Alicia en el país de las Maravillas, Maléfica, Cenicienta, Peter y el dragón, El libro de la selva, y, ahora, La bella y la bestia, son parte de un proyecto de Disney que reinventa, en nuevas versiones o remakes, sus grandes éxitos de animación, una manera de usar el legado cinematográfico de la productora para actualizar sus títulos más míticos. El procedimiento en todos los casos es ser fiel al original, aunque con algunas variaciones. Así, el ‘espíritu’ de aquellas películas no se pierda en su transplante a imagen real. En el caso de La bella y la bestia, dirigida por Bill Condon, se trata de una adaptación de la película de animación de 1991, que realizaron Gary Trousdale y Kirk Wise, a su vez adaptación de la novela de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, y que permanece con el paso del tiempo como una obra maestra en su género, que además abrió una década para la Disney, la de los noventa, de grandes éxitos y revolución técnica y estilística. Una película que, además, o sobre todo, contó con la banda sonora de Alan Menken, un genio que compuso también la de La sirenita, Aladdin, Pocahontas o El jorobado de Notre Dame.

Menos inventiva

Eso si, pese a ser un fiel reflejo de la película original, La bella y la bestia en carne y hueso tiene una duración mucho mayor que la primera, lo que ocasiona a veces que no tenga su precisión narrativa ni su ritmo. Sin embargo, las canciones de Menken, que son en gran medida el motor narrativo, siguen mostrándose con una fuerza extraordinaria aunque los números musicales, quizá, no tenga la misma inventiva en imagen real que tuvieron en animación. Además, en pleno 2017 la película corría el riesgo de estar fuera de época. Y en cierto modo, es así, a pesar de que el personaje de Bella, interpretado por Emma Watson, presenta una forma femenina muy diferente a la de animación. El uso de un clasicismo visual por parte de Condon tan medido en los números musicales, la apuesta por una fantasía con un discurso sobre la belleza interior por encima de las apariencias y el engaño de éstas por encima de lo que realmente es valioso, el tono festivo que impone la película en todo momento y la saludable aparición de un personaje gay en el elenco son elementos que hacen de La bella y la bestia una obra totalmente disfrutable y que recupera ese sentido de cine Disney para todos los públicos que a pesar de haber sido denostado por muchos, presenta todavía ese espíritu de gran cine y de espectáculo que apela a una sentido de disfrute pleno del cine. Como bien demuestra, por ejemplo, su último número musical, una celebración de alegría y de la vida. O su capacidad para, en imagen real, entregar una mundo de fantasía que, sin embargo, posee algunos contornos reales.   https://www.youtube.com/watch?v=XpMjfUJ1lUc