distinciones que nos permitan andar en la vida más ligeros de juicios, prejuicios y creencias que no nos funcionan. Esos cambios no pueden ir solo en el cuerpo, por eso cada una de las afirmaciones que aparecen en el libro está hecha desde las cuatro fortalezas: cuerpo, emociones, mente y energía, trabajadas desde el presente para hacernos libres.

Plenitud, la cumbre de lo anhelado… ¿Qué significa vivir una sexualidad plena?

La sexualidad nace en el yo apreciarme, en el yo darme placer. Por eso la masturbación es tan importante porque si no te conoces cómo le dirás al otro lo que te gusta y lo que no estás dispuesto a hacer, si no tienes la experiencia contigo mismo. Hablar de plenitud es entender que los niveles de placer se mantienen cuando trabajas en primera instancia contigo. Cuando esperas que alguien te complete, tu plenitud depende del otro, pero cuando compartes todo lo que eres como ser, sin esperar que te complete, tu plenitud está asegurada, no solo en las relaciones de pareja sino con amigos, padres, compañeros.

¿Y cómo es una sociedad que vive plenamente su sexualidad?

Cuando pienso en sociedades que viven plenamente me llegan las imágenes de los grupos étnicos que se han desarrollado sin la intromisión de la civilización. A veces creo que deberíamos ir en búsqueda del origen, de aquello que está en nosotros desde que nacemos, creo que estaríamos más destinados a la libertad. Esos grupos son ejemplos de vivir sin la influencia de la Internet, del WhatsApp, de las pornográficas. En pocas palabras, volver al origen donde la sexualidad es sana, libre, natural…

Pero vivimos en la sociedad que vivimos...

Claro, en nuestra sociedad los políticos, los economistas, las farmacéuticas, los médicos, los profesores de colegio, son responsables. En los colegios se tiene que educar para crear una sexualidad libre. El político, en sus campañas, no conformarse con sus discursos populistas, sino presentar propuestas de centros de planificación familiar o de educación para la salud sexual. Las farmacéuticas, informar acerca del uso correcto del preservativo o trabajar por la igualdad de precios entre los condones femeninos y masculinos, pues los primeros cuestan hasta cinco veces más que los segundos. La sexualidad tiene que plantearse desde cada ámbito de la vida.

Hablar de sexo libremente es común entre los círculos en los que constantemente nos movemos. Sin embargo, Pía Battaglia aclara que esta acción no es lo mismo que referirse a una sexualidad libre. “Ese es uno de los grandes errores en la actualidad por omisión o por confusión. Son dos cosas distintas. La sexualidad es mucho más que el acto de intercambio de fluidos, exista penetración o no. Incluye tantas cosas que no es solo reproducción. Una de las que más se acerca es la definición de la Organización Mundial de la Salud pues te da a entender que la sexualidad está en todo”.

 

En ese sentido, la autora, formada como Psicóloga, Sexóloga y Coaching Sexontológico, se arriesgó a estudiar la sexualidad desde un concepto nuevo, rescatándola desde lo integral, la esencia, la aceptación, la diversidad, la responsabilidad y la posibilidad de cambio. “Tenía la necesidad de trabajarla desde una perspectiva distinta: desde la energía, la mente, las emociones y el cuerpo, cuatro fortalezas con la misma intensidad e importancia”.

 

Este camino, que define como un acto de atrevimiento, inició cuando recién llegada de Venezuela a Estados Unidos, realizó distintos estudios relacionados con su carrera y el idioma, hasta que decidió emprender otra ruta, entendiendo que así como la psicología tiene un espacio, igualmente están otras herramientas más inmediatas, más prácticas que funcionan para situaciones del presente. Entonces, estudió coaching ontológico, etapa en la que entendió un mundo espiritual, del lenguaje, distinto a su trabajo como psicóloga. Luego, descubrió el coaching sexual, experiencia que le aportó una visión más norteamericana de la relación con el otro. “Me di cuenta de que hay un montón de situaciones que no llegan a ser de una envergadura enorme de las que la gente necesita hablar”.

 

Luego de todo este proceso era momento de compartir sus conocimientos. Recuerda que cuando diseñó sus primeras tarjetas de presentación, éstas indicaban que ella ejercería como “coach de vida”. Sin embargo, algo no encajaba todavía, así que después de darle vueltas y vueltas, decidió unir los dos términos que más le apasionaban: lo ontológico y lo sexual. Así apareció la palabra Sexontológico, asumiendo que significaba un reto que poco a poco fue encarando y escribiendo durante dos años sin parar, cuando nació el Manual Sexontológico, en el que se circunscriben sus conceptos.

 

“Sexontológico es una propuesta innovadora de coaching, creada como respuesta a la sexología tradicional. Es un procedimiento de exploración de nuestro ser, de cómo nos relacionamos con la sexualidad y, por tanto, con la vida. A través de la revisión y comprensión de nuestra naturaleza sexual —que no se limita a los encuentros sexuales— y desde una perspectiva integral, holística y ontológica, ofrece herramientas para que descubramos y aprendamos cómo crear una realidad acorde a lo que queremos vivir”.

