“Todo lo que sé de sexualidad lo he aprendido fuera del centro. Con las charlas no aprendía nada nuevo”. Así resume en pocas palabras Celia, estudiante del IES Cervantes y Lope de Vega, lo que ha podido extraer de la educación sexual recibida en el instituto del que se acaba de graduar en Madrid. Muchos adolescentes de su misma generación parecen tener un imaginario colectivo sobre la educación sexual que recibieron en sus  institutos: poner preservativos en plátanos o similares, unas pocas charlas (en el mejor de los casos) al año, información relativa al embarazo y enfermedades de transmisión sexual, pasadas de brocha gorda por el consentimiento y las agresiones sexuales, poco espacio y tiempo…  

No solo eso, numerosos estudios e informes realizados recientemente demuestran que lo que Celia describe no es una experiencia aislada, sino una realidad. Todos y todas podemos intuir lo que puede significar que en España actualmente no este implementado aún un currículum sexo-afectivo obligatorio en los centros educativos. Pero la actualidad es mucho más desgarradora, y está estrechamente ligada al auge de violencia machista que azota el país desde hace décadas y contra el cuál parece no haber remedio. La pregunta es ¿qué está pasando? 

Lo que no se nombra no existe 

Las carencias del sistema son evidentes y sus consecuencias se concentran, a menudo, en el ámbito médico, sanitario y clínico. Juan Madrid, es el primer doctor de planta del Centro Joven de Madrid. Se trata de un centro de salud, atención y educación sexual dependiente del  Ayuntamiento. En la capital existen dieciséis centros municipales de salud sexual y reproductiva pero el Centro Joven de Callao es el único monográfico. A su consulta pueden acudir jóvenes de entre 12 a 24 años. “Los dos motivos de primera consulta son la píldora del día después y los tests gratuitos de ETS”, explica Madrid. Sin embargo, no solo hablamos de falta de información en el amplio campo de lo afectivo-sexualidad que sufren los y las jóvenes, sino de las terribles secuelas que puede generar: la violencia machista en todas sus vertientes. Numerosos estudios e informes señalan la relación que existe entre la falta de educación sexual con la oleada de agresiones y abusos hacia las mujeres que vive el país. El Centro Joven organiza charlas y sesiones informativas con los institutos de Madrid que les contactan para este servicio. Entre ellos, se encuentran tales como el IES  Cervantes, el IES San Isidro o el IES Gran Capitán. En cuanto a sus charlas en los institutos sobre salud y educación sexual, Juan Madrid es muy claro.“Yo siempre digo que nosotros no hacemos un programa de educación, hacemos un programa de reducción de daños. Tenemos tres horas al año; en tres horas no da  tiempo prácticamente a nada, sólo intentamos que estén lo mejor informados posible y que resuelvan las dudas que puedan tener”.  

Según el estudio científico La violencia sexual entre adolescentes ha aumentado ¿qué está pasando?, escrito por profesores e investigadores de la Universidad de Euskadi e Islas Baleares, la realidad que vivimos demuestra que el modelo de educación sexual actual no está resultando efectivo, ni suficiente. Se habla de una educación “residual, aislada y biologicista” mayoritariamente orientada a la reproducción y a la prevención de enfermedades e infecciones de transmisión sexual. Somos testigos de cómo la educación sexual recibida en la mayoría de los y las estudiantes se  restringe al ámbito clínico y sanitario. Pero ¿qué hay del resto? La educación sexual puede ser también una herramienta de prevención y cuidados.

La sexóloga María Rodríguez aunaba estos tres conceptos a deconstruir como una de las soluciones que debía ofrecer la educación, en un reportaje para El País en 2022: “La solución tiene nombre y apellidos desde hace años: educación sexual integral de calidad y con perspectiva de género”.  Juan Madrid lo ratifica: “que sea el propio sistema educativo el que desarrolle esa educación sexual en educación infantil, primaria  y secundaria”. Sin embargo, de momento y, en muchos casos, la educación sexual en gran parte de los institutos madrileños se limita a las tres escasas horas en las que el Centro Joven realiza sus sesiones.  

De la LOGSE a la LOMLOE 

Si hablamos de educación sexual, debemos hablar de leyes que la regulen. ¿Qué ocurre en el marco educativo? Las diferentes leyes educativas que se han sucedido en España desde la conocida como 'LOGSE' (1990), han abordado la educación sexual desde las generalidades, la ambigüedad y escasa concreción. Su regularización de forma integral en todo el Estado español es algo que nunca se ha tocado. La actual 'LOMLOE' (2019), conocida como Ley Celaá, sí recoge “la educación sanitaria integral y con  perspectiva de género sobre salud sexual y salud reproductiva”, reconociendo por fin la importancia de la dimensión afectivo-sexual tratada bajo una perspectiva de género. Aún así, no estipula su regularización a nivel nacional ni recoge las pautas educativas para llevarla a cabo. 

