Muchas personas tienen dudas aún sobre cuál es la prueba diagnóstica que les conviene hacerse para comprobar si se ha infectado de coronavirus o si ya ha superado el contagio, especialmente con la cercanía de la Navidad. Para aclararlo, la OCU ha difundido un artículo en el que precisa para qué sirve cada uno de los test.

Las pruebas que detectan la presencia del virus se denominan "de infección activa", que indican si una persona está o no infectada en el momento de realizarse el análisis. Estas son la PCR y la prueba rápida de antígenos.

Las que detectan si el virus ha pasado por nuestro organismo, pues rastrean los anticuerpos que nuestro sistema inmunitario ha producido frente al virus, son indicativas de una infección pasada, pero en la mayoría de los casos no aportan información sobre la situación actual. Hasta ahora, para estas pruebas era necesario realizar un análisis de sangre, aunque ahora, según adelanta la web de consumidores, están llegando a las farmacias kits “rápidos” que permiten hacerlo con una muestra de saliva o una gota de sangre.

Precisamente el término "test rápido" está detrás de la confusión de muchos consumidores: una cosa es la prueba rápida de antígenos y otra muy distinta las pruebas rápidas de anticuerpos.

Pruebas de infección activa: PCR y antígenos

Estas pruebas detectan la presencia del virus en el organismo y pueden ser de dos tipos: la PCR, que detecta si hay infección en ese momento, y la prueba rápida de antígenos que identifica algunas de las proteínas de la cubierta del virus. En ambos casos la muestra se extrae de la nasofaringe mediante un hisopo que se introduce por las fosas nasales. Ambas se realizan cuando la persona presenta síntomas de la enfermedad.

Test PCR

La ventaja de este tipo de examen es que detecta la infección ya desde las primeras 24 a 48 horas tras el contagio, ya que amplifica el material genético del virus aunque se encuentre aún en poca cantidad. Tiene el inconvenientes de su complejidad técnica, su coste elevado y que el resultado no es inmediato, puede tardar varias horas de, incluso, días. Lo peor es que puede seguir dando positiva en personas que están curadas pero aún acumulan restos muertos de virus en su organismo. Su precio está entre los 115 y 180 euros.

Prueba de antígenos

La prueba rápida de antígenos que identifica algunas de las proteínas de la cubierta del virus, e igualmente determina si se está sufriendo en ese momento una infección por SARS-Cov 2. Su principal ventaja es que si hay síntomas, es capaz de detectar la infección con una eficacia equiparable a la de la PCR con menor complejidad técnica y a menor coste.El resultado está en pocos minutos. Pero su inconcveniente es su menor sensibilidad en la fase asintomática. Su coste está entre 40 y 75 euros.

Pruebas de anticuerpos

Una vez ha entrado en contacto con un virus, nuestro organismo reacciona fabricando anticuerpos que permiten a nuestro sistema inmunitario defenderse, reconocerlo y estar preparado para una nueva infección. Hay diferentes tipos de anticuerpos, pero estos test lo que miden son los IgM y los IgG.

Los anticuerpos IgM aparecen unos pocos días después de comenzar la infección (normalmente se detectan a partir de la primera semana y desaparecen un par de semanas después). Los anticuerpos IgG no comienzan a elevarse hasta el final de la infección y persisten elevados durante meses.

Los test de anticuerpos lo que indican es que hemos pasado la infección (o que estamos en su final), pero no sirven para indicar una infección activa.

La detección de anticuerpos es técnicamente más sencilla que la PCR y puede hacerse mediante análisis de sangre (serología) o mediante kits rápidos de venta en farmacias, que utilizan una muestra de saliva o una gota de sangre. El inconveniente que tiene esta prueba es que no detecta la presencia del virus, simplemente la respuesta inmunológica del organismo, aunque pueda servir de orientación en algunos casos dudosos.

Una prueba serológica para detectar anticuerpos cuesta de 50 a 60 euros. Los kits rápidos de venta en farmacias pueden encontrarse a partir de 25 euros.

Cómo interpretar un test de anticuerpos

Si a una persona sin síntomas se le detecta IgG en sangre, pero no tiene IgM, significa que la infección ocurrió hace semanas o meses. Si se detecta tanto IgG como IgM significa que la infección ha sido más cercana. Pero en cualquier caso, si la IgG es positiva no es necesario aislarse ni buscar contactos.

Si el resultado es negativo para los anticuerpos IgG, pero positivo para los IgM puede ser un indicador de que nos encontramos ante una infección todavía no resuelta. Se impone entonces la realización de una prueba de infección activa.