La historia de la Iglesia desde los primeros cristianos que vivían en comunidad, los padres del desierto, los movimientos de pobreza, las órdenes mendicantes del siglo XII y XIII, los franciscanos, las comunidades caritativas del XIX, la doctrina social católica bajo León XIII, los teólogos de la Liberación, los curas obreros, las comunidades de base, etc... mostraron que la austeridad debería ser el ejemplo de los representantes de Dios en la tierra. Este no es el caso precisamente del Obispo de Cádiz.

La Diócesis de Cádiz gozaba de tranquilidad y normalidad hasta que en 2011 se hizo cargo de ella el Obispo Rafael Zornoza, sustituyendo hasta el entonces titular Antonio Ceballos. En una provincia con el índice más alto de paro de España y cuyo anterior Obispo mostraba sensibilidad social y preocupación por las situaciones que produce la lacra del desempleo, el purpurado actual se está significando por ser la antítesis de lo social y situarse en las antípodas del mensaje evangélico, tanto en apoyo a los parados como en la austeridad que predicó Jesucristo.

Criterios de empresario ultraliberal


Zornoza dirige el obispado con criterios de duro empresario y tras de sí lleva toda una cadena de despidos y sanciones a empleados y trabajadores a su cargo. Despidos en su mayoría improcedentes o sanciones que luego pierde en los juzgados de lo laboral -aunque ya lleve más de veinte trabajadores en la calle- con lo que además del mal ejemplo cristiano que ello significa en una provincia castigada por el paro, ha provocado las críticas de miembros de la diócesis por gestionar el Obispado con criterios empresariales ultraliberales con los únicos objetivos de reducir plantilla y ahorrar costes.

Un ejemplo reciente ha sido el protagonizado por una empleada del área de administración con casi 20 años de antigüedad y que tras cambiarle arbitrariamente sus condiciones laborales y el puesto de trabajo, tras sus reclamaciones fue despedida y ahora el juzgado falla contra el Obispo que deberá de readmitirla. Se da la circunstancia de que el marido de esta mujer, chófer, del prelado y sindicalista de CCOO y UGT, fue sancionado por una supuesta falta grave que luego los tribunales mostraron falsa. Actualmente este trabajador está de baja laboral por crisis de ansiedad.


Provoca desahucios

Pero es que no llueve sobre mojado en esta forma de actuar antisocial del obispo. Como denunció ELPLURAL.COM, el Obispado de Cádiz bajo titularidad de Rafael Zornoza puso en la calle a seis mujeres y cuatro menores de entre 4 meses y 10 años, ubicados en una casa de acogida propiedad de la Iglesia. Se trató del "Nuevo Hogar Betania", un centro para personas sin hogar que, al no poder pagar el alquiler fueron conminados en un burofax del obispado a que entregasen las llaves de manera inmediata “se procedería a exigir la restitución de la posición del inmueble por la vía de la jurisdicción ordinaria”. Un desahucio en toda regla del Obispado al más puro ejemplo de los fondos buitres o bancos.


Parece mentira que sea este obispo quien quiera gestionar, con modos y maneras de ultraliberal capitalista la Diócesis basándose en criterios de ajuste de gastos y recortes presupuestarios cuando, él, precisamente, ha dado ejemplo de ser un buen aficionado a la gran vida y a rodearse de placeres mundanos.


Sueldazos para los amigos y trabajadores al paro


Las quejas de esta actitud del Obispo han llegado hasta el Vaticano en forma de cartas donde se critica el “afán recaudatorio” del Obispo y el intento de operaciones inmobiliarias para hacer caja. También cuestionan que mientras nombra a un amigo suyo como secretario de Cáritas diocesana con un sueldo “generoso”, los trabajadores sociales van a la cola del paro porque dice que no hay dinero.


Codicia inmobiliaria

En las cartas se avisaba de que parte de las propiedades del obispado están siendo adquiridas por fundaciones privadas del propio obispado para obviar el "riesgo" de que colectivos cristianos progresistas los reivindiquen para solucionar el problema de familias desahuciadas o se le cedan a inmigrantes.

También Zornoza fue tachado de obispo codicioso luego de conocerse sus intenciones de cerrar una modesta taberna arruinando a una sencilla familia que lo gestionaba desde hacía muchos años y que había invertido ahí todos sus ahorros, en favor de una operación inmobiliaria. 


Denuncian la “buena vida” del obispo 

En una de las cartas de denuncia al Papa, cristianos y algún cura de base trasladaron que a Zornosa le gusta comer bien y beber bien, viaja a los mejores destinos y es asiduo del afamado restaurante gaditano “El Faro”  donde en una ocasión que le invitaron a elegir el vino en una comida optó por un caldo de casi 200 euros. Tal es su afición a la buena mesa que “cuando va a las parroquias nunca quiere comer”.

También saltó a la triste fama de la notoriedad pública el purpurado gaditano por alejar de su parroquia, como una especie de castigo y destierro, a un cura demasiado alegre y abierto para lo que es soportable por Zornoza. El cura exiliado a la fuerza cometió el pecado de cantar sevillanas en Canal Sur o tocar la guitarra y ser un tipo alegre y abierto con la feligresía.


Una camarilla de 20 curas extranjeros y ultras


Desde ELPLURAL.COM se mostraron las acusaciones al purpurado de gestionar la Diócesis como si se tratara de una empresa de amigos, un “Camarilla de 20 curas extranjeros ultraconservadores”, dicen. Un grupito reducido y selectivo que ha fichado de fuera de Cádiz y que componen el núcleo duro que decide y gestiona. Una diócesis en definitiva donde mientras los trabajadores engrosan las filas del paro otros “viven como un Obispo”.