Café Universal nace para dar vida a una nueva forma de organizar las tertulias, de devolver el pensamiento crítico a las nuevas generaciones orientándolo al ámbito cultural, filosófico y, como no puede faltar, político. 

En la primera parte de la entrevista que coincidieron los integrantes de esta agrupación a El Plural, se trataron los ejes vertebradores de lo que es y lo que impulsa Café Universal pero, entrando en reflexiones más amplias, ¿en qué punto se encuentran las inquietudes de los jóvenes en términos políticos?

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Ahora que llegan las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo en toda España, cabe destacar que una de las iniciativas de este grupo de jóvenes fue organizar el primer debate preelectoral que reunió en una misma sala a los principales líderes jóvenes de los partidos, como las Nuevas Generaciones del Partido Popular o las Juventudes Socialistas, entre otras fuerzas políticas. El presidente de Café Universal, Samuel Martínez, junto a su compañero Alejandro Mardones, explican a este periódico que acudieron hasta un centenar de personas, que la gente llegó a "aglutinarse de pie" para atender detenidamente al debate y, debido a la falta de cámaras que grabasen el momento, se creó un ambiente más sosegado. 

P: ¿En qué puntos creéis que se ha diferenciado este que habéis hecho aquí, además de contar con voces jóvenes, a diferencia de lo que se suele ver en televisión?

A.M: El mero hecho de que no esté televisado ya supone una enorme diferencia. Aquí se ha podido ver a cinco personas con líneas ideológicas muy marcadas y con grupos de comunicación detrás, pero es muchísimo menos evidente. Estuvimos sentados en cinco sillas y Samuel moderando a un lado y se basó en soltar temas de conversación y que, verdaderamente, pudieron conversar. Parece un poco más impostado en televisión, creo que es la percepción que tenemos muchos cuando vemos debates electorales, de precampaña o ya metidos en campaña en los que se nota “el plástico”.

También ha influido en que hayan sido las personas que lideran las juventudes de cada partido, hay mucha más diferencia que cuando tienes al ‘mandamás’ delante y que tiene un discurso muchísimo más marcado. Además, creo que se entienden mejor entre ellos, aunque parezca raro, había mínimamente buen rollo entre ellos. Es mucho más orgánico, y una de las cosas que pretendemos hacer desde Café Universal, que los actos no sean un ladrillo que cae y que hace ruido. Es un formato que permite más el diálogo serio y con contenido que lo que vemos muchas veces en la televisión.

La discusión, el debate, la tertulia, la cultura tiene un componente intrínseco de esfuerzo

S.M: Hay tres elementos fundamentales que definen el debate que tuvimos. Uno es que somos jóvenes y que están muy preparados, la altura intelectual y política del debate fue increíble. Algunos de ellos van en listas para las autonómicas, no es que solo lideren las juventudes.

Otro elemento es una cosa por la que hemos apostado desde el primer día en Café Universal: que no se grabaran los debates y las tertulias, porque cuando pones una cámara delante te cohíbes, hay cosas que no dices porque no quieres que queden registradas o que quede ese recuerdo por miedo a equivocarte. Si la cámara la quitas, te desinhibe y muestras lo que estás sintiendo en cada momento. Y creo que eso lo tuvo el debate. Creo entre ellos tienen buena relación aunque con ideas distintas, las discutieron con total libertad y se interrumpieron y se enfadaron y en algunas cosas estuvieron de acuerdo.

Por redes sociales nos suelen preguntar por qué no lo grabamos, pero tengo la sensación de que si lo grabamos a lo mejor la gente no viene porque ya lo puede ver online.

A.M: Sí, pero también es un acto del espíritu y también de folklore de la 'docta' casa.

S.M: Es como una liturgia casi.

A.M: Creo que muchas veces no es productivo relacionarse a través de la pantalla en según qué cosas, o sea, la universidad, por ejemplo, se la cargaron en la pandemia: no te conectas a clase, no tienes ganas, no se escucha, no te ayudas, no te entiendes. Y también, si queremos recoger la idea de tertulia, lo importante es venir aquí, debatir aquí, interrumpirnos aquí y pegarnos aquí si hace falta.

S.M.: La discusión, el debate, la tertulia, la cultura tiene un componente intrínseco de esfuerzo, es decir, acarrea el mínimo esfuerzo de salir de tu casa, venir al Ateneo y hacerlo aquí. Evidentemente, hay que acercar la cultura, ponerla más fácil, pero también tener interés. Si eres de Madrid, acércate al Ateneo porque, habitualmente -otro tópico- es que lo mejor no pasa durante el acto, igual pasa durante las cañas de después, que es donde tú, que a lo mejor eres filósofo y que habitualmente no te ves con un físico porque no está en tu círculo, o como yo que soy periodista y no me veo con un abogado o camarero, ahí me encuentro con ellos y aprendemos los unos de los otros. Animo a venir aquí porque además todos nuestros todos nuestros actos son abiertos y gratuitos. No hace falta ser socio del Ateneo para venir a los actos ni para nada.

P: ¿Cómo calificaríais el compromiso y el interés de las generaciones jóvenes con la conciencia política y cultural de hoy en día?

A.M: Creo que hay un profundo nihilismo o desconfianza que está completamente justificado y con razones de peso, pienso que nos cuesta porque nos lo han puesto muy difícil. La crisis financiera de 2008 no la viví directamente, mis padres sí; ahora me ha tocado la del covid-19, por lo que ahora las previsiones para independizarme están en torno a los 37 años.

La desafección que tenemos está completamente justificada, pero creo que en estos momentos es donde hay que crecerse un poco. El nihilismo, el no creer en nada, es lo mejor que nos podría haber pasado para ahora construir lo que queremos. Si hemos perdido cierta confianza una democracia institucional que no vemos suficiente, es ahora cuando nos tenemos que levantar y reclamar más políticas asamblearias, más deliberación y más participación directa. Ahora nos toca contestar y decir ‘si nos habéis dejado este plan, aportaremos un nuevo’.

Café Universal es un intento de eso, de no vernos representados en ningún espacio público e intentar crearlo nosotros, atraer a gente que estén interesados en hablar y que no sean los de siempre. Es una situación complicada, pero tenemos las herramientas perfectas, estamos de sobra preparados para alzar la voz y que se nos escuche aún más.

Los jóvenes tenemos pulsión política de sobra 

S.M: Discrepo un poco. Sí hay interés político de los jóvenes y que el activismo político también es política, igual sí hay un poco de desafección en lo relativo a la política institucional, pero creo que hay muchas formas de hacer política y creo que los jóvenes de nuestra generación hay una sensibilización con una serie de temas en los que tradicionalmente no la ha habido. Se han dado grandes concentraciones y manifestaciones en la calle que han sido de las más grandes de la historia y un porcentaje alto de la gente que acudieron eran jóvenes.

Es verdad que existe este discurso del desinterés, pero no sé hasta qué punto es autoimpuesto. Hay muchos jóvenes a los que les interesa el momento político que estamos viviendo, otros que se sienten interpelados y que son los encargados de mejorar la historia.

A.M: Lo que sí que hay en nuestra generación es rabia. Con el nihilismo y la desafección me refería más a un proceso democrático e institucional que nosotros no vemos como suficientes. Ahí sí que veo pulsión política, de sobra, pero puede ser que conforme peor sea la situación más rabia tienen las nuevas generaciones, una rabia productiva que diga ‘esto no puede seguir siendo así’. Café Universal es un síntoma de esa rabia, entendida como algo bueno, de esa pulsión que tenemos, de que no se nos ha dado un espacio y que, al final, lo hemos creado nosotros.