Un joven de 25 años ha sido condenado por haber agredido sexualmente a su sobrina, que es menor de edad, en Murcia. El familiar de la menor tendrá que pasar nueve años en prisión por delito de agresión sexual, en el que, según la sentencia, se recoge que el agresor le dejaba un dispositivo -ya sea el móvil o una Tablet- para que jugase mientras cometía estos ataques.

El fallo de la Sección 3ª de la Audiencia Provincial de Murcia condena al joven a indemnizar a la víctima con 20.000 euros por daños morales causados, así como una orden de alejamiento durante una década, según recoge La Opinión de Murcia.

Las agresiones sexuales se produjeron en el domicilio de la menor

Las agresiones sexuales se produjeron en la vivienda en la que residía la menor junto a sus padres y a su hermano mayor. El agresor frecuentaba el domicilio y la relación entre tío y sobrina era muy cercana, a perspectiva de los propios familiares.

Según el testimonio de la menor, las agresiones sexuales comenzaron cuando tenía 12 años y su tío había cumplido los 18 años. Todos estos ataques “mientras ella se distraía jugando con el móvil o el iPad que él le dejaba, para aislarse de lo que estaba ocurriendo”, apunta la sala.

Las agresiones sexuales se producían en el salón de la vivienda, en la habitación de la niña o incluso en el dormitorio de la madre. El agresor le comunicaba a su sobrina que “esto era un secreto y que no se lo contara a nadie”. El testimonio de la menor también señala que las agresiones sexuales se prolongaron hasta que cumplió los 16 años.

A partir de esta edad, la víctima contó las agresiones sexuales que sufría por parte de su tío y que sucedían siempre que estaban solos en el domicilio. Además, relata que en reiteradas ocasiones habría intentado detener estas agresiones sin éxito debido a que el individuo tenía más fuerza que la menor.

Desde los 5 años

En su declaración en el juicio, la menor narra que los abusos podrían haber comenzado desde edades muy tempranas como los cinco o seis años. Del mismo modo, explica que a partir de los 9 años desconoce si se produjeron estas agresiones sexuales porque “era muy pequeña y los recuerdos los tenía borrosos”, y porque consideraba que “era algo normal y por eso tampoco lo contó”.

La víctima no recuerda si estas agresiones comenzaron desde edades tempranas desde los cinco o seis años 

La menor confesó a su madre y a su tía las agresiones sexuales de su tío en mayo del 2020. A partir de este momento, ambas acudieron a denunciar los hechos. Durante su adolescencia, todas estas agresiones afectaron a la salud mental de la menor.

Por su parte, el condenado admitió estas agresiones, pero se justificó en que habían “compartido besos y coqueteos” cuando estaban solos alegando que todo había sido “consentido”. Su defensa también se reitera en que nunca habría sucedido tales agresiones sexuales, pues la víctima no presenta heridas de estos hechos.

Algo que el tribunal respondía señalando que “el tipo de fuerza y violencia a la que recurrió el adulto no era de especial intensidad, máxime teniendo en cuenta la diferencia de envergadura existente entre ambos, bastando con que él la sujetara con cierta fuerza para vencer su resistencia, por lo que es lógico que no quedasen huellas o vestigios físicos”. El agresor ha sido condenado a 9 años de cárcel y a indemnizar a la víctima con 20.000 euros por daños morales causados.