Educar desde la infancia 

Sin embargo, no sólo hay que educar bien, hay que educar pronto. No hablamos únicamente de educación sexual en los institutos y las repercusiones que tiene su ausencia en los adolescentes. La infancia es la gran olvidada. Un momento fundacional en toda sexualidad y que aún así los recursos  educativos omiten una y otra vez. El doctor Juan Madrid reflexiona sobre ello. “Si se pensara en la educación infantil, no haría falta hacerlo todo en secundaria”, alega. 

Estel Malgosa es licenciada en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente está realizando una tesis doctoral enmarcada en diversos proyectos de investigación sobre sexualidad en la infancia. Malgosa forma parte del grupo de investigación de la UAB,  AFIN. En él, se ha desarrollado el proyecto SexAFIN, que nace en 2017 con el objetivo de realizar un estudio participativo sobre la sexualidad en niños y niñas de dos colegios de Cataluña. Su objetivo principal era el de acompañar a estos niños de entre tres y doce años a lo largo de su paso por la escuela para trabajar la educación sexual. Actualmente, trabajan con once colegios y más de 3.000 niños y niñas.“Hemos podido descubrir qué saben los niños y las niñas sobre sexualidad y qué quieren saber. Esto nos orienta a nosotros a repensar  cómo queremos hacer una educación afectivo sexual, especialmente desde una perspectiva que no reproduzca las desigualdades de género”, explica Malgosa. “Si no educamos en la sexualidad, no podemos hacer educación para la equidad de género, porque el género es otra dimensión más donde se reproducen estas desigualdades”, dice la experta. 

Precedentes 

Para abordar esta cuestión, debemos obligatoriamente recordar el punto de no retorno. El  26 de abril de 2018 se conocía la sentencia por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo  de Justicia de Navarra del caso de "La Manada", la violación grupal a una joven durante los San Fermines (Pamplona) en 2016. Una sentencia que dejó tremendamente desolada a una gran parte del país. A los cinco acusados se les condenaba por abuso sexual, y no por agresión; algo que reducía considerablemente su pena de cárcel. Muchos expertos señalan este momento, como el nacimiento de la conciencia pública sobre casos de abuso sexual en España. Un hecho de tal envergadura que se convirtió no sólo en un foco mediático sin precedentes, sino que provocó y aunó a miles de manifestantes a lo ancho y largo del país pidiendo justicia. Este caso reactivó la lucha feminista en España y mucho tuvo que ver con el histórico 8M de 2019, la manifestación feminista más masiva que se recuerda en el país y que inundó las calles de más de 200 localidades al grito de “no es no”. Según datos de la Policía Nacional, en Madrid se duplicó la asistencia con respecto a la manifestación del año anterior. 350.000 manifestantes llenaron la capital, seguida de ciudades en las que también se batía récord como Barcelona (200.000), Valencia (120.000) o Vigo (105.000).  

“Yo creo que hay dos tipos de agresiones sexuales percibidas por la sociedad, las mediáticas y las que no lo son. El caso de la Manada no sólo lo fue, sino que tenía todos los factores para ser un punto de inflexión como no se había visto. Una violación primero grupal, a una joven de 18 años y segundo, perpetrada por cinco completos desconocidos en un portal a pocos metros de la calle”, destacan fuentes expertas a las que ha tenido acceso Elplural.com. A pesar de las creencias populares, la mayoría de las violaciones no se producen en los espacios públicos. Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019 llevada a cabo por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, el 59,1% de los casos de violaciones a mujeres mayores de 16 años tienen lugar en una casa. La del agresor o la de la víctima. De las violaciones totales registradas, las perpetradas por un desconocido suponen sólo el 18,8%.

Un factor de riesgo clave: la pornografía 

Adentrándonos en el cada vez más hondo agujero de las violaciones grupales de adolescentes y jóvenes llegamos a una cuestión tan arraigada como importante. Según los expertos, la pornografía se ha convertido en un factor de riesgo. Desde las instituciones, se estima que actualmente la edad a la que los jóvenes tienen su primer contacto con este contenido es de ocho años, un dato desalentador. La pregunta es ¿qué estamos haciendo mal?  

