El debate sobre el uso de los teléfonos móviles en las aulas se encuentra encima de la mesa desde hace mucho tiempo. Sin embargo, no ha sido hasta el pasado mes de enero cuando el Ministerio de Educación dio luz verde a las peticiones más restrictivas sobre estos dispositivos, que los profesionales se han organizado en torno a dos claras posturas: a favor o en contra. Y es que lo que antes eran respuestas ambiguas y “escalas de grises” ahora son fuertes reacciones ante la aprobada solicitud del Consejo Escolar del Estado para vetar los móviles en primaria y su limitación en secundaria. Esta controversia plantea grandes interrogantes sobre cómo integrar de manera efectiva la tecnología y su manejo en el entorno escolar, equilibrando la promoción del aprendizaje con la gestión de las posibles “distracciones digitales”. Pero, ¿existen evidencias educativas que respalden esta decisión unánime? ¿O estamos frenando el desarrollo tecnológico desde las aulas?

Ha sido la Junta de Andalucía la que ha ayudado también a reavivar este debate al aprobar este pasado 11 de marzo una ampliación de las medidas tomadas en diciembre del año pasado con respecto al uso de teléfonos móviles en las aulas de sus centros. Ahora, queda prohibido utilizar los teléfonos personales de alumnos incluso con fines didácticos y educativos. Este anuncio ha reactivado la discusión sobre su uso en la escuela y la adicción que sufren los jóvenes a este dispositivo desde una -cada vez más- temprana edad. Otras comunidades como Madrid, Cataluña, Galicia, Castilla-La Mancha o Murcia también han sumado a sus escuelas estas restricciones. Sin embargo, pese a estas medidas, los profesores se siguen encontrando con smartphones. Según un estudio elaborado por la empresa de ciberseguridad McAfee, el 86% de los alumnos utiliza algún dispositivo conectado a Internet al menos una hora al día mientras está en el aula, y el 45% de los estudiantes consulta sus redes sociales mientras se imparte la clase.

Los móviles se cuelan en el aula

Hay quién achaca a esa gran cantidad de horas dedicadas a la pantalla al bajo rendimiento escolar. Según el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes, más conocido como el Informe PISA, llevado a cabo en 2023, ha habido un desplome generalizado y muy significativo en los resultados de los alumnos españoles de 15 años. El alumnado, examinado de tres áreas de estudio: matemáticas, lectura y ciencias, cayeron más de lo esperado. "Pienso que hay otras metodologías para enseñar de manera digital mediante otras aplicaciones. Si queremos luchar para que no tengan tanto tiempo de pantalla no deberíamos dejar que se usen en la clase", declara Cristina, docente de Lengua y Literatura en el IES El Espinillo, en Madrid. La profesora también explica con qué recursos deberían sustituirse los teléfonos móviles para las búsquedas necesarias en Internet en las aulas. "Tiene que haber más ordenadores, llevar a los alumnos al aula de informática...", alega Cristina. "Yo uso otras aplicaciones, como Plicker, en las que no hace falta que ellos se traigan el móvil". También hay expertos que señalan que el uso excesivo de los teléfonos móviles puede afectar a la comprensión lectora y la capacidad de síntesis del alumnado. 

Y es que los móviles se han instaurado en las escuelas de todo el mundo. En consecuencia, ya son muchos los países que se han sumado a iniciativas de regularización ante el uso de estos dispositivos. Reino Unido, Francia, Suecia o Portugal son algunos de ellos. La propia UNESCO se manifestó ante las medidas de prohibición de los diferentes gobiernos de los teléfonos móviles en las escuelas alegando que “los niños pueden tardar 20 minutos en volver a concentrarse si se distraen con sus teléfonos”

