La resonancia magnética es una de las herramientas diagnósticas más avanzadas y precisas en medicina, clave para detectar enfermedades graves como cáncer, trastornos neurológicos y patologías cardiovasculares. Su agilidad no solo mejora la experiencia del paciente, sino que permite además, intervenciones más oportunas y eficaces.

En los hospitales de alta complejidad, donde se atienden los casos más críticos, los tiempos para esta prueba se convierten en un indicador esencial de la calidad y eficiencia del sistema sanitario. Según los últimos datos del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), correspondientes al mes de octubre, de todos los hospitales de referencia de la Comunidad de Madrid, el Hospital Fundación Jiménez Díaz, es el que menos tiempos de espera presenta para una resonancia magnética con 11,97 días; seguido del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda con 15,41 días y el Hospital Clínico San Carlos con 20,96. En el resto de los centros de alta complejidad para una resonancia hay que esperar: en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón, 33,8 días; en el 12 de Octubre, 37,07; en el Ramon y Cajal, 73,93; en La Princesa: 89,67 y en La Paz,  122,86 días.

Según los datos del SERMAS, todos los hospitales de referencia de alta complejidad en la Comunidad de Madrid lograron reducir en octubre los tiempos de espera para esta prueba diagnóstica respecto al mes anterior. La Fundación Jiménez Díaz, disminuyó el tiempo de espera en un día; el Puerta de Hierro de Majadahonda, en 12 días; y el Hospital Clínico San Carlos, en más de 10 días. Por su parte, el Gregorio Marañón disminuyó en 6,2 días; el 12 de Octubre, en 29,55 días; el Ramón y Cajal, en 3,36 días; La Princesa, en casi 20 días; y el Hospital La Paz logró la mayor reducción, con 41,72 días menos.

Grandes diferencias entre hospitales

La atención de las pruebas diagnósticas en los hospitales de alta complejidad es crucial, debido a la gravedad de los casos que atienden, lo que hace que la gestión eficiente de sus listas de espera adquiera mayor relevancia. Por otro lado, los hospitales de media complejidad suelen manejar un menor volumen de pacientes y casos menos graves, lo que en principio puede traducirse en tiempos de espera más reducidos. Sin embargo, dentro de este grupo, los datos de la Comunidad de Madrid revelan una notable variación en los tiempos de espera entre los distintos centros. Entre ellos, destacan por sus menores tiempos de espera inferiores al mes, el Hospital Universitario Rey Juan Carlos: 11,32 días; el Hospital Universitario de Torrejón: 12,08 días; el Hospital Universitario General de Villalba: 16,86 días; y el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla: 20,55 días. En el otro extremo hay hospitales de media complejidad que superan los tres meses para esta prueba como son el Hospital Universitario Severo Ochoa: 90,71 días; el Hospital Universitario Príncipe de Asturias, 81,28 días; y el Hospital Universitario Infanta Sofía: 184,43 días.

El diagnóstico temprano es clave

Reducir las listas de espera para pruebas diagnósticas es vital para la detección de enfermedades y el acceso a los tratamientos oportunos. Los tiempos de espera largos no solo incrementan la carga emocional en los pacientes, sino que también dificultan la eficacia de los tratamientos, especialmente en enfermedades donde el diagnóstico temprano es clave.

Según los últimos datos de octubre, la espera media para acceder a una prueba diagnóstica en la Comunidad de Madrid se redujo a 64,54 días, 10,56 días menos que en septiembre (75,10 días) y 12,69 días menos que en agosto (77,23 días). En cuanto a la lista de espera total, 205.621 personas aguardaban en octubre una evaluación médica en la región, lo que equivale a una tasa de 47,83 por cada 1.000 habitantes. De este total, 55.428 pacientes esperan menos de un mes, 31.445 entre 31 y 60 días, 18.605 más de dos meses, y 10.014 más de tres meses. No obstante, los tiempos de espera varían significativamente en la región según el tipo de prueba. Las resonancias magnéticas, endoscopias, ecografías y TAC continúan siendo las pruebas con mayores demoras, lo que subraya la necesidad de seguir optimizando los recursos para estas evaluaciones clave.