El deporte inculca valores que comparte con la música, la pintura o cualquier otro tipo de arte. Esfuerzo, sacrificio, aprender a triunfar y, sobre todo, a fracasar, son algunas de las máximas que deben tener muy presentes los competidores. Pero el deporte también ha servido históricamente como escaparate para denunciar injusticias, pelear a favor de los derechos humanos y mostrar los problemas que nos conciernen como sociedad. De esta manera, son muchos los deportistas que han sabido ver en sus logros o en su posición una victoria colectiva y no únicamente a título personal.

Mandela, Owens y el Poder Negro: los más icónicos del black power

Seguramente, el caso más conocido sea el de Nelson Mandela. Tras pasar 27 años en prisión, el que después se convertiría en el primer presidente negro de Sudáfrica consiguió unir a todo un país a través de un partido de rugby.

La idea le surgió, precisamente, después de visitar unos Juegos Olímpico: los de Barcelona 92’. Fue ahí cuando Madiba se dio cuenta de la importancia del deporte en la sociedad y de regreso a su país habló con el capitán de la selección sudafricana, François Peinaar, para que diera clases de rugby a niños negros en las zonas más desfavorecidas.

La intención de Mandela con esta y otras actividades era que todo el país animase a los Springbooks, como se conocía al equipo nacional, en el mundial que organizaban en 1995. Previo a este momento, Sudáfrica vivía en pleno apartheid.

El problema era evidente, incluso, en la selección de rugby del país, donde prácticamente todos sus jugadores eran blancos y los aficionados también. Es decir, los Springbooks eran un símbolo de poder blanco.

Finalmente, Mandela logró que todos independientemente del color animasen al equipo sudafricano. La historia la cuenta muy bien el periodista John Carlin en su libro El factor humano y fue llevada después al cine bajo el título de Invictus, en honor a un poema que Madiba leía durante su estancia en la cárcel y que dio a Peinaar para que lo leyera en los lugares que visitara durante el ‘pre-mundial’.

El héroe de Berlín es otra película que, recientemente, ha emitido RTVE como motivo de los JJOO de este año, aunque su estreno data de 2016. Esta cinta de Stephen Hopkings cuenta la historia de Jesse Owens, un atleta que 'derrotó' al nazismo en la pista. En 1936 la Alemania de Hitler es elegida sede de los Juegos Olímpicos. Una celebración que el dictador y su equipo emplean en hacer propaganda a favor de la raza aria.

Originario de Alabama, uno de los mejores corredores de todos los tiempos, Jesse Owens, consigue derrotar al Führer logrando cuatro medallas de oro en las pruebas de 100 metros, 200 metros, salto de longitud y la carrera de relevos 4x100 metros.

Una de las imágenes que mejor refleja la segregación de Alemania y otros países como el propio Estados Unidos por aquel entonces, es que Hitler abandonó el palco para evitar el saludo con Owens tras su victoria en los 100 metros.

Si bien es cierto que los triunfos deportivos del atleta no sirvieron para derrocar al régimen -Hitler había organizado unos Juegos de lo más propagandísticos, sin un solo cartel ni lema en contra de los judíos en toda la capital- sí que dejaron patente que la presunta superioridad raza aria no era tal.

Igual de icónica es la fotografía del Poder Negro. En ella se muestra a los atletas Tommie Smith, Peter Norman y John Carlos, que subieron al podio en este orden en los Juegos Olímpicos de México 68’. El primero -que además, logró el récord mundial de 19,83 segundos en los 200 metros- y el tercero eran estadounidenses, y el segundo australiano.

Los americanos recogieron sus medallas vistiendo guantes negros en representación a la pobreza negra. Además, Smith llevaba un pañuelo negro alrededor del cuello que representaba el orgullo negro, así como un collar de abalorios “por las personas que fueron linchadas o asesinadas”. También se desabrochó el chándal como muestra de solidaridad por los obreros de EEUU. Asimismo, los tres portaban insignias del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos para mostrar su rechazo a la segregación.

Poder negro Wikipedia
Poder negro. Angelo Cozzi (Mondadori Publishers)/Wikipedia.
 