Lluís Ballester es Doctor en Sociología y en Filosofía y Diplomado en Trabajo Social. Actualmente es uno de los mayores expertos en España sobre consumo de pornografía entre jóvenes. En 2019, Ballester fue coautor del estudio de referencia, Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, elaborado por la Red Jóvenes e Inclusión y la Universidad de las Islas Baleares. Se realizaron entrevistas con 2.500 chicos y chicas entre 16 y 29 años procedentes de siete comunidades autónomas diferentes acerca de su consumo de pornografía. El estudio concluyó que los jóvenes varones consumían más (un 87% lo hacía), aunque en los últimos cinco años las visualizaciones entre las chicas habían aumentado un 20%. 

Internet se ha convertido en una herramienta de educación sexual

Descubrimos de esta manera que los adolescentes se educan sexualmente accediendo a pornografía, utilizándola como recurso educativo. En el artículo mencionado se desgrana la estrecha relación de esta violencia con la pornografía usada como herramienta de “aprendizaje”. Gabriel Serrano, es psicólogo y experto en la adicción al porno y la conducta sexual. “En la mente de un adolescente, cuando quiere recabar información, lo primero es recurrir a la gente cercana de confianza, como los amigos, y a internet, y después a expertos. Internet se ha convertido en una herramienta de educación sexual”. Un estudio realizado desde su consulta que contaba con una muestra de 500 adolescentes que consumían pornografía revelaba que tan solo el 21,8% decía haber recibido educación sexual. Aún más. Serrano comenta otro estudio complementario en el que se revelaba que el 42% de los jóvenes consumidores encuestados lo hacía para aprender sobre sexo, no de sexualidad. “Los jóvenes tienen dudas también sobre cómo llevar a cabo la relación sexual”, explica.

Ballester coincide, y habla de dos tipos de consumo: uno desde la curiosidad sexual, y otro desde la demanda de aprendizaje sobre prácticas sexuales y cómo llevarlas a cabo. Este último experto es coautor de un estudio sobre pornografía en las Islas Baleares realizado en diciembre de 2022, cuya muestra de adolescentes encuestados arroja resultados más elevados. Más del 50% de las chicas entrevistadas decían haber visto pornografía para “prepararse” antes de tener su primera relación sexual. Entre los intereses a la hora de consumir ese contenido para “aprender” estaba el cómo satisfacer las fantasías de los hombres recogidas en la pornografía. “Estas respuestas nos salen en los estudios sistemáticamente desde 2014”, cuenta Ballester. 

Y, ¿cómo es el sexo en la pornografía? Violento, humillante y agresivo. Ballester además subraya que en más del 80% de la pornografía no existe el uso de anticonceptivos. Este también señala un punto clave en la reproducción del esquema “pornográfco” en las relaciones sexuales actuales entre jóvenes: la erotización de la violencia. En la pornografía, podemos visualizar la violencia sexual de manera exacta a la realidad, pero de forma sexualizada y erotizada: con una mujer que grita, que llora o que obedece debido al miedo. Si en el buscador por palabras del portal pornográfco XVIDEOS escribimos “violadas a la fuerza”, aparecen 522.505 vídeos; con “violada en guerra”, 522.937; con “violación anal dolor”, 236.735.  

La adicción a la pornografía

La visualización frecuente del dolor, la violencia y la ritualización del placer hasta convertirlo en crueldad hacia las mujeres también trae consecuencias psicológicas para el consumidor. Gabriel Serrano las explica. “No solo en la pareja sexual y sus relaciones, sino que incrementa la agresividad con sus  amigos en ámbitos del lenguaje, en ámbitos también de la conducta no verbal. En general es un comportamiento más agresivo. Existen muchas consecuencias y sobre todo en la adolescencia, que es una edad donde el cerebro no ha desarrollado del todo la personalidad, está creándose”. Serrano habla de lo que se conoce como “sesgo de atención”. Se trata de una alteración que se da cuando se empieza a consumir pornografía de forma recurrente, especialmente en hombres. “Se empieza a atender a ciertos estímulos o ciertas partes del cuerpo, ya bien sea del hombre o la mujer, en las cuales van a tener una fijación mucho más acusada, lo que altera no solo la visión que se tenga de la pareja sexual, sino de la visión de la belleza como estereotipo de género. También se ha visto que altera el circuito de recompensa”, explica.  El experto habla de cómo la educación sexual también se estaría moldeando desde este prisma pornográfico. Multitud de estudios ponen de manifiesto patrones que se repiten mientras que los jóvenes continúan construyendo su aprendizaje y deseo sexual en torno a contenidos tremendamente crueles, violentos y degradantes hacia las mujeres. Se estima que siete de cada diez vídeos demandados contienen violencia explícita. Lo vemos traducido en las actuales tendencias sexuales de los más jóvenes.Varios medios ya se han hecho eco últimamente de las prácticas sexuales que se popularizan entre los adolescentes y  jóvenes: asfixia (en algunos casos hasta llegar a la pérdida de conocimiento), escupir, tirar del pelo o vejamientos hacia la mujer. 

