El asma es una de las enfermedades crónicas más comunes y con mayor prevalencia. Sin embargo, una característica que muchas veces es desconocida es la especial incidencia que tiene esta dolencia entre las mujeres. Un dato muy ilustrativo es que, en el año 2021, según los datos epidemiológicos de la Comunidad de Madrid, el 83% de los fallecidos por asma en la región eran mujeres. Una circunstancia ante la que, desde sectores médicos, reclaman que los estudios sobre el asma y el abordaje de esta enfermedad tenga un mayor enfoque de género.

En España, el asma afecta a 2,5 millones de personas, pero está mucho más extendida entre las mujeres. Se trata de una enfermedad crónica, de carácter inflamatorio que afecta a las vías aéreas al producir la obstrucción de los bronquios, y sus síntomas son la dificultad para respirar, una sensación de falta de aire y la aparición de ruidos torácicos (pitos) y tos. Se puede presentar de forma aislada y circunscrita a las vías aéreas, pero en muchas ocasiones se asocia a manifestaciones en otros órganos del aparato respiratorio, como en la nariz (con rinitis o rinosinusitis), o en otros sistemas, como en la piel a través de dermatitis, sobre todo en pacientes que tienen asociados procesos inflamatorios o alérgicos.

El asma presenta distintas formas y variados niveles de afectación, en función de la edad de comienzo, el tipo de inflamación subyacente, las comorbilidades o su asociación con otros procesos. Los pacientes de asma suelen tener dos tipos de tratamiento. Por un lado, el que se denomina tratamiento “de rescate”, para las crisis puntuales graves. Por otro lado, el tratamiento de mantenimiento, el que se utiliza de forma regular todos los días para tener controlada la enfermedad aunque el paciente no tenga síntomas. Este último es el que, erróneamente, las mujeres embarazadas se ven tentadas a abandonar.

Según datos epidemiológicos del año 2021 en la Comunidad de Madrid, el 83% de las personas fallecidas por asma eran mujeres, y 238.773 fueron atendidas en centros de Atención Primaria por esta misma patología. La mortalidad del asma entre las mujeres se debe en su mayoría al infradiagnóstico, la detección tardía y la falta de tratamiento de esta patología en la población femenina.

Asma y embarazo

De hecho, la relación del asma con el embarazo suele ser una preocupación recurrente, dado que es la enfermedad crónica más común durante la etapa de gestación. Las mujeres están embarazadas y que padecen asma tienen un mayor riesgo de sufrir ataques de esta enfermedad, y los expertos alertan de que el mayor peligro está en abandonar el tratamiento debido a la idea errónea de que cuanto menos medicamentos se tomen, mejor estará el feto. Siempre hay mayores riesgos para la madre y el bebé al abandonar los medicamentos, en comparación con los supuestos efectos adversos de los medicamentos, de los que no hay evidencia. Por lo tanto, es esencial hablar con un especialista para obtener un plan de acción personalizado para el asma.

“Entre el 11 y el 40 por ciento de las mujeres asmáticas agravan sus síntomas respiratorios durante el ciclo menstrual, mientras que hasta un 18 por ciento de las embarazadas con este trastorno empeora durante la gestación, aumentando a la mitad en caso de asma grave", señala la doctora María Jesús Rodríguez, jefa del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, integrado en la red pública de hospitales de Madrid (SERMAS).

Factores hormonales

Esta mayor prevalencia femenina lleva a los especialistas en neumología a reclamar medidas urgentes para contar con datos actualizados a nivel nacional y por pirámides de edad en los que se tome en cuenta el género de la persona a la hora de diseñar y analizar los resultados de los ensayos terapéuticos. "El abordaje con perspectiva de género para esta patología resulta clave, pues los factores hormonales, como la menstruación o la menopausia, influyen en la incidencia, prevalencia y gravedad del asma", explica la doctora Mar Fernández, especialista del Servicio de Alergología, del hospital madrileño.

La incidencia del asma en la población femenina es paradójica respecto a los orígenes de la enfermedad, puesto que en la primera etapa vital, la aparición de esta enfermedad suele verse favorecida en los varones, para después afectar más a la mujer por cuestiones hormonales. "Existen diferencias en el desarrollo del pulmón y de las vías respiratorias entre los varones y las mujeres, en un principio favoreciendo la aparición del asma en los varones, que luego, con los factores hormonales, se polariza más en las mujeres", explica la doctora Fernández.

Una situación que, además de con las hormonas, se puede ver agravada con la combinación de otras enfermedades o trastornos. "Las mujeres, sobre todo en ciertas pirámides de edad, padecen un asma más grave debido a comorbilidades asociadas como la poliposis nasal, la obesidad, las enfermedades relacionadas con el sueño o el reflujo gastroesofágico", señala la especialista en Alergología, " lo que, sumado a la menstruación, la menopausia y la gestación, se relaciona con la aparición de ataques de asma".

Perspectiva de género

Las enormes diferencias estadísticas apuntan a la importancia de estudiar las diferencias del asma según el género. “Se trata de un campo donde hay una clara influencia hormonal, pero con pocos estudios de calidad que permitan abordar un manejo terapéutico más personalizado", señala la doctora Rodríguez.

No obstante, el optimismo respecto al asma ha aumentado gracias a los avances terapéuticos para los pacientes con peor pronóstico: "Cabe destacar el gran cambio que ha supuesto la utilización de fármacos biológicos, con dianas terapéuticas que actúan sobre los mecanismos implicados en la inflamación eosinofílica, en cuanto a la mejora en la calidad de vida de nuestros pacientes con asma grave".