Que los recortes en sanidad pública, en enseñanza pública y en prestaciones a los desempleados se van a llevar cabo, ya nadie lo duda, aunque muchos aún no parecen enterarse de sus secuelas; el estado del bienestar tiene los días contados, y los avances sociales propiciados por políticas socialistas  desde el año 1982 (primer gobierno de Felipe González) pronto serán historia. Pero cargarse la Ley de Dependencia a a tres días de las elecciones diciendo que “se hará lo que se pueda“, es una canallada, una ruindad, una infamia, una felonía, y demuestra que Rajoy es miserable, cobarde y mala persona.

La  Ley de Dependencia es posiblemente la ley más social, más de izquierdas y más solidaria de la era Zapatero, por cuanto beneficia a un sector marginado de la sociedad que padece incapacidades físicas o psíquicas que requieren en muchos casos la ayuda de una tercera persona y grandes sacrificios de sus familiares más cercanos, y carecen de recursos suficientes para afrontar las necesidades que requieren su atención. Los beneficiarios son personas que no protestan ni salen a la calle, ya que ni tan siquiera tienen tiempo ni fuerzas para hacerlo, por lo que Don Mariano pensará que el coste electoral será mínimo.

Pero quizás lo más lamentable es que muchos de los dependientes ya han votado por correo, porque sus limitaciones físicas les impiden incluso desplazarse para hacerlo en persona, y ya no tienen ahora opción ni tan siquiera a cambiar su voto. ¿También ha pensado en esto Don Mariano? Es muy posible, un canalla es capaz de hacerlo y  por derecho propio ya se ha hecho acreedor de tal calificativo incluso antes de ganar las elecciones.

Fernando de Silva es abogado y autor del blog SInLaVeniA