A la Compañía Nacional de Danza, el órgano público creativo del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), le sobrevuela un halo de divinidad. Capaz de transmitir todo tipo de sentimientos a través de su amplio y diverso catálogo de actuaciones. Sin embargo, ese fulgor se desvanece al bajar el telón. El mundo de la danza acostumbra a ser sacrificado, riguroso y duro; pero existe una diferencia entre ser estricto para exigir la excelencia y maltratar a los bailarines y bailarinas. ElPlural.com ha podido confirmar irregularidades en el seno de la Compañía que iremos publicando en una serie de artículos, comenzando por las precarias e ilegales condiciones contractuales.

La Compañía Nacional de Danza (CND) se ha visto obligada en los últimos meses a afrontar varios juicios en los tribunales con motivo de las denuncias presentadas por bailarines que fueron despedidos y/o cuyos contratos no se adecuaron a la legalidad vigente. De hecho, este periódico tiene constancia de que en varias ocasiones han perdido el litigio.

Empecemos por el principio. Para ingresar en la CND se debe realizar una audición pública. Uno de los afectados, a quien llamaremos Basilio para preservar su anonimato (pues según cuenta, tiene miedo a represalias), explica que “se llama audición” pero tiene todas las características de “una oposición” puesto que se accede por concurso público y tu sueldo lo sufraga el Estado a través del Ministerio de Cultura.

“El número de plazas femeninas y masculinas están definidas y, una vez has conseguido tu plaza, firmas un contrato de una temporada, que es un año prorrogable hasta un máximo de tres años”, cuenta Basilio.

Tras ese periodo inicial de tres años, según figura en el Artículo 11 del convenio sectorial, se podría renovar al trabajador en cuestión “por idéntica duración sin necesidad de participación en nuevas audiciones, salvo en el caso de tratarse de acceso a categoría profesional diferente, en el que sí será necesario superar la correspondiente audición”. En otras palabras, si un bailarín o bailarina finaliza su contrato de tres años y la Compañía quiere renovarle por otros tres, no tendría que hacer ninguna audición salvo que se trate de un ascenso de categoría. ElPlural.com ha confirmado que la CND no está cumpliendo con este artículo, puesto que, tras tres años, obliga a sus bailarines y bailarinas a pasar otro proceso de audición.

“En lugar de aceptar el convenio te dicen que no te pueden seguir contratando si no pasas otra oposición. Tienes que volver a opositar por una plaza que ya habías conseguido. Te despiden y, si te cogen, te vuelven a contratar. Pero ese contrato, cuando firmas de nuevo, incluye una cláusula que pone que no tienes una relación habitual con el INAEM”, asegura un afectado.

Mediante esta treta, “hay bailarines que llevan más de tres años que denuncian para que les hagan indefinidos” como corresponde; y muchos de ellos ya tienen sentencias favorables y “son indefinidos”, pero recurriendo a la vía judicial. “Para no hacerte indefinido, te obligan a pasar el proceso selectivo”, agrega.

Se han dado casos muy peculiares en los que el bailarín o bailarina ha tenido que aceptar pasar por una nueva audición para la plaza que ya ostentaba porque el juicio estaba agendado para fechas posteriores a las audiciones.

Condenados al desempleo

Este periódico ha conversado con varios bailarines y bailarinas que confirman que, además de las irregularidades contractuales, sufren un trato vejatorio y unas condiciones tan precarias que acaban por condenarles al desempleo.

“El trato es poco humano. El trato del actual equipo de dirección hacia los bailarines es vejatorio. Nos hacen llorar. Nos humillan. Hay varios bailarines que están acudiendo al psicólogo”, explican; y ponen el foco en las dificultades añadidas que pone la propia Compañía para encontrar trabajo tras ser despedido.

Las fuentes consultadas apuntan que “las audiciones son entre enero y marzo”, por lo que “si te echan a final de temporada [julio], tienes un año en blanco prácticamente. No hay trabajo ni donde formarse o reubicarse. Nadie te informa de si te van a renovar o si te aseguran plaza en la audición, te dicen que si viene alguien mejor cogen a esa otra persona”.

