El atentado terrorista perpetrado en Solingen (Alemania) este pasado viernes ha reabierto el debate sobre la inmigración en el país. Tras confirmarse la autoría del atentado, en el que murieron tres personas, a un refugiado sirio de 26 años, el canciller alemán Olaf Scholz se ha pronunciado al respecto para, por una parte, denunciar lo sucedido, y, por otra, anunciar que va a endurecer tanto la política migratoria como la de asilo.
Mientras se celebraba el 650 aniversario de la ciudad, un hombre de corta edad irrumpió entre la multitud asistente a los actos de conmemoración. Armado con un cuchillo apuñaló a varias personas que se encontraban en ese momento en Fronhof, un mercado donde se situaba uno de los escenarios del festival. En total resultaron ser tres las víctimas mortales, dos hombres de 56 y 67 años y una mujer de 56.
Tras ello, el gobierno del país, de coalición entre los socialdemócratas liberales (SPD) y los Verdes, ha puesto nuevamente la inmigración ilegal en el centro del debate. El primero en hacerlo ha sido Scholf, quien, además de adelantar que va a intensificar las deportaciones dentro de las fronteras de la Unión Europea, ha asegurado que endurecerá también las leyes de armas.
Sobre las deportaciones, señaló que lo haría a través del procedimiento de Dublín, mediante el cual la solicitud de asilo se presenta en el país de entrada. Sin embargo, pese a la aparente sencillez de este mecanismo dado que son los países de la UE quienes reciben a las personas deportadas, es cierto también que son pocos los países miembros quienes se muestran dispuestos a aceptar la solicitud.
Desacuerdos en el órgano interno
Pese a las propuestas de Scholz a nivel de deportaciones y de armas, lo cierto es que entre los socios del gobierno no se ha conseguido llegar a acuerdos en esta materia dada sus distanciadas posturas al respecto.
Por una parte, referente a las leyes sobre armas, la ministra del Interior, Nancy Faeser, anunció hace unas semanas un borrador sobre la reforma de la ley que fue rechazado por los liberales. No obstante, tras el ataque terrorista de Solingen parece que estos están ahora reculando y señalan estar de acuerdo con la propuesta sostenida por Faeser. Así lo comunicó el ministro de Justicia, Marco Buschmann: “Estas tres cuestiones deben abordarse conjuntamente. Ya estamos trabajando en eso. Anunciaremos cómo será el programa cuando hayamos terminado nuestras deliberaciones”.
Al margen de que ahora sí se muestren receptivos a la propuesta presentada por Faeser, van un paso más allá apostando también por una lucha más estricta contra el extremismo islámica y deportaciones más rígidas, eso sí, basadas también en el reglamento de Dublín.
La postura de la oposición
Pese a que la necesidad de un endurecimiento o reforma de las políticas de migración y de armas se hace cada vez más evidente, sobre todo tras el atentado del pasado viernes, los partidos en la oposición han forzado una reunión en sesión extraordinaria de la Comisión de Asuntos de Interior del Bundestag.
En este sentido, tanto la Unión Cristianodemócrata (CDU) como la Democristiana Bávara (CSU) se han pronunciado solicitando información acerca de la investigación del atentado, especialmente sobre el presunto autor del ataque, quien, señalan, debería haber sido deportado a Bulgaria el año pasado, pero todavía seguía en el país.
Esta solicitud se produce a la vez que diferentes miembros, también de la oposición, han hecho público su descontento y sus respectivas propuestas. Una política de inmigracion e inclusión “irresponsable y fracasada” es como define Alice Weidel, de Alternativa para Alemania (AfD), la causa de este último ataque terrorista. Su propuesta: el cierre de las fronteras y la expulsión de los inmigrantes ilegales. “Hay que sellar las fronteras durante al menos cinco años, tiempo en el que además se congelarían las concesiones de nacionalidad, se procedería a la expulsión de todas las personas irregulares que viven en el país con la simple suspensión de las ayudas sociales. Hay que hacer limpieza”.
Por su parte y relativo al caracter yihadista del atentado, especialmente dura se ha mostrado Saskia Esken, copresidenta del SPD, quien ha señalado: “Eso es exactamente lo que el islamismo quiere conseguir con estos atentados: sembrar tal incertidumbre en nuestra sociedad que renunciemos a nuestro derecho a la libertad”.
Más allá de presentar la moción, desde la CDU han querido poner el acento en la gran cantidad de personas de origen sirio y afgano residentes en Alemania y la necesidad de que sus países de origen los acepten. Cifran a los sirios en un millón y a los afganos en 400.000, y uno de los líderes de los cristianodemócratas, Thorsten Frei, ha pedido mayor implicación y responsabilidad a la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, para que llegue a un acuerdo con los países de origen “para que acepten a sus nacionales”.
Frei y el derecho de asilo
Precisamente Frei, quien es eurodiputado de la CDU, se posicionó el año pasado sobre este tema con una postura mucho más contundente aún si cabe. Defendió acabar con el derecho individual de asilo que confiere a los miembros de determinados estados la posibilidad de recibir asilo.
El motivo que sostuvo ante esta propuesta fue de desigualdad “inhumana” en el trato a los individuos y una “amenaza para las sociedades europeas”, y propuso a cambio el establecimiento de cuotas europeas comunes de admisión.