Serrano coordina el blog de la plataforma online Dale una vuelta, constituida como una asociación sin ánimo de lucro bajo el nombre Stop Porn Start Sex.Trabaja como herramienta contra la adicción a la pornografía difundiendo información y ofreciendo recursos y consejos para su recuperación. Entre todas sus labores, organizan sesiones de prevención en centros educativos dirigidas a adolescentes, madres y padres. “Trabajamos la asertividad, la empatía y las emociones.Tratamos de que entiendan la sexualidad de forma sana, ya que es algo ineludible en la educación”, explica Serrano sobre los talleres que realiza.  

La escuela de los nuevos agresores

De los hábitos pornográficos, se puede extraer el 'fenómeno vídeo'. Un factor creciente entre los agresores sexuales incluyendo los más jóvenes,  que optan por difundir sus agresiones entre su entorno o incluso por Internet. Ejemplos de ello son el vídeo de la violación grupal grabado por los agresores del caso Manada de Pamplona, que batió récord de visitas en varias páginas porno; y el del grupo de menores agresores de Badalona, que grabó y difundió el vídeo de cómo violaban en grupo a una niña de once años a punta de cuchillo en los baños de un centro comercial en noviembre de 2022. Fue ese mismo vídeo el que sacó a la luz los hechos después de que llegara a manos del hermano de la víctima. También la pantalla estuvo presente en el caso de la violación grupal a una joven de 19 años en la provincia de Callosa d’en Sarrià (Alicante) en 2018. Uno de los cuatro agresores, de entre 19 y 24 años, grabó un vídeo de cinco minutos en el que se les escuchaba hablar entre ellos en tono “despreocupado” mientras cometían la violación. Cada vez más agresiones son filmadas

La pornografía tiene un papel estimulante. Genera una violación como una aventura posible

Lluís Ballester habla de 'rituales'. Según los expertos, los jóvenes agresores siguen unas pautas reconocibles en sus agresiones sexuales. El investigador habla de cuatro que llegan en un orden cronológico: la violación grupal, la filmación de la agresión, su distribución y por último, el alardeo. Desde aquí se puede intuir que las tendencias en el comportamiento de los jóvenes que cometen agresiones sexuales tienen la pornografía como denominador común. Ante las pruebas audiovisuales que se han dado en los distintos casos de violaciones grupales más recientes, muchas personas nos hemos preguntado, ¿por qué grabar la agresión inculpatoria? Y no solo eso ¿por qué distribuirla, cuando en muchos casos ya hemos visto que esta  acaba siendo la principal prueba del delito? Se trata de emular lo que ven y admiran, para luego poder presumir. “Hay una guionización en el porno  que se imita”, explica Ballester. “El riesgo de que te cojan es mucho mayor, pero eso en muchas ocasiones les es igual, lo que les divierte es que la gente lo vea”, dice el experto. Pocas veces se utiliza la palabra diversión cuándo se habla de violaciones en grupo, pero es un factor tan presente como su perpetuación. El disfrute de los agresores, su manera de ritualizar la agresión hasta convertirla en algo pautado para el alardeo posterior está muy conectado con lo que ven a través de la pantalla. Ballester lo deja claro. “La pornografía tiene un papel estimulante. Genera una violación como una aventura posible”

Educar para reeducar 

Cuanto más tiempo transcurre y más noticias atroces se van publicando en los medios españoles, más incompatible parece la idea de que vivamos en una sociedad supuestamente comprometida con erradicar la violencia machista. Todo apunta a que desde los estamentos oficiales no se está trabajando por una educación sexual integral para prevenirla. Mientras tanto, la pornografía es de libre acceso y funciona como moldeador de las relaciones entre los jóvenes. Las redes sociales también actúan como preparadores para ello: alto contenido sexual a muy temprana edad, acceso ilimitado a la pornografía, hipersexualización en las niñas y violencia digital. Muchas cuestiones deben ponerse sobre la  mesa para prevenir consecuencias tan monstruosas como que niñas de once años sean víctimas de violencia sexual y niños inimputables se conviertan en depredadores. Mientras las agresiones aumentan, los expertos, estudios, encuestas, informes… apuntan a la educación sexual integral con perspectiva de género desde la infancia como único método eficaz. ¿A qué estamos esperando? 

Este reportaje forma parte de la investigación en profundidad realizada por María Bayo García titulada "Igualdad desde las aulas: educación sexual para prevenir la violencia", para el Trabajo de Fin de Grado en Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid en el año 2023 y tutorizado por María Teresa Sandoval