El asma es una de las enfermedades crónicas más comunes y con más prevalencia. En España, afecta a 2,5 millones de personas y, de manera general, está más extendida entre las mujeres, por lo que su relación con el embarazo suele ser una preocupación recurrente. Las mujeres embarazadas con asma tienen mayor riesgo de sufrir ataques de esta enfermedad y los especialistas alertan de que el mayor peligro está en abandonar el tratamiento por el mal entendido concepto de que, cuantos menos medicamentos, mejor estará el feto. Los riesgos de abandonar los fármacos son siempre mayores, para la madre y para el bebé, que unos supuestos efectos adversos de los medicamentos, de los que no hay ninguna prueba. Por ello, consultar con nuestro especialista para tener un plan de acción personalizado sobre el asma es fundamental.

El asma es una enfermedad crónica, la más común durante el embarazo, de carácter inflamatorio que afecta a las vías aéreas al producir la obstrucción de los bronquios, y sus síntomas son la dificultad para respirar, una sensación de falta de aire y la aparición de ruidos torácicos (pitos) y tos. Se puede presentar de forma aislada y circunscrita a las vías aéreas, pero en muchas ocasiones se asocia a manifestaciones en otros órganos del aparato respiratorio, como en la nariz (con rinitis o rinosinusitis), o en otros sistemas, como en la piel a través de dermatitis, sobre todo en pacientes que tienen asociados procesos inflamatorios o alérgicos.

El asma presenta distintas formas y variados niveles de afectación, en función de la edad de comienzo, el tipo de inflamación subyacente, las comorbilidades o su asociación con otros procesos. Los pacientes de asma suelen tener dos tipos de tratamiento. Por un lado, el que se denomina tratamiento “de rescate”, para las crisis puntuales graves. Por otro lado, el tratamiento de mantenimiento, el que se utiliza de forma regular todos los días para tener controlada la enfermedad aunque el paciente no tenga síntomas. Este último es el que, erróneamente, las mujeres embarazadas se ven tentadas a abandonar.

El asma afecta más a las mujeres

A nivel global, el asma afecta a 269 millones de personas, según los datos del Global Burden of Disease Study 2019 de la revista médica The Lancet. Este estudio refleja la mayor prevalencia entre las mujeres (136 millones). En España, 2,5 millones de personas sufren asma, con una prevalencia del 10% en niños y del 5% en adultos. De todos estos pacientes, el 52,3% no tiene bien controlada su enfermedad y el 3,9% tiene asma grave no controlado. 

Esto implica, según los expertos, que dos de cada tres muertes por asma podrían evitarse. Además, las cifras del Instituto Nacional de Estadística reflejan que, en 2017, fallecieron por asma 1.118 personas, de las que 922, más del 80%, fueron mujeres, en las que muchas veces la sintomatología del asma se confunde con catarros. A esto se suma una cuestión biológica: en 2017, un estudio internacional probó que las mujeres son más vulnerables al asma porque a los hombres les protege la testosterona, que consigue suprimir la creación de una célula inmunológica que desencadena el asma alérgico.

Sobre cómo afecta directamente el asma a las mujeres embarazadas, las cifras son claras: un 20% de ellas pueden tener ataques de asma importantes y un 6% necesitará un ingreso hospitalario por ataques graves de asma. Si la paciente sufre de asma grave, las probabilidades aumentan hasta el 50%. “Durante la gestación está documentado que hay mayores tasas de exacerbación del asma, probablemente por el insuficiente tratamiento de base”, explica Mar Fernández, alergóloga de la Unidad de Asma de Alta complejidad con grado de Excelencia del servicio de Neumología de la Fundación Jiménez Díaz, integrado en la red pública madrileña (Sermas).

Los riesgos del asma en el embarazo

En 2007, en Estados Unidos se llevó a cabo el mayor estudio sobre asma y embarazo por parte de la American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine, con la evaluación de 281.019 embarazos, 37.585 con asma y 243.434 sin asma. El resultado fue que, en los embarazos con asma, se daba una mayor incidencia de hiperémesis gravídica (los vómitos y nauseas durante el embarazo), abortos espontáneos, hemorragia pre- y postparto, anemia, depresión o parto por cesárea.

El riesgo para el feto, así como para las gestantes, también es mayor en los casos de embarazadas con asma, según han documentado diversos estudios. “El asma mal tratada tiene consecuencias tanto para la madre, con aumento de la frecuencia de preeclampsia y tensión alta, como para el feto, con el aumento de riesgo de aborto, parto prematuro, bajo peso al nacer”, nos explica la Dra. Mar Fernández Nieto.

