Una amplia mayoría de quienes utilizan productos sin combustión en España —como cigarrillos electrónicos, tabaco calentado o bolsitas de nicotina— ha dejado de fumar tabaco tradicional. El 78% de los usuarios de estas nuevas categorías ya no consumen cigarrillos de combustión, lo que apunta a que estos productos están actuando como una vía de salida del tabaquismo, y no como una puerta de entrada, como suele sostener el discurso oficial. Es una de las principales conclusiones del estudio “Alternativas al tabaco convencional: percepción de los usuarios y opinión sobre la nueva regulación”, realizado por 40dB. La encuesta está basada en una muestra de casi 3.000 personas, incluyendo tanto población general como fumadores y usuarios de productos sin combustión.
Según subrayó Belén Barreiro, CEO y fundadora de 40dB, los resultados dibujan un panorama claro: la sociedad no respalda las políticas más restrictivas sobre productos de riesgo reducido, y reclama más información basada en la evidencia científica. La encuesta revela que el 84,4% de la ciudadanía considera que el Ministerio de Sanidad debería priorizar la atención primaria y la salud mental antes que endurecer la regulación de estos productos de riesgo reducido.
Una amplia mayoría de la población española considera que el Ministerio de Sanidad está equivocando sus prioridades al endurecer la ley del tabaco. Según el informe presentado por 40dB, el 84,4% de los ciudadanos cree que el Gobierno debería centrarse antes en reforzar la atención primaria y los recursos de salud mental que en aprobar nuevas restricciones sobre productos como el vapeo, el tabaco calentado o las bolsas de nicotina.
Vapeadores con sabores: entre la fidelidad y el contrabando
Uno de los puntos más polémicos del real decreto planteado por el Ministerio de Sanidad es la prohibición de los sabores en los líquidos para vapeo. Según el estudio, esta medida tendría un impacto limitado en el abandono del hábito: solo un tercio de los usuarios dejaría de vapear si se prohibieran los aromas, mientras que un 45,3% seguiría haciéndolo, y uno de cada cinco (18,4%) lo haría recurriendo al contrabando para adquirir líquidos saborizados en otros países o canales no regulados. Además, un 10% afirma que volvería a fumar más tabaco de combustión.
El uso de sabores distintos al tabaco está muy extendido entre los usuarios de cigarrillos electrónicos: siete de cada diez prefieren los líquidos con sabores afrutados, dulces o mentolados, frente a solo un 12% que elige el sabor tradicional.
Bolsas de nicotina: el 60% rechaza el límite de 0,99 miligramos
Otra medida que genera fuerte rechazo es la limitación de la nicotina a 0,99 miligramos por bolsa, tal y como establece la futura regulación. Según el informe, esta restricción no solo podría ser ineficaz, sino contraproducente: un 30% de los usuarios recurriría al mercado ilegal y otro 30% aumentaría su consumo de tabaco de combustión. Solo un 11% dejaría de consumir las bolsitas y tampoco volvería al tabaco tradicional.
Las cifras muestran que los enfoques prohibicionistas podrían empujar a los usuarios hacia alternativas más nocivas, generando efectos contrarios a los deseados por la regulación.
Desinformación y falta de pedagogía
Una de las principales conclusiones del estudio es la gran falta de información entre la población sobre los productos de riesgo reducido. Solo el 60,5% de los españoles ha oído hablar del vapeo con nicotina, y el conocimiento sobre tabaco calentado o bolsitas de nicotina es aún menor. Más preocupante aún es que el 9% no sabe si estos productos son más o menos dañinos que el tabaco de combustión, y un 14% dice no tener claro su impacto en la salud.
El problema se agrava entre las mujeres, donde el 60% de las fumadoras o usuarias de productos sin combustión querría tener más información. En general, más de la mitad de los usuarios y el 63% de los fumadores consideran insuficiente la información actual sobre las nuevas categorías.
El 72% no considera prioritario regular el vapeo
A la hora de establecer prioridades para el Ministerio de Sanidad, la regulación del vapeo queda en el último lugar para el 72% de la ciudadanía. Las demandas sociales se centran en otros aspectos: reforzar la atención primaria (57,7%), mejorar la salud mental (14,5%) y fomentar hábitos saludables (13,4%) son, con diferencia, las áreas que más preocupan a la población.
Además, casi la mitad (44,9%) cree que cualquier cambio normativo debería hacerse en coordinación con la Unión Europea, mientras que solo tres de cada diez apoyan una regulación unilateral desde España.
Apoyo a la protección de menores y la información responsable
Pese al rechazo a las restricciones generalizadas, la ciudadanía sí apoya ampliamente algunas medidas. El 88,7% está a favor de prohibir el consumo a menores, y un 84,2% apoya permitir las nuevas categorías sin restricciones, pero informando adecuadamente sobre sus riesgos.
En ese sentido, el portavoz de Anesvap, Julio Ruades, reclamó durante el acto de presentación del estudio que los productos alternativos solo se vendan en tiendas especializadas, donde “nadie va a vender a un menor”. También lamentó la falta de una campaña pública de información: “Llevamos más de una década combatiendo bulos y desinformación. Pedimos al menos que el Gobierno no desinforme”, añadió.
Un modelo de regulación más científico y consensuado
Tanto consumidores como fumadores coinciden en que la regulación debería ser consensuada entre industria, administración, sociedad civil y consumidores adultos, y que esté basada en la evidencia científica. Las propuestas con mayor apoyo son las que protegen a los menores, incentivan la innovación que reduce riesgos y evitan que el contrabando crezca por falta de armonización normativa.