El black power sigue presente bajo el nombre de black lives matter. Un título que está muy presente en todos los deportes desde que en mayo de 2020 un policía asesinase al afroestadounidense George Floyd asfixiándolo con su rodilla. Desde entonces y de manera previa a los partidos o competiciones, miles de deportistas ponen su rodilla en el suelo y levantan un puño para mostrar su repudia a este hecho y en contra del racismo.

 

Vestimenta, insultos machistas y problemas para la conciliación familiar: la realidad de las mujeres en el deporte

También son muchas las mujeres que han alzado la voz a través del deporte. Así, por ejemplo, en 2018 la tenista Serena Williams se postuló como icono de la maternidad. La jugadora más laureada en la cancha decidió llevar un mono ajustado “por razones médicas” y en honor a las madres que, como ella, tuvieron problemas en el parto.

Serena Williams Twitter

La Federación Francesa de Tenis prohibió este tipo de conjuntos, pero fueron miles los seguidores de la tenista que se volcaron con ella, incluso Nike. La marca deportiva apoyó a Williams con estas palabras: “Puedes quitarle al superhéroe su traje, pero nunca podrás quitarle sus superpoderes”.

Una cuestión relacionada con la maternidad es también la que concierne a Ona Carbonell. La capitana del equipo español de natación artística ha cargado contra la organización de Tokio 2020 por no permitir llevar a su bebé, aún en periodo de lacantacia, al torneo.

La catalana ha acudido finalmente a la capital japonesa, no sin antes criticar duramente lo sucedido y lanzando un mensaje en pos de la conciliación familiar que han apoyado otros deportistas como Gemma Mengual, entrenadora de la selección nacional de natación artística; o Saúl Craviotto, piragüista y abanderado español en los Juegos de Pekín.

Carbonell ha explicado en varias entrevistas lo complicado que es todavía ser madre en el mundo del deporte. En una conversación concedida a El País, la deportista lo expuso con el ejemplo de su amiga Teresa Perales, también nadadora, quien dice “se quedó sin ingresos, sin nada, no tenía ni un carril para nadar, nadie confiaba en ella”.

Tampoco los Juegos, en este caso paralímpicos, han quedado exentos de polémica. La medalla de bronce en Londres 2012 y en relevo 4x100m y campeona en los Juegos de la Commonwealth 2018 en Gold Coast en salto en largo, Olivia Breen, se vio sorprendida por una colaboradora de Tokio, para quien sus shorts eran “demasiado cortos e inapropiados”.

La deportista de 24 años anunciaba al diario The Sun que presentaría quejas ante UK Athletics con el fin de que las mujeres “no se sientan cohibidas por lo que usan cuando compiten”.

Igualmente reciente y que tiene que ver con la vestimenta es el caso de las jugadoras de la selección femenina de balonmano playa. El equipo desafió las normas de La Federación Internacional de Balonmano, que exige que las jugadoras “deben llevar bikinis inferiores con talla ajustada y corte en ángulo ascendente hacia la parte superior de la pierna y que el lado ancho debe ser “de un máximo de 10 centímetros".

Selección femenina de balonmano de Noruega.
 

A modo de protesta, el combinado noruego disputó el encuentro por el bronce en el Europeo con mallas, top y sin bikini. Cada jugadora fue multada con 150 euros -una cifra total de 1500 euros-, aunque consiguieron visibilizar otro ejemplo de sexismo en el deporte.

La cantante estadounidense Pink anunciaba esta semana que pagaría las multas en señal de apoyo. Además, recibieron el respaldo en redes sociales y de países como Suecia, Dinamarca o Francia, que enviaron de manera conjunta una carta de protesta. También España se sumó a la reivindicación.

Las gimnastas alemanas han seguido los pasos de las noruegas y han decidido competir en estos JJOO con unos trajes de cuerpo entero, en lugar del tradicional maillot para luchar contra la sexualización en el deporte.

“Queríamos demostrar que cada mujer debe decidir qué ropa llevar (…) Eso no significa que no queramos seguir usando el maillot. Es una decisión que se toma cada día, en función de cómo nos sintamos y de lo que queramos”, aseguraba la tres veces olímpica, Elisabeth Seitz.