La importancia del tratamiento en el embarazo

Todos estos datos corroboran la importancia del manejo adecuado del asma durante el embarazo y de la necesidad de establecer un tratamiento personalizado, sin intentar reducir o eliminar la medicación por temor a efectos secundarios sobre el feto. En muchos casos, el empeoramiento del asma durante el embarazo se debe al absoluto abandono del tratamiento, especialmente de inhibidores, por parte del paciente, con la creencia errónea de que cuantas menos medicinas se tomen, mejor es para el bebé.

Con el asma, ocurre igual que con cualquier enfermedad crónica localizada en mujeres embarazadas, como por ejemplo la hipertensión arterial, hipotiroidismo, o la diabetes. Se debe preguntar al especialista sobre supuestas modificaciones en el tratamiento, pero nunca abandonarlo motu proprio.

En cualquier caso, es natural que las embarazadas se pregunten si los tratamientos para el asma son seguros durante la gestación. Todos los fármacos que se utilizan contra el asma atraviesan la placenta, pero no hay ninguna prueba de que causen alteraciones en el feto. Y, en cualquier caso, como hemos visto, siempre hay que tener en cuenta los beneficios de mantener la salud de la embarazada superan a cualquier posible riesgo. Unos beneficios que llegan hasta el último día del embarazo, con el momento crítico de dar a luz. “El parto es un trabajo, y como ejercicio que es, requiere de una función respiratoria adecuada para llevarlo a cabo. No hay que comprometer el nacimiento del bebé; es por ello que deben seguirse los tratamientos inhalados hasta el último momento”, nos explica la doctora de la Fundación Jiménez Díaz.

El tratamiento con inhaladores

En la actualidad, existe una guía de seguridad sobre uso de fármacos en embarazadas elaborado por la Food and Drug Administration estadounidense, y que se basa en si hay o no estudios de esos fármacos con pacientes gestantes, aunque se prevé su sustitución por recomendaciones más amplias centradas en cada medicamento. Esta guía establece una categoría B en la que no se incluyen los medicamentos de los que no hay evidencias de riesgo en humanos y en la que están incluidos la mayoría de tratamientos inhalados con corticoesteroides o combinaciones.

Doctora Mar Fernández Nieto, Especialista de Alergia de la Unidad de Asma de Alta complejidad con grado de Excelencia del servicio de Neumología de la Fundación Jiménez Díaz
 

Existe una categoría C que incluye a medicamentos de los que hay estudios en reproducción animal que han mostrado algún efecto adverso sobre el feto o de los que no se ha podido demostrar su inocuidad. Aquí es donde se incluyen los corticoesteroides orales como la prednisona y el salbutamol, que son los que se utilizan en embarazadas que no están siguiendo adecuadamente el uso de sus inhaladores. De ahí la importancia de no abandonar los tratamientos inhalados, presentes en la categoría B, para evitar tener que recurrir después a los medicamentos de la categoría C.

“Los corticoesteroides orales sólo se reservan en el asma para las exacerbaciones graves, nunca es el tratamiento de base del asma ni en niños, ni en adultos, ni en embarazadas”, explica la doctora Fernández. “Los corticoesteroides orales durante el embarazo pueden afectar al crecimiento del feto y provocar hiperglucemias e hipertensión en la madre. El tratamiento debe ser siempre con inhaladores”, subraya la experta.

Unidades de Asma y planes personalizados

Uno de los factores más relevantes para el correcto manejo del asma durante el embarazo es el enfoque multidisciplinar de la enfermedad y de su situación en las gestantes. Para ello, los expertos insisten en que los médicos de Atención Primaria, los equipos de Ginecología, las matronas y pediatras tengan formación en las guías de actuación en el asma y que entre ellos haya comunicación y consultas para el tratamiento óptimo de la paciente.

En este sentido, destaca la creación de Consultas Monográficas de Asma y Embarazo que empiezan a surgir dentro de las Unidades de Asma como la que se ha establecido en el Hospital Fundación Jiménez Díaz. “Hay evidencia científica que demuestra que las consultas especializadas como las de asma y el embarazo, mejoran el cumplimiento terapéutico del asma, así como su control”, explica Fernández. 

“En estas consultas se siguen los protocolos y pruebas más innovadoras que se proponen desde todas las guías de actuación en el asma, se mantiene un contacto directo con los obstetras, y además no existe lista de espera y están ya operativas”, explica la experta, que subraya la importancia de que todos los pacientes de asma, y por supuesto las madres gestantes, reciban “planes personalizados para el tratamiento del asma” como se hace en esta Unidad de Asma.