“Fue un caos total, empezaron a mover a los residentes con síntomas de coronavirus de un lado para otro, junto a sus pertenencias. Se regó el virus por todos lados. Y nosotras sin protección alguna. Nos hacían quitar las mascarillas”. Así narra Esther, técnico de Enfermería, cómo fueron los primeros días del coronavirus en la Residencia de Alcorcón, un centro público dependiente de la Comunidad de Madrid con 250 plazas.

El número de víctimas del Covid-19 en todas las residencias de Alcorcón ha sido especialmente sangrante: el 50% de los 579 residentes de ese municipio madrileño ha dado positivo en los test PCR. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha ordenado a la Consejería de Sanidad dotar a estos centros de los medios necesarios, tras la denuncia del Ayuntamiento.

Más de 40 ancianos muertos

“Lo único que teníamos eran bolsas de basura para ponernos como batas; ni calzas ni gorros, y después algunas pantallas que nos donaron desde el Ayuntamiento”, continúa narrando Esther, en cuya residencia han muerto más de 40 ancianos y más de 70 trabajadores han estado de baja. “Nos han hecho los test solo a los que teníamos síntomas”.

Esther, que es delegada del sindicato Mats, explica que antes de la crisis sanitaria por el coronavirus ya “llevábamos muchos años denunciando la falta de personal y de material en la residencia, donde se llegó a hacer una plataforma de familiares”.

Ni tomas de oxígeno ni sueros

“Con el Covid se ha reafirmado que las residencias no están adaptadas para los residentes que tenemos hoy en día. Deberían estar medicalizadas. Ahora están desfasadas. La idea que se tiene es que los residentes juegan a las cartas y poco más, y esa no es la realidad, son grandes dependientes, con muchas patrologías, a los que hay que hacerles casi todo”.

Esther añade que falta personal y, especialmente, profesionales adecuados, con formación. “En las residencias no existen tomas de oxígeno en las habitaciones. Hay residentes que a veces no pueden tragar, y no hay sueros para poner vías. Cada vez que hay una urgencia, hay que derivarles a un hospital. Ahí viene el gran problema”.

"Mantén encerrado a un residente con alzheimer"

En la Residencia de Alcorcón hay dos médicos por la mañana y uno por la tarde, pero durante las noches y los fines de semana no hay ningún facultativo.

Los residentes fueron aislados “sobre el 30 de marzo, cuando algunos empezaron con fiebre, diarreas, falta de aire”. La tarea de mantenerles a salvo en sus habitaciones no ha sido fácil. “Imagínate un residente con alzheimer, que salía porque no quería estar encerrado 24 horas. Conseguías meterle, y salía otro. Entrabas a darle el desayuno y veías que había salido”.

“Nos miraban con cara de ‘esto qué es’, cuando te veían con ropas extrañas, las bolsas encima, las mascarillas. Mucho estrés, carecíamos de  información. Cuando empecé con fiebre, lo viví muy mal. Me infecté por no habernos dado los EPIS adecuados”. Eshter está de baja por presentar síntomas del Covid-19.

Las denuncias de los trabajadores vienen de lejos porque en el centro hay muchas carencias. Las habitaciones no son cómodas y entrar en ellas una silla de ruedas resulta a veces una maniobra titánica. “Y los baños para duchar a los residentes… mueres. Son pequeñísimas para personas que necesitan a veces grúas. Se trabaja muy mal. Te das por todos los lados. La residencia está diseñada para personas que no tenían patologías”.

Que las muertes no caigan en el vacío

“Me gustaría que todas estas muertes, lo que hemos vivido, no cayeran en el vacío. Ahora, que ya no se puede hacer nada por tantas personas mayores que se han marchado, que tengamos la sensación de que esto va a mejorar. Estamos cansados de decir que la residencia no es un lugar donde los abuelos juegan a las cartas. Que por fin se den cuenta que el sistema residencial debe de cambiar”

“No se puede hacer un negocio de nuestros mayores. Son gente que levantó este país y le hemos pagado de esta forma. Me duele en el alma. Que sirva para que los mayores tengan residencias dignas y humanas. Me parece vergonzoso que se haga negocio con ellas. Las residencias tienen que ser públicas al cien por cien y estar bien dotadas. Incluso las públicas cobran un porcentaje de su pensión a los abuelos dependientes”.