“Creen que no vamos a ser profesionales y, si nos lo dicen con tiempo, no vamos a trabajar correctamente. Si no te renuevan te lo dicen 15 días antes de finalizar el contrato”, subraya Basilio.

Los contratos 010

Los profesionales de los que la CND prescinde finalizado su contrato de tres años son aptos y están perfectamente cualificados para desempeñar sus funciones. La no renovación responde a otros criterios. Es por ello por lo que la propia Compañía recurre a otro tipo de contratos para continuar contando con su cuerpo de baile

Hablamos de los contratos 010, de prestación de obra y servicio. Son contratos fuera de la nómina habitual de los bailarines y la Compañía tiene que pedir permiso y recibir la autorización pertinente para poder firmarlos ya que dispone de un presupuesto anual concreto y los contratos 010 están fuera de ese marco.

Los contratos 010 incluyen una polémica cláusula: si la dirección no queda satisfecha con el servicio prestado, pueden no pagar: “Es decir, tu trabajas. Y si no quedan satisfechos, pues no te pagan. Imagínate si encima la obra la haces fuera de Madrid, que tienes que pagarte dietas. Si cobras lo haces tarde, e incluso pueden negarse a pagarte”.

Asimismo, bailarines de la Compañía han lamentado que este tipo de contratos han sido utilizados por el director, Joaquín de Luz, para recurrir a amigos y conocidos suyos.

Tratos de favor en la contratación

En la última audición, celebrada en plena pandemia, había dos modalidades con motivo de la misma: presencial y online. La primera se hace en directo ante los responsables, la segunda, “te grabas una clase y mandas el vídeo. ¿Ves la diferencia? Te puedes grabar varias veces. En persona no. Y hay circunstancias que influyen: el suelo, los nervios…”.

Después de esa primera clase, se hace un cribado y “nos mandan dos correos con dos variaciones a aprenderse, ensayar y hacerlas. Nuevamente, “la presencial se hace en directo la online se hace por Zoom”. Los bailarines que ya pertenecían a la Compañía y que, pese a que era ilegal, se volvieron a presentar a la audición para mantener su puesto de trabajo.

Hubo un sangrante caso que puso de manifiesto que hubo favoritismos, pero no precisamente hacia los bailarines que terminaban contrato. Una bailarina, a la cual mantendremos en el anonimato, pasó el primer filtro y a la hora de conectarse por Zoom no estaba preparada para enseñar las variaciones: “Apareció sentada porque se pensaba que era una entrevista. Dijo que había entendido mal las bases. ¿Y qué pasó? Sacó la nota más alta y fue la primera en la lista. Lo llamativo es que, en los días previos, se escuchó a un directivo de la CND decirle a otro ‘al final sí que se presenta X’. X fue esta bailarina que quedó primera”.

La historia trascendió al resto del cuerpo de baile y la implicada abandonó la Compañía motu proprio.

La Compañía se sacude las críticas

En declaraciones a este periódico, el INAEM admite las irregularidades y descarga toda responsabilidad sobre el Ministerio de Cultura: “Somos plenamente conscientes de que el sistema actual está plenamente agotado y obsoleto, especialmente en temas relacionados con la contratación y los recursos humanos”.

“Las normas que rigen en la Administración generan disfunciones cuando se aplican a las actividades artísticas propias del INAEM, que cuentan con especificidades y particularidades inexistentes en otros ámbitos de la Administración”, añaden.

El INAEM asegura que “en diversas ocasiones dicha problemática se ha traslado al Ministerio de Cultura y Deporte, para que, dentro de la negociación del Estatuto del Artista, se establezca una normativa que aporte agilidad y flexibilidad que requieren las actividades de carácter artístico, lo que traerá como consecuencia el descenso de la litigiosidad que se deriva de las discrepancias existentes en la actualidad”.