 “Disfrutar de la sexualidad te lleva a ser más creativo”

Por otra parte, El libro de las afirmaciones sexontológicas encuentra su origen en una serie de vídeos que, a lo largo de seis meses, compartió a modo de “píldoras” a través de YouTube. Aquí, nuevamente, un acto todavía más atrevido: alojar todo este material en un contenedor tangible que se prolonga en el tiempo. “Recuerdo que conversando con una amiga salió la idea de recapitular, de reunir todo lo que había estado publicando en los vídeos y pensé que sí, que podía salir un libro, pero que no podía salir un libro cualquiera”.

 

Junto a un equipo editorial y artístico creó un libro “bello” que quizás, comenta, en una librería pasa desapercibido pero la persona que lo toca, que lo ve, contacta consigo mismo. “Es un libro para pintar, un cuaderno para escribir, que nació de una forma desinteresada porque incluso desde que subía esos vídeos no ganaba nada. Claro que vivo en este mundo, que quisiera que tuviera muchas ventas, pero el origen está en lo mejor de mí”.

En algún momento ha dicho que este no es un libro de autoayuda sino un estudio del ser...

Sí, porque no es un es un libro de consejos, ni una guía de pasos a seguir. Es un libro del ser en el que cada quien va a leer y contactar con su propia información, a través de una afirmación que probablemente te diga algo o no. Pero lo que sí te puedo asegurar, y eso está científicamente comprobado en investigaciones de bioneuroemoción, es que si la haces cotidiana, la repites, la interiorizas, la crees, habrá un cambio positivo.

Las afirmaciones, que se denominan como actos lingüísticos…

Sí, los actos lingüísticos son aquellos que determinan las acciones y determinan tu presente. Con ellos asumes la condición creadora porque te das cuenta de que las creencias pasadas, aquellas que no te sirven, no tienen por qué mantenerse si están caducas. Una muy típica en mi adolescencia era: “Los hombres lo que buscan es eso”. Es una afirmación acerca de los hombres que hace que los veas a ellos como los que están interesados en ti y de una vez te otorgan el papel de dadora… Pero, ¿y acaso no soy también receptora? Parece una simple oración, pero realmente esconde distintos análisis.

“Integro lo femenino y lo masculino que hay en mí” reza una de las afirmaciones del libro. ¿Cómo conviven esas dos energías en una persona?

A mí no me gustaría, primero, que este libro fuese solo para las mujeres; varias de estas afirmaciones harían mucho bien a los hombres porque les desarrollaría una amplitud espiritual y energética que le daría otro sentido a la sexualidad más que desde el sexo. Está dicho que somos distintos, hombres y mujeres, en el proceso mental, que tenemos características que nos distinguen en esencia, pero si asumimos que en el fondo venimos del mismo origen, que tenemos “todo de todos” y entendemos qué partes nos faltan desarrollar para poder entendernos, seguramente nos llevará a un espacio de más armonía, de intercambio y negociación, donde ambas partes nos veremos beneficiadas.

¿Por qué parece que para las mujeres es más fácil hablar de la sexualidad? ¿Cree que a los hombres les cuesta referirse en estos términos?

Quizás hoy en día las mujeres nos damos más permiso para estas cosas que tienen que ver con lo verbal y eso nos ha ligado a una cantidad de información para ampliar el tema. Quizás es el espacio que estamos agarrando porque nos corresponde. Antes las mujeres realizaban pocas actividades, se dedicaban a ser madres, estar en la casa y dejaban la propia vida a un lado. Además, la mayoría de los libros, a lo largo de la historia, ha sido escrita por los hombres. Tal vez es que nos toca decir: “Ahora hablo yo”.

¿Qué implica asegurar que la sexualidad es fuente de creación?

La sexualidad es una energía creadora, tanto la energía masculina como la femenina, sin importar que seamos hombres o mujeres. Hacernos de ambas energías nos lleva a crear bajo una condición igualitaria con el otro, donde no es un tema de tolerancia sino de aceptación, porque tú creas desde la esencia. Por eso lo que tú crees va a llegar más hacia el afuera, lo que tú generes va a ser más inclusivo. Aceptar la diversidad, conocer tu sexualidad, disfrutarla con placer, te lleva a ser más creativo.

¿Cuánto nos falta, si es que es una cuestión de tiempo, para asumir esa capacidad creadora que todos tenemos desde la sexualidad?

Indudablemente, cada vez uno se encuentra con nuevas investigaciones. Sin embargo, en los libros se habla mucho más de sexo y todavía se siguen nombrando términos que limitan su amplitud. Hasta que no se introduzca en todo el mundo investigativo la sexualidad desde lo grande, con un lenguaje inclusivo y acorde a este nuevo siglo, no podremos romper con las creencias de siempre que nos impiden crear. Las orientaciones sexuales están allí pero si seguimos hablando únicamente de varón y hembra y relaciones heterosexuales como aquellas naturales, estamos negando algo que existe, te guste o no te guste.