La cultura siempre ha protagonizado capítulos históricos en tiempos de guerra, tratando de evitarse por todos los medios que las obras de arte sufran las consecuencias de bombardeos, ataques o saqueos. No obstante, aquellas que no corren este peligro también tienen el riesgo de sufrir vetos políticos y sociales.

Este escenario es el que ahora acontece en Europa, ya que se han paralizado los proyectos rusos a modo de sanción y protesta contra el terror de Vladimir Putin. Entonces, ¿qué hacer con las obras rusas? ¿Está teniendo mayor acogida toda la cultura ucraniana?

En lo que concierne a España, se pueden encontrar múltiples colecciones y obras de origen ruso que en estos momentos han sufrido las consecuencias unilaterales de la guerra. El ministerio de Cultura y Deporte, dirigido por Miquel Iceta, se unió a la declaración conjunta de solidaridad con Ucrania realizada por sus homólogos europeos para “suspender los proyectos e iniciativas en curso de la Federación Rusa”. No obstante, en todo momento se ha llamado a la preservación y protección del legado artístico, ya que el terror del mandatario ruso no se corresponde con la sensación de la mayoría de su pueblo. “Seguiremos leyendo a Tolstói, pero condenamos al Gobierno ruso”, reiteró Iceta.

La huella rusa y ucraniana en España

Las vanguardias rusas son el principal potencial artístico del país que ha llegado a todos los rincones del mundo: “Es un renacimiento cultural sin precedentes que comenzó durante los últimos años del Imperio Ruso y continuó tras la Revolución Rusa”, explica para ElPlural.com la Conservadora de Pintura Moderna del Museo Thyssen-Bornemisza, Marta Ruiz del Árbol. Movimiento que después fue traduciéndose en otros subgéneros como el primitivismo o el constructivismo. Una influencia que poco después también se expandió hacia Ucrania y el resto de países soviéticos.

Emulando los pasos que se daban en el corazón de Europa, los artistas rusos y ucranianos mostraron “interés por la búsqueda de un arte nuevo que cambiara el mundo y la cultura popular”, recurriendo a expresiones “más tradicionales, auténticas y conectadas con la vida”.

Por su parte, el Museo del Reina Sofía ofrece igualmente una amplia gama de recursos artísticos que también abarcan el dibujo y la fotografía, no solo la pintura. Los responsables de la colección han señalado a este medio que se debe diferenciar entre los artistas nacidos en Rusia de los nacidos en Ucrania, ya que han tenido trayectorias distintas a pesar de sus múltiples similitudes.

Destaca así el colectivo ruso Chto Delat? -¿Qué podemos hacer?-, quienes se centran en “la política rusa y sus consecuencias sociales” con tintes activistas, o el reconocido Vassily Kandinsky (Moscú, 1866) como el precursor del arte abstracto. Mientras, Sonia Delaunay (Grandizhsk, 1885) y su simultaneismo se hacían un hueco desde Ucrania con influencias de autores postimpresionistas plasmando en sus cuadros, según sus palabras, “el color como la piel del mundo”. Se trata de la primera artista viva en ver cómo el Museo de Louvre de Paris organizó una exposición en su honor. El suprematismo de Kazimir Malevich (Kiev, 1878) también marcó una tendencia inigualable en las vanguardias rusas.

'Vestidos simultáneos', Sonia Delaunay.

Vestidos simultáneos, de Sonia Delaunay. Imagen cedida por el Museo Reina Sofía. 

No obstante, el legado más amplio y directo que se puede encontrar en España de arte ruso reside en Málaga. Las relaciones entre dicha institución y el Museo de San Petersburgo -dependiente del Kremlin- han quedado paralizadas por la guerra de Ucrania. El Museo Ruso de Málaga se encuentra en estos momentos cerrado al público y en estado de “hibernación”, pero el alcalde, Francisco de la Torre, fue partidario de mantenerlo abierto para demostrar que la cultura debe estar separada de la guerra; aunque con el recrudecimiento de los acontecimientos decidió devolver la medalla Pushkin a Putin, tal y como adelantaron medios locales.

Exposición 'Guerra y Paz en el arte ruso' del Museo Ruso de Málaga. EP

Exposición Guerra y Paz en el arte ruso, del Museo Ruso de Málaga. EP

El arte se suma a la ola de solidaridad con Ucrania

Sumándose a las numerosas muestras de apoyo humanitarias y económicas que España ha impulsado con el pueblo ucraniano desde que el conflicto estallase el pasado 24 de febrero, las exposiciones y actos benéficos en favor de la causa están protagonizando la agenda cultural en diversos puntos del país.

Ruíz del Árbol explica a este medio que el interés del público por el arte ucraniano ha crecido durante las últimas semanas: “Están muy sensibilizados ante la dramática situación que está viviendo este país y su deseo de conocer más sobre su historia y tradiciones se traduce en preguntas sobre los artistas de nuestra colección”, asegura en alusión a los visitantes del Thyssen. Asimismo, recalca que el museo ha organizado un concierto benéfico de música barroca “con el fin de recaudar fondos para el Comité de Emergencia” conformado por seis ONGs que trabajan sin descanso para paliar la crisis derivada de la guerra.

 

Fuera de la capital, el Museo Nacional d’Art de Cataluña ha acogido las obras de Victoria Tissot y Mykola Kornilov, dos artistas ucranianos que huyeron del horror ruso y que llegaron a nuestro país, donde han tenido la oportunidad de exponer sus piezas en las que rinden homenaje a las víctimas y reclaman el fin de los ataques.

Un signo distintivo de la cultura ucraniana es la danza folclórica y el ballet. Los componentes del Ballet Nacional Virsky hicieron las maletas el 23 de febrero y no esperaron más para salir del país y, hasta el día de hoy, están recorriendo Europa con una gira benéfica. Madrid y Barcelona ya acogieron a la agrupación los pasados 5 y 8 de abril.

La Compañía Nacional de Danza española también ha tomado cartas en el asunto actuando como refugio para las bailarinas ucranianas. Kateryna Chupina, Lisa Semenenko y Anastasia Kovaleska llegaron a Madrid el pasado 9 de marzo y, tal y como relatan en una entrevista con RTVE, su vida ha tomado un giro de 180º: “Vivimos en dos realidades: la tranquila vida de aquí y la que hemos dejado y sufren nuestros familiares”, afirmaban.