Por el momento los actuales dirigentes deben de saber que su tiempo se ha acabado, que no pueden perpetuarse en el control del partido, y que la renovación de personas y de ideas es imprescindible. No reconocerlo sería un grave error, sus consecuencias las pagarían las generaciones futuras, y la izquierda prolongaría en el tiempo su travesía del desierto. Ante todo sus “barones” “(nunca me gustó esa denominación) deben saber que ya no son nadie, que han fracasado estrepitosamente y que tienen que retirarse de la primera línea. Y es que hay cabecillas del PSOE, los de toda la vida, que se creen dueños del partido, y aún no se han dado cuenta que sin electores no son nada ni nadie.

El futuro del socialismo debe de partir de una premisa necesaria: identificar ética y política como un conjunto inseparable, y transmitir que el político es un ciudadano más, elegido temporalmente para un cargo público, al que se le debe exigir un plus de limpieza y transparencia en su forma de actuar, y está obligado a convertirse en un ejemplo a seguir. Mientras no consigamos que sea respetado por quienes lo han elegido, la regeneración democrática no se habrá producido. Una manzana podrida no se cura extrayendo el gusano, ya que la metástasis puede haber causado otros daños irreparables; ni siquiera se consigue fumigando el árbol del que procede. Es necesario plantar n nuevo árbol exento de toda contaminación, y dejarlo crecer para que dé frutos sanos. No existe otro camino.

En dos meses no se cambia todo, pero la nueva ejecutiva socialista que salga del Congreso debe saber que su única misión es permitir  la necesaria renovación. Es muy posible que el futuro candidato/a para las próximas elecciones generales, savia nueva, no sepa ni sospeche que pueda  llegar a serlo; ojalá sea así.

Por cierto si tu mente piensa en clave de izquierdas y te consideras un auténtico socialista, las ideas después vienen solas; solo es preciso poner en práctica lo que piensas, ser coherente con tus principios, y saber que tienes que defender los derechos de todos en plano de igualdad, sin olvidarse que los más débiles y marginados deben de constituir una prioridad.

Qué fácil es gobernar y qué difícil lo hacen los que no saben.

Fernando de Silva es abogado y autor del blog SInLaVeniA