En Tokio empieza a despuntar también la figura de las mujeres en cuanto a logros deportivos como el de Adriana Cerezo, bautizada ya como la niña maravilla del taekwondo. La joven de 17 años ganó la medalla de plata más joven de la modalidad de menos de 49 puntos y la primera de estos Juegos para España.

En cuanto a metales se refiere, las chicas fueron también clave en el medallero, por ejemplo, de Londres 2012. Por aquel entonces, 11 de las 17 medallas totales que logró España fueron conquistadas por mujeres, silenciando con ellas muchas voces críticas.

Si acotamos el espacio deportivo al mundo del fútbol, nos encontramos con los insultos machistas que sufrió en el mes de abril la jugadora del Real Madrid Misa Rodríguez, después de poner un tuit vistiendo la camiseta blanca.

Estos comentarios pusieron en evidencia la desigualdad que existe todavía en deportes considerados “de hombres” y recibieron la respuesta unánime por parte de los jugadores del club masculino y del mundo del deporte bajo el hastag #mismapasión, que dio la vuelta al país.

 

Alzar la voz contra la homofobia

También el deporte ha servido de escaparate en la lucha del colectivo LGTBI. El caso más reciente se encuentra en Tom Daley, un joven homosexual, oro reciente en salto de altura sincronizado. Sus palabras, después de su hazaña, emocionaron a todo el mundo: “Espero que cualquier joven LGTBI vea que no importa lo solo que está ahora mismo, porque en realidad no está solo y puede conseguir lo que sea. Y que tiene a toda la gente que le quiere, a su familia elegida, dispuesto a apoyarle”.

También en el fútbol, durante la celebración de la última Eurocopa, hinchas, equipos y políticos han plantado cara al primer ministro húngaro, Víctor Orban, después de que este anunciase una ley que prohibía hablar de homosexualidad y transexualidad en los colegios para “defender” a los niños y niñas de la “propaganda sexual”.

Coincidiendo con el partido de fase de grupos que enfrentaba a Alemania y a la selección húngara, la alcaldía de Munich solicitó iluminar el Allianz Arena con los colores del arcoiris, ante la negativa de la UEFA.

Como respuesta a la prohibición, el país que gobierna Angela Merkel iluminó todos los estadios de la Bundesliga y los principales monumentos del país germano con los colores del Orgullo. Asimismo, el capitán de la selección y portero del Bayern de Munich, Manuel Neuer, siguió luciendo su brazalete arcoiris.

Allianz Arena con los colores LGTBI. Europa Press
El Allianz Arena de Munich con los colores LGTBI. Europa Press.
 

No perder de vista la salud mental

Esta semana la gimnasta estadounidense Simona Biles abandonaba la final de gimnasia artística por equipos de los JJOO. Podría haber dicho que se debía a una lesión o un problema muscular. No obstante, y consciente de que en ese momento era el centro de los focos, contó la verdad, que estaba atravesando un problema relacionado con la ansiedad.

“Los Juegos son algo enorme, pero al final del día lo que queremos es salir de aquí por nuestro propio pie y en camilla”, dijo en un mensaje que arrancó los aplausos del mundo del deporte y, dentro de nuestro país, incluso de políticos como Íñigo Errejón –Más País sigue reclamando un plan de salud mental- Irene Montero o Gabriel Rufián.

Biles se sumaba así a la lista de deportistas que, como la tenista Naomi Osaka o el 28 veces medallista olímpico, Michael Phelps asumieron problemas de este tipo. La primera renunció a Wimbledon, mientras que el nadador reconoció haber pasado “por al menos tres o cuatro períodos de depresión fuerte después de los JJOO”, llegando a poner su vida en peligro.

Ya en nuestro país, el héroe futbolístico hasta la fecha, Andrés Iniesta, contó que había sufrido depresión tras la muerte de su amigo y también futbolista, Daniel Jarque.

Este es otro de los problemas a los que se enfrentan los deportistas de élite aunque, en realidad, pueden afectar a cualquiera. Es importante que se hable de estos y otros casos; pues seguro que son muchas las personas identificados con alguno –o varios- de ellos.