Los problemas de infertilidad son cada vez más frecuentes y, actualmente, una de cada seis parejas o, lo que es lo mismo, el 15%-20% de las parejas en edad reproductiva, tienen dificultades para tener descendencia. Diferentes estudios internacionales lo demuestran, así como los datos recogidos por la Sociedad Española de Fertilidad, la autoridad científica que aglutina a todas las clínicas de reproducción asistida del país y recopila datos clínicos.

Los expertos en este campo alertan de un descenso de la calidad del semen de los varones en España y de un incremento del 138% de las consultas por infertilidad masculina, ya que representan el 40% de los problemas. El origen está en la mujer en el 40% de los casos, mientras que el 20% restante es desconocido.

El semen ha ido perdiendo calidad con el paso de los años y, poco a poco, es cada vez peor. Así lo reveló un metaestudio publicado en 2017 y titulado ‘Human Reproduction Update’, en el que participó Jaime Mendiola, profesor de la Universidad de Murcia y uno de los grandes expertos españoles en este campo, y que ha atendido a las cuestiones de ElPlural.com. La calidad seminal se ha ido perdiendo a un ritmo de alrededor de un 2% al menos desde 1970. Desde entonces, se ha reducido la calidad en torno a un 52,4%.

Causas y factores de la pérdida de calidad seminal

Este problema se da sobre todo en los países desarrollados, en parte porque hay más datos. Los estilos de vida y los hábitos son los factores que tienen mayor repercusión sobre la calidad espermática. “La calidad del semen en sí es un biomarcador de la salud global de los hombres, ya que no es solo la capacidad que podemos tener para procrear, sino que la calidad seminal se ha visto relacionada con otros padecimientos”, advierte Jaime Mendiola, de ahí la importancia de tener hábitos de vida saludables.

“Los factores de riesgo determinantes vienen dados por los estilos de vida: tabaco, alcohol, alimentación, ejercicio físico… También tiene que ver la exposición a tóxicos y contaminantes”, explica. La alimentación es fundamental, se deben comer muchas frutas y verduras, evitar, en la medida de lo posible, la carne roja, el alcohol… En definitiva, hay que tener una dieta saludable y equilibrada.

No obstante, también hay diferencias en función del lugar en el que se viva. “Es más importante el código postal que el código genético”, bromea Mendiola, no sin tener la razón. “Importa mucho dónde se viva, si tenemos árboles, parques, zonas de recreo… o si estamos muy expuestos a la contaminación, como en las grandes ciudades”, detalla.

Asimismo, vivir en el campo muchas veces es un factor de riesgo. De ello ha dejado muestra la epidemióloga Shanna Swan, con quien Mendiola se doctoró en Estados Unidos, en estudios y libros como ‘Count Down’. En una investigación vio que había zonas rurales y campestres en las que los hombres tenían peor calidad del semen que los que vivían en ciudades y era debido a la exposición a herbicidas y plaguicidas.

No obstante, Mendiola quiere destacar la importancia que tienen las exposiciones prenatales, cuando estamos en el útero de nuestras madres, “una época muy importante y muy sensible”. “Se debe tener mucho cuidado durante todo el embarazo, pero especialmente durante el primer trimestre. Nada de alcohol, tabaquismo, evitar la exposición a plásticos tóxicos…”, especifica.

En España, Galicia y Andalucía son las comunidades con menores irregularidades en el esperma, con el 8,5% y 13,7% , respectivamente; mientras que Valencia, Barcelona y País Vasco, las regiones tradicionalmente industriales, son las que peores datos presentan (22,7% las dos primeras y 18,7% la tercera).

Repercusión directa en la salud

Prestar atención a los problemas de infertilidad masculina tiene especial interés al tener en cuenta que ello repercute en otras dolencias y suele ser señal de la existencia de otros problemas. La calidad seminal es un biomarcador universal de la salud de los hombres y su recuento disminuido estaría asociado con un mayor riesgo de morbilidad, con diabetes mellitus o enfermedades cardiovasculares; con alteraciones del sueño y el estrés psicológico; y con la menor autovaloración general de la salud y la esperanza de vida, según ha señalado el American College of Obstetricians and Gynecologist.

Mendiola quiere lanzar un mensaje optimista y esperanzador, asegurando que no tiene por qué ser una situación terminal. “Esperamos que concienciando a la gente para que lleve vidas más saludables y tenga en cuenta los efectos de la exposición a tóxicos y contaminantes frene esta tendencia”, expone, recordando también que los problemas de infertilidad no solamente vienen de estos aspectos, sino que interfieren otros factores, como el retraso de la edad en la que se tiene el primer hijo.

Las técnicas de reproducción asistida, como la inseminación artificial o la fecundación in vitro, desarrollan un papel determinante en relación a estos problemas y España es de los países en los que más tratamientos se hacen. “En función de cada problema se usan unas técnicas u otras, así como también se pueden dar vitaminas o informar de la importancia de cambiar los hábitos. El factor psicológico es determinante también”, dice Mendiola al respecto.