La historia está llena de proyectos que no se llevaron a cabo, gobiernos que fracasaron, revoluciones fallidas, descubrimientos que se quedaron a las puertas de la culminación y que hicieron que durante siglos la humanidad siguiese en la ignorancia.
En el ámbito de la arquitectura son incontables los edificios que nunca se materializaron quedando en los planos un mundo que nunca llegó a existir. Por eso hoy, cuando se cumplen 285 años de la muerte del arquitecto Filippo Juvarra, nos ocupamos de uno de esos fastuosos proyectos que hubiesen cambiado la historia.

Filippo Juvarra el arquitecto que proyectó un palacio real que nunca existió

Filippo Juvarra el arquitecto que proyectó un palacio real que nunca existió.

Desde hace años, sobre todo desde que en Madrid ardió cierto rascacielos de oficinas, hay quien ha intentado buscar similitudes y conspiraciones con el incendio que en la Navidad de 1734 devoró el antiguo Alcázar de Madrid.
En contra de lo que se dice habitualmente, en absoluto era ese palacio un caserón medieval, ni estaba desvencijado, lo que sí parece más probable es que la camarilla de aduladores de la nueva monarquía borbónica tratase de desprestigiar el símbolo de los Austrias diciendo que era un edificio lóbrego, con fantasmas etc… Por el contrario, los planos e inventarios nos muestran un edificio verdaderamente espectacular.
En resumen: el desprestigio sumado al descontrol con el que se propagó el incendio (en el que gran culpa tuvo la torpeza de la administración de palacio) hizo que se sirviese en bandeja la teoría de la conspiración. El rey Felipe V, casi como un Nerón, disfrutando de las llamas.

Es absurdo pensar en Felipe V prendiendo fuego al Alcázar

Es absurdo pensar en Felipe V prendiendo fuego al Alcázar, entre otras cosas porque perdió una importante suma de dinero y en segundo porque el proyecto que se ideó luego no estaba pensado para el solar del viejo palacio.

Es en este punto de la historia cuando aparece nuestro protagonista de hoy, el siciliano Filippo Juvarra. Su característico apellido podría ser una italianización de Ibarra pero lo cierto es que cuando la corte de Felipe V recurre a él, el arquitecto es ya conocido en toda Europa.
En Italia triunfó con la dinastía Saboya para quienes proyectó edificios como el Palacio Real en Rívoli o la basílica de la Superga (cerca de Turin). Aunque también cosechó éxitos en Portugal donde construyó la iglesia patriarcal de Lisboa, amén de los viajes que hizo a Londres y Paris.
Aun así, Juvarra sabía que su obra maestra aún estaba por llegar, había intentado varias veces proyectar grandiosos palacios reales pero ni en Francia ni en Inglaterra había sido posible. Por ello cuando en 1734 el rey de España buscó un arquitecto megalómano con el que superar la fastuosidad de Versalles, se juntaron el hambre con las ganas de comer.
 

El mastodóntico proyecto de Juvarra sobrepasaba en mucho lo que hoy conocemos como Palacio Real
El mastodóntico proyecto de Juvarra sobrepasaba en mucho lo que hoy conocemos como Palacio Real. (Recreación del autor)

El proyecto de Juvarra (del que se conservan planos e incluso se hizo una maqueta) era de dimensiones desorbitadas: 1700 pies de fachada (casi medio kilómetro), más de 30 entradas, 23 patios, unas 2000 columnas… una auténtica barbaridad. El palacio en sí mismo contenía biblioteca, iglesia, teatro, secretarías, ministerios, salas de consejo… en definitiva toda una ciudad palaciega.
Obviamente el solar se quedaba pequeño, por lo que se pensó en los altos de San Bernardino, en el actual barrio de Arguelles. Surge por tanto la duda típica de estas arquitecturas utópicas ¿Por qué no se hizo este palacio?
Por dos razones claves: la desidia del rey y el crudo invierno madrileño. Juvarra que tenía entonces 58 años se quejaba de que el monarca faltaba a su palabra y que al no proporcionarle el carruaje que le había prometido tenía que visitar a pie las obras recorriendo las nevadas y embarradas calles de Madrid. Y a tal punto llegó la penuria que Juvarra acabó contrayendo tal pulmonía que acabó con él el 31 de enero de 1736.
Al final Juan Bautista Sachetti (discípulo de Juvarra) adaptó el proyecto al solar del antiguo Alcázar, creando el Palacio Real que conocemos hoy

Al final Juan Bautista Sachetti (discípulo de Juvarra) adaptó el proyecto al solar del antiguo Alcázar, creando el Palacio Real que conocemos hoy.