Jorge Sainz dirige la pequeña residencia privada de mayores Roa de Duero, con 50 ancianos, desde su apertura hace 26 años, en esta localidad de Burgos de 2.400 habitantes. Es, además, presidente del grupo Lares en Castilla y León, donde gestionan 83 centros.

PREGUNTA. ¿Cuál ha sido el protocolo para pacientes con covid-19?

RESPUESTA. El proceso era llamar al centro salud y en cuanto han visto que eran síntomas compatibles con el Covid-19, el protocolo ha sido tomar la temperatura varias veces al día, antitérmicos, y la medicación aquí en Castilla y León, y me imagino que como en el resto de España, azitromicina y amoxixilina… y haz lo que puedas. Los médicos de los centros de salud no se han dignado en acudir a las residencias. Simplemente ha sido hablar por teléfono.

P. ¿Y el acceso a los hospitales?

R. En cuanto a los casos de Covid-19 en las residencias, los hospitales no los han atendido. Nos han dado las pautas necesarias para que los atendamos en las residencias. Pero nosotros cuidamos, no curamos.

El protocolo establecido para las residencias es que no se les deriva al hospital. Nos comunicaron de la Consejería de Sanidad que no se envía a nadie al hospital, sólo si se trataba de un caso muy grave. A día de hoy sigue siendo así. Nos han utilizado para no colapsar el sistema sanitario.

Y nuestras personas mayores son iguales que otras que puedan vivir en otro sitio. Hemos visto que no se ha tenido en cuenta a las personas mayores de las residencias. Los mayores son quienes nos han dado la vida, la oportunidad de ser lo que somos y entendemos que no se les debía discriminar como se ha hecho. Entiendo que los hospitales estaban colapsados. Y que había que haberlos atendidos de otra manera. Ha habido una carencia clara.

P. ¿Usted pide que los familiares puedan despedirse?

R. Nuestro modelo está orientado a que la residencia es la casa de las personas. No tenemos horario y las puertas están abiertas. Las personas mayores tienen que seguir viviendo en la sociedad con su proyecto de vida y que tengan ilusión de vivir. Claro que en esta situación, hemos cerrado la residencia a las familias, como el resto.

Vemos con rabia cómo hay personas que pierden a sus familiares en residencias sin que se les haya prestado la atención debida. Hay que ser comprensivos y permitir que a una persona que ve que a su madre le quedan horas de vida, que pueda verla. Tomando todas las medidas precisas para que no haya contagio, en caso de que la residente esté enferma.

No despedirte te queda para toda la vida

Yo tengo una residencia que creo que es la media de edad más alta de España, 92 años, y las personas se mueren también por la edad, por agotamiento. Si no tiene el Covid, la administración se tiene que dar cuenta de que si esta persona está agonizando y tú puedes facilitar que el familiar, en sus últimas horas o los últimos dos o tres días, pueda pasarlo con él y despedirse agarrado de la mano, debe facilitarlo. Incluso, si el residente está enfermo, puede crearse un protocolo para que el familiar pase los últimos minutos con él y pueda verlo.

La Administración ha sido tan rigurosa que no ha permitido ni siquiera despedirse ni un minuto de un familiar. Y eso te queda para toda la vida. En esas cosas hay que ser sensibles porque trabajamos con personas que tienen todos los derechos. Ha pasado hasta ahora, pero vamos a intentar que a partir de ahora no pase.

Es importante poner en valor el trabajo que hacen en las residencias. Más del 80 % de nuestros centros están ubicados en el mundo rural. Tenemos un afecto a nuestros mayores. Es cuidar a nuestra familia. Son personas que han formado parte de nuestras vidas.