Gerard, de 17 años, tiene fibrosos quística pero su enfermedad no es un impedimento para el deporte ni para llevar una vida similar a la del resto de chavales de su edad. El portal social social Alma nos cuenta su historia. Practica fútbol, natación y, además, le gusta jugar a la play. Él y su familia forman parte de la Asociación Catalana de Fibrosis Quística, apoyada por la Obra Social ”la Caixa”, y son un ejemplo de superación.

“En lugar de pensar en por qué a mí, pienso en qué puedo hacer para llevarlo lo mejor posible, y en que hay mucha gente que igual está peor que yo”, asegura. Cada año nacen 5.000 niños con fibrosis quística. Es una enfermedad hereditaria y crónica que afecta a pulmones y otros órganos. La madre de Gerard, que es bióloga, se asustó al principio. “Pero al día siguiente me pregunté: ‘¿y si llega un día en que esta enfermedad deja de ser crónica? ¿Habré perdido toda mi vida, y la de mi hijo, agobiándome por un futuro que no conozco?’ Está bien llorar un día, pero al día siguiente la vida continúa”, comenta.

Y es que hay esperanza. El cribado neonatal permite la detección temprana de la enfermedad, crucial para empezar cuanto antes los tratamientos.  “Está demostrado que los pacientes con fibrosis quística que son capaces de hacer un poco de deporte tienen mayor esperanza de vida”, confirma el neumólogo de Gerard en el hospital Parc Taulí, Miguel García. El mensaje que transmiten a los padres es que sus hijos harán lo que hacen los demás niños. Y esa recomendación la sigue al pie de la letra Gerard.