Miguel ha sido durante años profesor de matemáticas en diferentes institutos de Madrid, aunque actualmente imparte clases en el Hospital 12 de Octubre a niños y niñas ingresados por salud mental. "La utilización de herramientas digitales como medio de enseñanza no está dando los frutos que se esperaban", señala el docente sobre esta cuestión. De esta manera, Miguel entiende que el uso de dispositivos electrónicos no es indispensable para mejorar los métodos de enseñanza. "El uso del móvil no se puede considerar como una actuación necesaria dentro del aula, y más aún cuando muchos de los centros públicos han recibido una gran dotación de ordenadores y otros dispositivos informáticos con los que el alumno puede trabajar dentro del centro", defiende el profesor. Sin embargo, Miguel aclara que algo tan tajante como una prohición, según él, no tienden a llegar a buen puerto."El tema de la prohibiciones no suele acabar bien, ya que nos encontramos con los alumnos adolescentes que por norma suelen estar en contra de las normas que intentan hacer sobre ellos de forma general, como estas prohibiciones. Además nos encontramos en una sociedad en la que el uso de estos aparatos se ha generalizado de una forma brutal y es prácticamente imposible encontrar a una persona que no lo lleve siempre en su bolsillo", explica el docente. Por ello, Miguel defiende otro tipo de restricciones en las aulas. "Debería de enfocarse más que hacia la prohibición hacia la formación a los adolescentes en un uso adecuado de los móviles", argumenta. 

La opinión de los padres

Aunque una encuesta reveló que aproximadamente el 85% de los españoles se encontraban de acuerdo con la prohibición de los móviles propuesta por el Comisión Permanente del Consejo Escolar del Estado tras reunirse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, algunos padres aún se oponen a las restricciones impuestas a sus hijos e hijas.

Beatriz es madre de una estudiante de cuarto de la ESO. Tal y como explica a ElPlural.com, no le preocupa en absoluto que la adolescente lleve el móvil a clase. “Nos gusta que lo lleve porque así podemos estar en contacto con ella, no veo por qué sería malo que lo usase en el recreo o en momentos no lectivos”, explica. "Además, si también pueden usarlo como herramienta con la supervisión del profesor, me parece bien", añade Beatriz. Esta es una opinión que no todos los padres comparten; hay quien se posiciona en contra del uso, según dicen, “recreativo” de estos dispositivos. “Yo pienso que niños que aún ni están en bachillerato no deberían llevar el móvil a clase, puede distraerlos muchísimo”. Lo dice Mario, padre de dos niños de segundo y tercero de ESO, que se encuentra lejos de pensar que los dispositivos móviles podrían ayudar al alumnado. “No creo que deba utilizarse en clase. Luego se puede hacer un mal uso, grabando con el móvil en el aula a alumnos que son menores o a los propios profesores”, destaca Raúl, padre de un niño que pertenece a la clase de segundo de la ESO. “No creo que se deba de usar, si quieren enseñar tecnologías pueden hacerlo con los ordenadores y el material de la clase, no con los móviles personales”, destaca

Pepe es padre de una adolescente que actualmente cursa cuarto de la ESO en un instituto de Madrid. Este señala a las redes sociales como el verdadero problema de esta cuestión. “Creo que es inevitable que un adolescente utilice el teléfono móvil. Habría que tener un límite de horas. Pero lo que más habría que controlar es el uso de las redes y el poder que tienen”. Y es que son este tipo de plataformas las que más distraen a los alumnos en clase. Según el estudio ‘Redes sociales, vida social: los jóvenes revelan sus experiencias’, realizado por Common Sense Media, un 70% de los adolescentes afirma conectarse al menos una vez al día a alguna red social. Pepe insiste en este aspecto: “Están siempre pendientes de verse siempre guapos, divertidos, del me gusta y el no me gusta… Creo que esto es lo que se debería de restringir”, sentencia. 

