Esta semana se ha conmemorado el Día Mundial del Asma, una enfermedad crónica que se caracteriza por la inflamación y obstrucción de los bronquios y que sufren en España alrededor de tres millones de personas.

Una duda frecuente entre estos pacientes es si pueden o no practicar deporte con normalidad. En este sentido hay que saber que el ejercicio físico no está contraindicado, ni en niños ni en adultos, aunque sí es importante que el asma esté controlado y bajo tratamiento de un especialista.

“El deporte con moderación es un indicador de buena salud”, recuerda la Dra. Mar Fernández-Nieto, alergóloga del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

De hecho, narra, es frecuente que en consulta, cuando se le informa al paciente de un diagnóstico de asma, este se sorprenda porque hace deporte sin problema alguno. Sin embargo, “esto no excluye que sufra esta patología”, precisa, subrayando que “hay deportistas olímpicos medallistas que padecen esta enfermedad.

No obstante, el esfuerzo físico en general puede ser un desencadenante del asma, e, incluso, hay algunos tipos que solo se desarrollan con el ejercicio.

Síntomas

Los síntomas más frecuentes de esta enfermedad incluyen tos, fatiga o sibilancias (pitidos en el pecho). Sobre todo, “afectan a pacientes que no están controlados o que están insuficientemente tratados”, precisa la Dra. Fernández-Nieto.

Pero, ¿cómo evaluar si el asma está inducida por el ejercicio? Para ello se emplea el denominado Test de hiperventilación eucápnica, una técnica consistente en reproducir la hiperventilación que se produce durante el esfuerzo. “Este sistema permite evaluar en qué momento se puede producir una caída de la capacidad pulmonar durante el ejercicio”, indica esta especialista.

Situaciones de riesgo

Existen circunstancias que aumentan el riesgo de desencadenar el asma por el ejercicio. Una de ellas es “que la patología esté mal controlada o que el tratamiento sea insuficiente”, advierte esta alergóloga. En estos casos conviene evitar la realización de esfuerzo físico hasta que el especialista así lo indique.

Del mismo modo, si un paciente asmático presenta una infección respiratoria puede aumentar la posibilidad de que sufra un ataque de asma si practica deporte.

Las condiciones de contaminación atmosférica desfavorables también son un factor a tener en cuenta, por lo que quienes sufran esta patología han de evitar realizar ejercicio en el exterior cuando los niveles no son los adecuados.

Lo mismo ocurre con quienes presentan asma por pólenes, que no deben hacer deporte en lugares próximos a parques o campos.

Tratamientos

En lo que respecta a los tratamientos, existen algunos específicos para al asma que se desencadena con el esfuerzo físico, que “están encaminados a inhibir la producción de determinados mediadores celulares que producen la broncoconstricción, el cierre de los bronquios”, explica la Dra. Fernández-Nieto.

En este sentido hay que tener en cuenta que si el paciente está federado y compite hay ocasiones en las que puede estar sometido a análisis antidoping, por lo que resulta fundamental que cuenten con los informes pertinentes de sus médicos en los que figure la medicación, la dosis y el porqué de la necesidad del tratamiento.

Lo mismo ocurre con pacientes que están opositando en procesos que incluyen pruebas físicas. En estos casos también tienen que documentar mediante un informe de sus especialistas por qué y para qué toman su medicación.