Y al final, el resultado ha sido que a la única corriente de opinión que existe dentro del partido, Izquierda Socialista, el candidato Pérez Rubalcaba la ha dejado fuera de las listas y, en consecuencia, fuera del futuro Parlamento. Los dos únicos diputados que hasta ahora tenía la corriente, José Antonio Pérez Tapias, diputado por Granada, y Juan Antonio Barrio de Penagos, diputado por Madrid, no están en las listas aprobadas.

Pero más allá del contenido simbólico de prescindir de Izquierda Socialista y más allá de prescindir de dos diputados solventes y, en algunas ocasiones graves, díscolos con las decisiones del Partido y del Gobierno, que bastante significativo es, más allá, digo, hay un hecho insólito: por primera vez el Comité Federal aprueba la lista por Madrid con la abstención de los representantes del PSM, o sea, del Partido Socialista de Madrid, incluido su secretario general, Tomás Gómez.

Abstención fácilmente explicable porque la lista no es la que el PSM aprobó por unanimidad hace unas semanas y en la que sí estaba presente Izquierda Socialista. O sea, que Madrid tendrá unos diputados no aprobados expresamente por el Partido en Madrid.

Quizá piensen en el Comité Federal que es mejor que esos Diputados díscolos y de izquierdas ocupen ese virtual escaño 351 que propuso en agosto el candidato Pérez Rubalcaba, que dice reivindicar las políticas de izquierda, pero deja a la izquierda del partido que le presenta fuera del Parlamento.

Él sabrá por qué lo hace y qué réditos electorales espera tener con ello, porque inevitablemente tendrá que responsabilizarse de los resultados que obtenga, buenos, malos o peores, pero desde luego no podrá sorprenderse de que en el Congreso del PSOE que tarde o temprano habrá de celebrarse, Izquierda Socialista no celebre su candidatura y le pida que escuche y explique ese hacer.

Jesus Pichel es profesor de filosofía