El reducto a favor de los móviles

Sin embargo, sí existen profesores que se posicionan a favor de que los alumnos porten sus teléfonos en clase. 450 de ellos han sido noticia durante este mes de marzo al firmar un manifiesto a favor de las tecnologías de la información y comunicación (TIC). En él, docentes y académicos se negaban al “movimiento reaccionario en contra del uso de las TIC”, alegando que esto provocaría en el alumnado una gran pérdida de competencias digitales, tan importantes hoy en día. El texto, llamado 'Manifiesto a favor del uso de las TIC y el desarrollo de la competencia digital en las aulas' defiende que la prohibición de las competencias políticas en este ámbito, que según los firmantes constituye una “posición extrema”, puede llegar a ser contraproducente para el estudiantado. Estos docentes, en su mayoría académicos dedicados a la investigación, solicitan que los centros educativos valoren positivamente el uso de dispositivos móviles y los incorporaran como herramientas de aprendizaje para sus alumnos. Para ello, los firmantes del manifiesto alegan que este uso “debe realizarse por medio de una planificación adecuada, que tenga en cuenta los objetivos de aprendizaje y las habilidades de los estudiantes en cada etapa”. Si se realizara de esta manera, los profesores destacan los grandes beneficios que podrían tener las TIC en el entorno escolar, como "contribuir a una mayor personalización de la enseñanza y facilitar la atención a la diversidad". En el manifiesto, también se atiende cómo también los alumnos con discapacidad podrían aprovechar las incorporaciones digitales. "Los estudiantes con determinadas discapacidades o dificultades de aprendizaje pueden beneficiarse de herramientas y recursos que facilitan su accesibilidad a los contenidos y las actividades digitales", explican los profesionales en su escrito. 

¿Pueden ser las redes sociales educativas?

El Instituto Oficial de Formación Profesional a distancia (MEDAC) destaca los beneficios que puede proporcionar una comunicación abierta y online entre alumnado y profesorado. También destaca que “el uso de las TIC en la educación puede ayudar a los estudiantes a desarrollar las competencias digitales y tecnológicas necesarias para llevar a cabo diferentes proyectos educativos”.

De esta manera, aunque haya quién se muestre contrario a las aplicaciones que pueden tener las redes como X o Instagram, sí existen otras redes sociales creadas para compartir recursos educativos. Se trata de plataformas online en las que alumnos y profesores pueden ser partícipes a través de dispositivos móviles, tablets u ordenadores. Una de ellas es Leoteca, plataforma dirigida a la comunidad infantil donde los estudiantes además de leer pueden compartir experiencias con el profesorado. Otra de las plataformas educativas interesante es Cliplit, de gratuita y desarrollada por la Universidad Rey Juan Carlos que se centra en poner en práctica nuevas metodologías de rol mediante.

Salud y riesgos debido al teléfono móvil

Aún así, todos y todas sabemos que un uso excesivo de estos dispositivos puede ser perjudicial para la salud de los más jóvenes. Los últimos datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) demuestran que el teléfono móvil está presente en el 99,5% de los hogares que tienen al menos un miembro de 16 a los 74 años. El estudio también señala que el 70,6% de los menores de 10 a 15 años utiliza uno de estos dispositivos. Estos datos tienen también repercusión en la salud de estos adolescentes. Según el estudio realizado por el Centro Médico de la Universidad de Hanyang de Corea del Sur analizó datos sobre más de 50.000 adolescentes. La encuesta reveló que los menores que utilizaban el teléfono más de 4 horas al día presentaban tasas más altas de salud mental adversa y uso de sustancias

El psicólogo Javier Urra es presidente de la asociación sin ánimo de lucro Recurra, inscrito en la Sociedad Española para la violencia filioparental. Este es un programa ideado para atender a menores de entre 8 y 18 años que presentan dificultades en su relación familiar. Por ahí han pasado más de 1200 adolescentes ingresados debido a diferentes problemáticas. Urra habla sobre cómo en el centro dónde se encuentran los jóvenes no permiten tener teléfonos móviles y asegura que “no los echan de menos ni tienen una adicción a ellos”. “Fomentamos todo tipo de actividades al aire libre y esto hace que no estén enganchados a los teléfonos”. Sobre las recientes prohibiciones de estos dispositivos en las aulas de diferentes comunidades, el psicólogo se muestra de acuerdo “siempre y cuando no haya un fin didáctico” con ellos. “Aunque son una gran herramienta útil para educar, pienso que en un uso excesivo el teléfono sirve para distorsionar la percepción de los adolescentes”, añade Urra. El profesional destaca varios riesgos para la salud mental de los adolescentes que derivan de un uso excesivo y sin control de sus dispositivos móviles. Entre ellos se encuentran el “dejar de hacer actividades deportivas y ocio, dedicándoles cada vez menos horas” y la dependencia al móvil. “En muchas ocasiones se desarrolla una dependencia de ello y esto provoca la pérdida de algunas capacidades como la de la memoria o fomenta el aislamiento de uno mismo”, explica el psicólogo. 

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