Hoy se cumplen 527 años de la expulsión de los judíos de España. Un episodio controvertido que divide opiniones entre los que lo ven como un hecho necesario a favor del catolicismo que vertebraba la política de entonces y los que lo aprecian como la ruina económica del país y que por ende justificaría la mala fama de los Reyes Católicos.

Expulsión de los judíos de España

La expulsión de los judíos de 1492 no fue la única en Europa, de hecho, en los distintos reinos cristianos de la península e incluso en la España visigótica ya hubo persecuciones a esta comunidad


Dentro de la comunidad judía también hay opiniones diversas pero lógicamente prima la visión más trágica a la que se añaden vínculos no demasiado probados como la coincidencia en la fecha de la expulsión de Sefarad y la de la destrucción del Templo de Jerusalén siglos antes.

En cualquier caso y más allá de unos y otros sentimientos es innegable que una decisión político-religiosa como aquella tuvo sus consecuencias.

Hay quien dice que como los judíos eran prestamistas y banqueros su expulsión supuso la ruina económica del imperio español, etc. argumentos no muy sólidos pues, aunque a muchos endeudados les vino de perlas la expulsión de los judíos, realmente la expulsión no supuso la quiebra del país. Es más, durante siglos nuestro sistema bancario ha dado buenas de saber hundir el país sin ayuda de nadie.

La imagen de los judíos en España

La imagen de los judíos en España ha estado tergiversada tanto a favor como en contra. Desde especular con que eran banqueros todopoderosos hasta fabular crímenes y rituales macabros.

Por otro lado, el destierro de los judíos coincidió con el descubrimiento de América y en consecuencia una alteración brutal de la economía española a raíz del oro y la plata del Nuevo Mundo, que traídos a una nación incipiente supusieron unas consecuencias semejantes a las del premio gordo de la lotería en manos de un adolescente.

Entonces… además del drama humano que supuso la expulsión de los judíos, ¿qué perdió España? Cultura, y en consecuencia desarrollo científico que a postre haría a España perder fuerza política, económica y militar.

Parece insignificante que una comunidad minoritaria como los judíos abandone un país cuando este está en pleno apogeo (recordemos que por aquel entonces España se hizo con el reino de Granada y unas décadas después con el de Navarra). Ahora bien, si entre los expulsados va una mente brillante, la pérdida es sencillamente irreparable.

Los Reyes Católicos deberían haber aprendido la lección impartida por la historia un siglo antes. En 1391, las persecuciones anti judías hicieron huir de Mallorca aun aparente ciudadano más. Se llamaba Jaume Riba, a raíz de haberse convertido al cristianismo, pues su nombre original era Jehuda Cresques. Hijo de Cresques Abraham y principal representante de la escuela cartográfica de Mallorca, que trasladándose a Portugal supuso no poco impulso a las expediciones náuticas del rey luso Enrique el Navegante.

Atlas catalán o mapamundi de los Cresques
Atlas catalán o mapamundi de los Cresques es un buen ejemplo del poderío intelectual de los judíos españoles

En 1492 la historia se repitió pero esta vez en Salamanca, donde la familia Zacuto se vieron en una nueva tesitura, tras su expulsión de Francia en 1306 (por la que se habían establecido en Castilla) viéndose ahora abocados a marcharse de España, incluidos como es lógico el mayor representante del clan Abraham Zacuto eminente astrónomo y matemático de gran influencia en la universidad salmantina.
 
Los reyes Manuel I y Juan II de Portugal le recibieron con los brazos abiertos y hay quien ha visto la influencia de Zacuto en los viajes de Vasco de Gama, no obstante el conocimiento del mundo en la comunidad hebrea de aquel entonces era bastante superior al de muchos países dado que la diáspora favoreció el contacto entre las comunidades más lejanas que uno pueda imaginar (baste recordar el caso de Benjamín de Tudela).
 
Así podríamos mencionar al médico y economista Yehudá León Abravanel que marchó a Génova y otros tantos sefarditas que acabaron en tierras del turco, donde se cuenta que el sultán Solimán I se percató del capital humano que estaba ganando diciendo la famosa frase “¿A éste le llamáis rey que empobrece sus estados para enriquecer los míos?". Pues eso… a ver si es que en realidad lo que nos lleva pasando durante siglos es que se expulsa a los inteligentes cuando los ignorantes están al mando.
 
Abraham Zacuto

Abraham Zacuto. Hoy la universidad de Salamanca honra su memoria dándole su nombre a una biblioteca